Toda la oficina se burla de la empleada nueva: al otro día se enteran de que tiene un nuevo cargo - Historia del día

Cuando Rita se unió a la empresa en un puesto de bajo perfil, fue humillada por sus compañeros de trabajo. Pero al día siguiente, ellos bajaron la cabeza avergonzados después de que su jefe anunciara su nuevo rol.

Bruno Ramírez siempre había tenido una buena vida. Ahora, era un empresario muy exitoso y creía firmemente que la base de un buen negocio comienza con los cimientos: sus empleados.

Él había logrado construir su imperio empresarial desde cero. Trabajó muy duro, y apenas tuvo la oportunidad, montó su propia compañía y se aseguraba de escoger bien al personal que contrataba.

Un día, sorprendió a todos con una nueva empleada a la que asignó un puesto de bajo perfil: “¡Buenos días a todos!”, exclamó con entusiasmo.

El personal entendió que tenía algunos anuncios importantes que hacer. Unos segundos más tarde, una joven tímida entró en la oficina y se paró cerca de él. Todos se miraron entre sí, murmurando sobre su identidad.

“Estoy impresionado con su trabajo, así que decidí sorprenderlos con una muestra de agradecimiento…”, anunció Bruno.

Los empleados dejaron de susurrar y el silencio reinó en el lugar. Anticiparon una bonificación y estaban encantados. En ese momento, presentó a la nueva empleada.

“¡Quiero que conozcan a Rita! Será la nueva Gerente de Felicidad”, dijo, señalando a la mujer, quien sonrió con timidez a todos.

La oficina estalló con risas. Los empleados comenzaron a hablar todos al mismo tiempo mientras miraban a Rita.

“La señorita Rita garantizará la felicidad en el lugar de trabajo a partir de hoy”, interrumpió Bruno. “Ella seguirá sus instrucciones y vigilará todo para que puedan trabajar sin problemas”.

Rita se quedó en silencio, observando a varios empleados que la miraban de pies a cabeza. Por sus reacciones, estaba claro que estaban disgustados. Bruno salió de la oficina para encontrarse con un cliente y le deseó suerte en su nuevo trabajo.

Los empleados eran expertos en su área y tenían mucha experiencia. Siempre competían por ascensos e incrementos globales. Entonces, cuando Rita se unió, decidieron desahogar sus frustraciones laborales con ella, ya que su puesto era de bajo perfil...

Después de que su jefe se fue, uno de los empleados se le acercó y le pidió que le trajera un café. Parecía grosero y exigente, pero ella sonrió ante su pedido y se fue a hacer su tarea.

“¡Qué asco! No pedí café frío... ¿Tienes problemas para escuchar?”, le gritó el empleado a cuando regresó con el pedido. Escupió el café al suelo y tiró la taza. “Tráeme un poco de café caliente, señora sorda”.

Rita se disculpó y de inmediato le sirvió una taza de café caliente. Luego limpió el piso y se aseguró de quitar las manchas.

“¿Rita? ¿Te importaría mover estos archivos de este escritorio?”, gritó otro empleado desde un escritorio distante.

Rita entregó sus tareas con precisión de reloj a pesar del estrés y las numerosas solicitudes que le hicieron sus compañeros. Pero los empleados no estaban contentos y querían ver más de ella corriendo con tareas tediosas.

“¡Por favor! ¿Es que no sabes que debes cerrar los grifos antes de salir del baño?”, le espetó una de las empleadas.

La mujer no tenía idea de lo que estaba pasando porque ni siquiera había usado el baño. Cerró los grifos y se disculpó con la furiosa compañera. Había sido una broma de mal gusto, y lamentablemente no fue la única que le hicieron.

La nueva empleada apenas tuvo un minuto para sí misma. En el momento en que se sentaba, alguien la llamaba para que hiciera otras tareas. Cuando faltaban pocas horas para finalizar el día, los empleados decidieron poner a prueba su paciencia al extremo.

“¿Puedes contestar esa maldita llamada?”, le gritó alguien, mientras ella limpiaba los contenedores en los cubículos. Ella se disculpó y le dijo que lo haría si el teléfono sonaba de nuevo. Respondió en tono formal, pero el chico se hizo el ofendido.

“¿Cómo te atreves a responderme? Eres una sirvienta de oficina que no sirve para nada”, le gritó. Ella eligió no reaccionar y siguió haciendo su trabajo. El hombre lo tomó como un insulto y se dirigió hacia ella. Pateó la canasta que sostenía Rita, esparciendo la basura por todas partes.

“¡Ahora, límpialo!”, dijo en tono de burla, mientras toda la oficina se echaba a reír.

Los empleados hicieron todo lo que pudieron y usaron a Rita como saco de boxeo para desatar sus frustraciones. Cuando regresaron a la oficina al día siguiente, asumieron que podrían seguir torturándola. Pero su jefe tenía otros planes, y serían demasiado dolorosos para todos los que habían humillado a Rita el día anterior...

“¡Buenos días a todos!”, saludó a sus empleados en la sala común. “Entonces, ¿qué le pareció su nueva Gerente de Felicidad, la señorita Rita?”.

La oficina resonó con risas. Los rostros de los empleados se iluminaron de alegría y algunos de ellos incluso compartieron sus opiniones.

“¡Ella es tan increíble! Necesitábamos a alguien como ella”, dijo un trabajador. Los demás aplaudieron, pero Bruno conocía sus verdaderas intenciones, ya que había visto todo en las cámaras de seguridad. Rita observaba todo en silencio.

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“Señorita Rita, ¿puede venir aquí?”, pidió Bruno. Los empleados observaron cómo Rita se acercaba al jefe. No tenían idea de lo que estaba pasando y la miraron fijamente.

“¡Ahora quiero pedirles que le den la bienvenida a su nueva Gerente, Rita!”, anunció, y los empleados quedaron impactados e incrédulos. “Ella será la nueva gerente de la compañía y se encargará de nuestras ocho sucursales en este estado”.

Bruno explicó que había puesto a Rita a propósito en un puesto de bajo perfil el día anterior para que tuviera una idea clara de quién era quién en su empresa.

“Tal vez ustedes habrían competido para ganarse la confianza de Rita si hubieran sabido que ella sería la gerente, ¿cierto?”, preguntó Bruno con sarcasmo.

Durante los siguientes dos minutos, nadie pronunció una palabra. Algunos de ellos recordaron las cosas desagradables que le habían hecho y dicho a Rita y se arrepintieron. Otros temían que los despidieran por lo groseros y ofensivos que habían sido con ella, lo cual iba en contra de la política de la empresa.

“¡Hola a todos! ¡Es tan bueno verlos hoy!”, exclamó Rita. Pero al ver esa sonrisa en su rostro, los empleados entendieron que estaban en serios problemas.

Bruno entregó las responsabilidades a Rita y se fue en un largo viaje de negocios. Ella asumió el control de la oficina y desde ese día el ambiente de trabajo fue muy diferente.

Un par de meses después, Rita presentó a una chica tímida a la empresa. “¡Hola a todos, conozcan a su nueva Gerente de Felicidad, María!”.

Esta vez, los empleados trataron a su nueva colega con respeto. Se dieron cuenta de su error y entendieron que ninguna persona debía ser despreciada solo porque su sueldo o su rango sea inferior.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Nunca menosprecies a alguien por su estatus laboral. Los empleados de Bruno despreciaron a Rita porque había sido contratada para un puesto de bajo perfil. Pensaron que ella sería su sirvienta y la humillaron solo por diversión.
• La forma en que tratas a tu prójimo es un reflejo de tus valores. Todas las personas merecen ser tratadas con respeto, independientemente de su personalidad, de sus ingresos, de su vestimenta o del trabajo que desempeñan.

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