Tras la muerte de soldado, mamá enciende su celular y ve un mensaje de persona desconocida: "Estoy embarazada" - Historia del día

Una madre afligida se sorprende al descubrir un mensaje en el teléfono de su difunto hijo que dice: “Estoy embarazada”. Marca el número para averiguar qué está pasando y descubre algo impactante.

Christopher Herrera había perdido a su padre cuando era apenas un niño. Su madre, Carlota, lo había criado sola desde entonces y afortunadamente no les había faltado nada.

Su padre, Diego, había sido en exitoso hombre de negocios y los había dejado en una excelente posición económica y con una empresa en pleno funcionamiento. Carlota imaginaba que su hijo se pondría al frente en algún momento.

Pero Christopher tenía una vocación muy diferente. Él quería ser soldado y servir a su país. A los 23 años, se fue de casa para hacer sus sueños realidad. Su madre quedó desconsolada; lo extrañaba mucho y deseaba que regresara pronto.

Desafortunadamente, solo unos meses después, sus peores temores se hicieron realidad cuando escuchó el timbre una mañana. Al abrir la puerta, vio a dos soldados del Ejército con las pertenencias de Christopher y una bandera del país doblada, Cayó de rodillas, agobiada por el dolor.

Los días siguientes fueron una agonía para Carlota. No quería seguir viviendo. Después de todo, ¿para quién viviría ella? Tanto su hijo como su esposo la habían dejado.

Cada noche lloraba hasta quedarse dormida, sosteniendo una foto de su hijo y sin comprender cómo seguir con su vida. ¿Por qué la vida le había arrebatado a su hijo? ¡Debieron llevársela a ella!, se repetía una y otra vez.

Una noche, estaba sentada en la habitación de Christopher, revisando las cosas que los soldados le habían traído. “Chris”, susurró, mientras las lágrimas corrían por su rostro como una cascada. “¡Por favor, vuelve! ¡No quiero vivir así!”.

Al fondo de la caja, encontró el teléfono de su hijo. Trató de encenderlo, pero la batería estaba agotada, así que lo conectó al cargador antes de quedarse dormida.

A la mañana siguiente, lo primero que hizo fue intentar encenderlo y de inmediato entraron una gran cantidad de mensajes y notificaciones de llamadas perdidas de un contacto llamado “Amor”. Carlota estaba perpleja.

No pudo leer los mensajes, porque el equipo requería de una contraseña. Probó algunas combinaciones diferentes, pero no funcionaron. Como opción final, probó su fecha de nacimiento y se desbloqueó.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver que su hijo había usado su cumpleaños como contraseña. Limpiándose las lágrimas, hizo clic en un mensaje al azar, y lo que vio la impactó.

“¡Christopher, no te lo vas a creer! ¡Estoy embarazada!”, decía el mensaje y los ojos de Carlota se abrieron confundidos.

“¿Chris tenía una novia de la que yo no sabía? ¿Por qué no me lo dijo?”, se preguntó mientras revisaba los textos restantes uno por uno y se dio cuenta de que una mujer le había estado enviando mensajes de texto todos los días.

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Marcó el número para averiguar quién era esta mujer misteriosa en la vida de su hijo y, cuando respondieron su llamada, escuchó una voz femenina angustiada al otro lado de la línea.

“¡Christopher! ¡Oh, gracias a Dios que estás vivo! ¡Estaba aterrorizada de que te hubiera pasado algo malo! Por favor, prométeme que no volverás a desaparecer así…”.

Mientras la mujer hablaba sin pausa, el corazón de Carlota se encogía ante la noticia que debía darle. Después de una breve pausa y una inspiración profunda, finalmente habló.

“Lo siento, habla la madre de Christopher. Mi hijo…”, comenzó a decir con la voz entrecortada por las lágrimas. “Se ha ido. La base militar fue atacada, y él... él murió”.

“¿Qué? ¡No!...”. La mujer se echó a llorar. “No puede estar muerto. ¿Cómo pudo dejarme así? ¿Cómo pudo hacer eso?”. Ella no dejaba de llorar.

“Escucha, entiendo tu dolor. Yo no sé cómo seguir viviendo. Me gustaría saber quién eres y cómo conocías a mi hijo”, quiso saber la madre.

“Soy Emilia, señora Herrera”, respondió la mujer, todavía sollozando. “Era la novia de Christopher. ¡Dios mío! ¡Todavía no puedo creer que no vaya a regresar!”.

Emilia reveló que no tenía familia y que trabajaba como camarera en un bar local. Allí había conocido a Christopher y estuvieron saliendo durante algunos meses antes de que él se uniera al ejército.

Cuando se enteró de que estaba embarazada, llamó a Christopher para informarle, pero él nunca respondió a sus llamadas. Le dejó varios mensajes, pero no obtuvo respuesta.

Carlota se sintió terrible por la joven y la pequeña vida que crecía dentro de ella. El bebé era de Christopher; era una parte de su amado hijo que algún día podría abrazar y besar. Le preguntó a Emilia su dirección y le propuso reunirse.

La joven vivía sola en condiciones deplorables en una casita alquilada. La invitó a vivir con ella, pero Emilia dudó. Ante la insistencia de Carlota, finalmente cedió.

“Gracias, señora Herrera”, exclamó Emilia. “No ha sido fácil para mí vivir este embarazo sola. Cada vez me es más difícil trabajar y mi situación es muy precaria”.

“Es lo que quiero, que nos acompañemos y nos apoyemos. Mi casa es muy grande para mí sola; quiero que tú y el bebé estén bien y que sean felices”.

Carlota cuidó de Emilia, y cuando llegó el bebé, no perdió ni una sola oportunidad de derramar su amor sobre él y ser la mejor abuela. Además, le dio un trabajo a la joven madre en la firma de Diego para que pudiera mantener a su bebé.

Cuando tuvieron que decidir un nombre para el recién nacido, Carlota y Emilia no tuvieron dudas: lo llamaron Chris en memoria de su padre.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• La vida es compleja y a veces dolorosa, pero guarda sorpresas que hacen que valga la pena vivirla plenamente. Carlota había perdido a su esposo y a su hijo, y sentía que no quería seguir viviendo. Pronto supo que su nieto estaba por nacer y la vida volvió a tener sentido para ella.
• La muerte es parte de la vida, y debemos aceptarla y seguir adelante. Para Carlota y Emilia, la muerte de Christopher parecía más de lo que podían soportar. Pero juntas, encontraron como seguir adelante, apoyándose y cuidándose mutuamente.

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