Hombre deja a su familia a pesar de amarlos mucho: al otro día ve a su hijo en la puerta del hotel - Historia del día
Después de constantes peleas con su esposa, un hombre decide dejar a su familia a pesar de lo mucho que los ama. Al día siguiente, su hijo se presenta en el hotel para tratar de hacerlo cambiar de opinión.
Lucas era un trabajador corporativo que trabajaba día y noche para mantener a su familia. Creció en la pobreza, apenas comía lo básico para sobrevivir y compartía la ropa con sus hermanos.
Cuando estaba en la escuela secundaria tuvo que conseguir un trabajo de medio tiempo para ayudar a sus padres a pagar las cuentas.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Sabiendo lo difícil que era vivir sin dinero, juró que si alguna vez tenía una familia, se aseguraría de que no tuvieran que pasar por lo mismo. Y cuando se casó con una hermosa mujer llamada Lisa, trabajó el doble de tiempo para brindarle una vida cómoda.
Juntos tuvieron un hijo, Tomás, al que amaban profundamente. A los 7 años, el niño disfrutaba pasar tiempo con ellos. Sin embargo, la pareja quería que tuviera pasatiempos y amigos, por lo que lo llevaban a diversas actividades extracurriculares, como lecciones de piano y de baloncesto.
Para pagar las cuentas y las actividades de su esposa e hijo, Lucas apenas pasaba tiempo en casa. Trabajaba constantemente, e incluso cuando estaba en casa los fines de semana seguía trabajando.
Lisa estaba preocupada por eso, sentía que no era necesario que trabajara tanto: “Todo lo que necesitamos es suficiente dinero para cubrir nuestros gastos, cariño. No necesito todas estas joyas y ropa costosa”, le dijo a su esposo un día.
Lucas no lo creía y pensaba que Lisa solo lo decía porque podía comprar lo que quisiera. Eso llevó a discusiones constantes, ya que ella insistía en hacer que su esposo se diera cuenta de que el tiempo en familia era tan importante como su vida laboral.
“¿Sabes qué, Lucas? Si no quieres pasar tiempo conmigo, al menos pasa tiempo con el niño”, dijo Lisa una vez. “Está creciendo rápidamente y, antes de que te des cuenta, se irá a la universidad y te arrepentirás de no haber pasado tiempo con él”.
Al darse cuenta de que su esposa tenía razón, Lucas se esforzó en pasar más tiempo con Tomás. Hacían algunas actividades juntos, y eso hacía feliz al niño.
Un fin de semana, Lucas llevó a Tomás al garaje donde estaba reparando su auto. Le enseñó cosas básicas y le permitió hacer labores menores como apretar tornillos y limpiar manchas de grasa.
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Esa noche, la pareja tuvo una gran discusión. Lisa le preguntó por qué había pasado todo el día en el garaje cuando pudo haber llevado al niño a un parque de diversiones o al centro comercial para que pasaran tiempo de calidad juntos.
“¿Cuándo fue la última vez que planeaste un día con él? Hace años que no lo llevas a pasear y probablemente sea la única persona de su clase que no ha ido al nuevo parque de diversiones de la ciudad”. Lisa suspiró. “Podrías haber elegido reparar tu auto cualquier otro día. ¿Por qué tenía que ser en tu único día libre?”.
Lucas estaba harto de los reclamos de su esposa. Sentía que nunca hacía nada bien y no soportaba las constantes discusiones que tenían.
“Pero Tomás se divirtió mucho en el garaje. ¿Puedes dejarme hacer las cosas a mi manera? No sé qué es lo que quieres de mí. Si no paso tiempo con Tomás, te enojas. Si paso tiempo con él, también. ¡Nunca acierto!”, grito.
“¡Todo lo que queremos es pasar tiempo de calidad contigo!”, respondió Lisa. “No necesitamos tu dinero. ¡Te necesitamos a TI!”, dijo llorando.
Él negó con la cabeza. “¡Es el mismo argumento, una y otra vez, Lisa! ¡Ya tuve suficiente! ¡Me voy!”, exclamó. “Me voy de viaje de negocios mañana. Después de eso, no regresaré a casa. Buscaré otro lugar para quedarme”.
“Pero no te preocupes, todo el dinero que gane seguirá siendo para ti y nuestro hijo”, dijo. Preparó una pequeña maleta y se marchó a un hotel esa misma noche.
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Al día siguiente, Lucas se estaba preparando para dejar la habitación, cuando se encontró con Tomás en el vestíbulo. Tenía aspecto preocupado. Tan pronto como el niño vio a su papá, gritó: “¡Papá! ¡Papá! ¡No puedes ir al viaje de negocios!”.
Lucas caminó hacia su hijo, sorprendido de verlo allí. Inmediatamente, se dio cuenta de que algo había sucedido. “¿Cómo llegó al hotel?”, se preguntó Lucas. No pudo evitar sentir un dolor en el pecho. “¿Qué ocurre?”, le preguntó a su hijo.
“¡Olvidé apretar la rueda dentada! El auto no es seguro. Quiero apretarla para que no te pase nada mientras conduces”, explicó el niño.
Entonces Lisa salió de la esquina y comenzó a hablar. “Lo traje aquí porque estoy preocupada por mi esposo... no importa lo necio que sea”, dijo con una sonrisa.
Ambos sabían que el engranaje no afectaría el funcionamiento del automóvil. Sin embargo, ella aprovechó la oportunidad para intentar hacer cambiar la opinión de su marido.
“El dinero no es nada sin una familia con quien disfrutarlo, Lucas”, le dijo Lisa a su esposo. “No necesitamos joyas, juguetes y ropa caros. Queremos que nuestra familia esté completa y queremos hacer grandes recuerdos juntos. No nos dejes, por favor. Te necesitamos”.
Finalmente, Lucas se dio cuenta de lo que su esposa había intentado decirle. A Lisa nunca le preocupó el dinero, sino el hecho de que su esposo era un esclavo del trabajo.
En el último momento, Lucas decidió cancelar el viaje de negocios. Solicitó una licencia de vacaciones extendida por primera vez en años y llevó a su esposa y a su hijo al parque de diversiones, donde disfrutaron de un día lleno de emociones, juntos como familia.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- El tiempo en familia debe ser una prioridad. Los niños crecen con rapidez y es fundamental pasar tiempo con ellos antes de que empiecen a tener su propia vida. Siempre debemos priorizar a la familia.
- La familia es un tesoro irremplazable. Las prioridades de Lucas estaban distorsionadas luego de haber tenido una infancia difícil. Pero su obsesión por el trabajo casi lo llevó a perder a su familia para siempre. Finalmente, se dio cuenta de que las posesiones materiales y el dinero no significan nada si no hay una familia con quien disfrutarlo.
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Este relato está inspirado en la historia de un lector y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.