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Un restaurante | Foto: Flickr.com/Derek Blackadder (CC BY-SA 2.0 DEED)
Un restaurante | Foto: Flickr.com/Derek Blackadder (CC BY-SA 2.0 DEED)

Mujer rica salva al mesero que pagó la comida de ella y su papá hace 17 años cuando eran pobres - Historia del día

Mayra Pérez
27 may 2022
23:45

Una mujer rica y exitosa tiene la oportunidad de darle una nueva vida a un mesero después de que él les dio a ella y a su padre una cena gratis muchos años atrás.

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Julia Espinoza descubrió su vocación cuando visitó con su padre el mejor restaurante gourmet de su ciudad. Fue una ocasión extraordinaria por muchas razones. Era su decimotercer cumpleaños, y fue testigo de un gesto de amabilidad extraordinario, que recordaría toda su vida.

Ella nunca imaginó que llegaría un momento en que podría devolver tal generosidad, pero veinte años después, estaba lista para hacerlo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

El sueño de Julia era convertirse una gran chef, así que cuando tenía 20 años viajó a Francia para hacerlo realidad. Después de doce años, estaba entre las mejores, y fue entonces cuando regresó a su país.

Aceptó un trabajo en un importante restaurante, donde su reputación creció rápidamente como una de las chefs más creativas y habilidosas de esa ciudad. Pero quería regresar a su pueblo natal

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Su padre estaba envejeciendo y ella quería estar cerca de él, así que después ocho años, Julia aceptó otra oferta con muchos beneficios, esta vez para trabajar en el lugar donde nació.

De inmediato, hizo el largo viaje y visitó a su padre para contarle todo. “¡Estaré aquí para ti, papá!”, exclamó Julia.

Roberto Espinoza besó las manos de su hija con lágrimas en los ojos. “Estoy tan orgulloso de ti, mi niña”, dijo. “Después de todo lo que pasamos, ¿quién hubiera creído que te convertirías en la mejor chef del mundo?”

Al día siguiente, Julia se dirigió a la reunión en la que firmaría el contrato de sus sueños. El taxi la dejó en el nuevo restaurante, pero cuando salió del auto, vislumbró un toldo verde.

“¡Reconozco ese nombre!”, dijo Julia. “Ese lugar en la esquina…”.

El conductor suspiró. “Ese solía ser el mejor restaurante de la ciudad”, dijo. “Hace unos años murió el dueño y desde entonces ha ido cuesta abajo”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Julia le agradeció al conductor, pero en lugar de ir a su reunión, cruzó la calle hacia el establecimiento con el toldo verde gastado con las palabras “Fargonetti's”. Abrió la puerta de un empujón y los recuerdos regresaron a raudales.

La madre de Julia había fallecido cuando ella tenía solo 11 años y su padre había luchado para mantener a flote a la familia. Roberto había caído en una depresión. Perdió su trabajo como corrector de estilo y se vio obligado a trabajar por cuenta propia.

El dinero escaseaba, y a veces la cena consistía en ravioles enlatados o sopa de letras. Fue entonces cuando Julia comenzó a experimentar con las especias de su mamá para agregar sabor a sus escasas comidas.

Cuando cumplió trece años, su padre hizo una reserva en Fargonetti's, el mejor y más elegante restaurante de la capital. ¡Julia estaba encantada! Era muy consciente de que su padre había estado ahorrando durante meses para este regalo.

Padre e hija se sentaron a la mesa y Julia leyó el menú con entusiasmo. “¡No sé qué elegir!”, dijo con emoción. “¿Tú que vas a pedir, papi?”.

Su padre negó con la cabeza. “No tengo hambre, cariño, comí mucho en el desayuno”, dijo. “¡Pero pide lo que quieres! Hoy es tu día especial”.

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Cuando llegó el mesero para tomar nota, Julia dijo: “¡Quiero el Tournedos Dianne y la sopa de langosta!”.

“Muy buena elección, señorita”, dijo el camarero con solemnidad. Luego se volvió hacia Roberto. “¿Y usted que va a querer, señor?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

“Mi papá es muy tonto”, dijo Julia. “¡Ha estado ahorrando para que viniéramos a almorzar juntos por mi cumpleaños durante MESES y perdió el apetito por haber comido mucho en el desayuno!”.

El camarero le lanzó una rápida mirada a Roberto y vio que el hombre estaba incómodo. Inmediatamente, se dio cuenta de lo que estaba pasando. Tenía suficiente para el almuerzo de Julia, pero no para el suyo.

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El mesero, cuyo nombre era Carlos Bracho, fue donde el señor Fargonetti.

“Disculpe, señor”, dijo. “Llegaron niña y su padre. Él ha estado ahorrando durante meses para traerla aquí por su cumpleaños, pero no puede permitirse el lujo de pedir nada para él... ¿Le parecería bien si yo pago su almuerzo con mi salario de esta semana?”.

El señor Fargonetti negó con la cabeza. “No, eso está fuera de discusión. ¡El almuerzo corre por cuenta de la casa! ¡Ve con el chef y dile que quiero que coman lo que le sirvió al presidente la semana pasada, y que horneen un pastel de cumpleaños!”.

Padre e hija esperaron por mucho tiempo su comida. Estaban algo ansiosos cuando de pronto vieron venir a cinco camareros con una serie de platos gourmet y los pusieron en su mesa.

“El almuerzo corre por cuenta de la casa, con cortesía del señor Fargonetti”, dijo Carlos, guiñándole un ojo a Julia. “¡Buen provecho y feliz cumpleaños!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Fue una comida mágica, y apenas terminaron, el propio chef trajo un maravilloso pastel iluminado con velas. Padre e hija estaban en las nubes cuando salieron.

“Julia”, dijo su padre con una entonación feliz. “¡Tengo la sensación de que nuestra suerte va a cambiar!”.

¡Y así fue! Al día siguiente, uno de los viejos amigos de Roberto lo llamó y le ofreció trabajo en una nueva revista. Julia creía que Fargonetti's había hecho que todo sucediera. ¡Fue entonces cuando decidió convertirse en chef!

Veinte años después, el viejo restaurante se veía destartalado y triste, pero Julia reconoció al mesero de inmediato. “¿Carlos?”, preguntó encantada. “¿Carlos Bracho?”.

El hombre pareció sorprendido. “Sí, señora”, dijo. “¿Cómo puedo ayudarle?”.

“Hace veinte años vine aquí para mi decimotercer cumpleaños”, explicó Julia. “Hablaste con el dueño y nos regaló un almuerzo maravilloso. ¡Estoy muy feliz de tener la oportunidad de agradecerte!”.

Carlos sonrió. “¡Si, claro que lo recuerdo!”, dijo con una sonrisa sincera. “Lamentablemente, ya no somos tan populares como éramos. Verá, el señor Fargonetti falleció hace cinco años y me dejó el restaurante”.

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“Me hizo prometer que lo mantendría y lo intenté, pero... ¡No ha sido fácil! Nuestro chef se fue, y el reemplazo que contraté fue un desastre. Ahora mismo, soy el gerente, mesero y limpiador... No sé si podré mantener las puertas abiertas mucho más tiempo”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Julia miraba a Carlos y una idea brillante surgió en su mente. “Soy chef”, le dijo. “¡Y puedo cambiar a Fargonetti's! ¡Hagámoslo por el señor Fargonetti!”.

La boca de Carlos se abrió. “¿Eres una chef? ¿En serio?”.

“Sí”, dijo Julia. “Soy Julia Espinoza”.

“¡Eres famosa!”, exclamó Carlos. “¡No puedo pagarte!”.

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“No necesito que lo hagas”, dijo Julia. “¡Tengo dinero propio y voy a ayudarte!”.

Julia rechazó el lucrativo contrato que le habían ofrecido y se fue a trabajar a Fargonetti's. En un año, el antiguo restaurante logró resurgir de sus cenizas y tenía una larga lista de espera de clientes famosos.

Un día, Carlos se acercó a Julia con un sobre en las manos. “Julia”, dijo. “Le prometí al señor Fargonetti que nunca vendería el restaurante, pero no le prometí que no regalaría una parte”.

Carlos le entregó a Julia un documento que le otorgaba el 50 % de la propiedad de Fargonetti's, el restaurante que había cambiado su vida y ahora era su futuro.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Siempre que puedes, sé amable y generoso con tu prójimo. La amabilidad de Carlos con Julia y su padre se vio recompensada años después cuando ella acudió en su rescate.
  • Debemos criar a nuestros hijos con valores. Roberto se esforzó en criar a su hija con valores y ella se convirtió en un gran ser humano.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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