Señora encuentra una carta escrita por su mejor amiga 46 años atrás y su esposo le prohíbe leerla - Historia del día
Una anciana se topa con una carta escrita por su mejor amiga 46 años atrás, pero se sorprende cuando su esposo intenta evitar que la lea.
Cristina Martin vivía junto a su esposo Alex en una hermosa casa que compraron después de retirarse de sus carreras. Su vida era un sueño; ella todavía tenía mucho que hacer y le encantaba mantenerse activa.
Su esposo, a diferencia de ella, prefería holgazanear en la casa, específicamente en su cueva de hombres donde hacía todo tipo de cosas.
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Se amaban mucho y estaban bastante felices con sus vidas. Llevaban casados 45 años, aunque sus primeros tiempos juntos no fueron para nada fáciles.
Muchos de los amigos que los conocían desde jóvenes solían decir que fueron las pruebas por las que pasaron juntos lo que los unieron aún más. La pareja debió soportar muchas cosas.
Sus padres estaban en contra de que se casaran por razones que Cristina y Alex no comprendían. Cuando cumplieron 18 años, se escaparon juntos de sus hogares y viajaron a otra ciudad donde se casaron y comenzaron a ganarse la vida.
Su matrimonio fue una pequeña celebración, pero se amaban genuinamente y era bastante evidente. Trabajaron duro para salir adelante, y aunque las cosas fueron difíciles para ellos, pusieron todo de su parte y se apoyaron mutuamente.
Trabajaron codo con codo, y rápidamente se hicieron un nombre. Se retiraron décadas más tarde cuando decidieron que habían ganado lo suficiente. No tuvieron hijos porque Cristina no podía, pero Alex estaba bien con eso. Solo quería estar con ella.
Todos los que los conocían deseaban tener una relación como la de ellos, y con razón. Pero, a pesar de todo eso, su paz se vio sacudida un día por un evento que casi lo arruinó todo.
Ese fatídico día, Cristina había decidido limpiar su ático. Mientras estaba totalmente abstraída en su tarea, se topó con un viejo bolso andrajoso.
“Esto no es mío”, pensó, examinándolo. “¿Podría ser de Alex? Debe ser”, concluyó. “Nunca tuve este tipo de bolso”.
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Estaba a punto de dejarlo a un lado cuando vislumbró una etiqueta adherida. Estaba un poco descolorida, pero Cristina pudo distinguir el nombre de la que había sido su mejor amiga: Julia Hurtado.
Cristina suspendió su limpieza y fue a ver a su esposo con el viejo bolso.
“¡Mira, Alex!”, gritó Cristina. “¡Es el bolso de Julia!”.
“¿Qué?”, preguntó Alex, que estaba quedándose dormido en el comedor.
“¿Te acuerdas de Julia?”, preguntó Cristina, “¿mi mejor amiga de la secundaria? El último día antes de irnos, cuando estaba en casa con mi familia, me vino a ver y se olvidó esto”.
“Ah, está bien”, dijo Alex, que pareció despertarse de golpe.
Miró con cariño el bolso y luego abrió la cremallera para ver si había algo dentro. Estaba vacío a excepción de una hoja de papel doblada en dos.
“Creo que es una carta de Julia”, comentó Cristina. “Dice: A mi hermana del alma. Ese es un apodo que me puso cuando prometimos cuidarnos”.
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Cuando oyó eso, Alex inmediatamente se puso de pie y trató de quitarle el papel. Ella fue más rápida, y le preguntó qué lo alteraba tanto.
“Solo quiero saber qué dice”, se excusó él, pero se notaba que estaba nervioso.
“Bueno, yo también, así que sé paciente y espera que lo lea”.
Entonces ella miró lo que había escrito en el sobre: “Asegúrate de leer esto, Cristina. Tienes que saberlo, es sobre Alex”.
Alex miró con desconfianza la carta después de que ella leyera eso, pero permaneció en silencio. Con manos temblorosas y un repentino nudo en la garganta, Cristina continuó leyendo la carta, esta vez en silencio.
“Hola Cristina, no me atrevía a decirte esto en persona, así que lo escribiré aquí. Alex te está engañando. Lo vi en un bar con otra chica. Lo vi abrazarla y besarla antes de que se fueran juntos”.
“Lo alcancé más tarde y le dije que te contaría todo, pero él comenzó a amenazarme. Te pido muy encarecidamente que no le digas que te dije esto y que no te vayas con él. Debes dejarlo lo antes posible”.
“¿Qué es esto Alex?”, preguntó Cristina, con la voz y las manos temblando.
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“¿Qué dice?”, preguntó, algo tenso.
“¿Tú me engañaste?”, preguntó Cristina, y sus ojos se llenaron rápidamente de lágrimas.
“Nunca lo hice”, dijo Alex, pero Cristina ya no escuchaba.
Ella simplemente agarró una chaqueta y salió de la casa.
“Cariño, te prometo que nunca hice eso, ¿a dónde vas?”, le preguntó, siguiéndola.
“Voy a dar un paseo y no, no estás invitado”, respondió ella mientras cerraba la puerta principal, dejándolo con la carta que encontró.
“Así que esta fue tu última apuesta”, murmuró. Después de leer la carta, Alex buscó a su esposa, pero no tuvo suerte. Finalmente, después de varias horas, llamó a la policía.
“Solo puede presentar un informe de persona desaparecida después de 48 horas, señor”, le explicaron.
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Cristina regresó a casa unas horas más tarde, pero era evidente que algo había cambiado en ella.
“¡Nunca más te acerques a mí!”, le dijo, pero él estaba preparado para eso. Sacó varias cartas escritas con la letra de Julia pero dirigidas a él.
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Una decía: “Nunca estarás con ella, solamente estarás conmigo y no me detendré hasta que lo haya logrado. Si es necesario, me desharé de ella, pero no dejaré que estén juntos”.
Ella no estaba dispuesta a creer que su mejor amiga pudiera haber escrito eso, por lo que abrió otra carta.
“Cristina no te merece”, decía. “Todo lo que hace es sentarse allí y verse bonita mientras tú corres por ella. Yo correría por ti y te adoraría. Estoy esperando en la tienda de regalos, por favor ven a buscarme”.
Con manos temblorosas, abrió la tercera.
“Si no la dejas, voy a hacer que Cristina te deje y eso no será difícil. Iniciaré rumores sobre nosotros dos y lo bien que lo pasamos en los clubes. No tendrás más remedio que aceptar lo que hay entre nosotros”.
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Por segunda vez ese día, Cristina se quedó atónita. No podía creer que su amiga hubiera estado dispuesta a hacerle eso. Abrazó a Alex y le pidió perdón por dudar de sus sinceros sentimientos y lealtad.
“¿Pero por qué no me lo dijiste? Y pensar que nunca sospeché de ella", dijo la mujer atónita.
“Solo quería que preservaras el recuerdo que tienes de ella”. Después de haber superado ese bache emocional, la pareja vivió felizmente el resto de sus vidas.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No siempre conoces bien a tus amigos. Cristina no tenía idea de que Julia pudiera haber hecho lo que hizo, y si Alex no hubiera guardado alguna evidencia para descartar sus afirmaciones intrigantes, podría haber significado el final de su unión.
- La comunicación es importante. Alex podría haber manejado mejor las cosas si le hubiera dicho a Cristina lo que estaba haciendo su amiga. Eso resalta la importancia de la verdadera comunicación para evitar malentendidos.
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