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Una casa | Foto: Shutterstock
Una casa | Foto: Shutterstock

Hombre compra la casa de su padre a sus hermanos: ellos se molestan con él cuando halla $300.000 allí - Historia del día

Guadalupe Campos
23 may 2022
01:05

A los hermanos del hombre no les gustaba la casa que su padre les había dejado como herencia. Así que cuando él se ofreció a comprarles sus partes, accedieron. Pero un día, lo lamentaron y se apresuraron a reunirse con él después de que accidentalmente encontró una rara reliquia familiar en la casa.

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En su infancia, Adán no tuvo una buena relación con sus hermanos mayores. A menudo lo acosaban sin razón aparente y se burlaban de él. La única persona que se ponía de su lado era su padre.

El Sr. Pereyra eventualmente envió a Adán a una universidad lejana para que pudiera aprender a moldearse a sí mismo y ser una persona más valiente.

"Tienes que hacerte valer por ti mismo, hijo… No siempre puedo hacerlo por ti," a menudo aconsejaba a Adán.

Desde ese día, Adán casi nunca volvía a su ciudad natal, aunque mantuvo una buena relación con sus padres. Fue al funeral de su madre y pudo ver cómo había transformado la que había sido su habitación de infancia en una bella sala de lectura llena de libros y plantas.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"¡Qué hermoso!", dijo. El padre, mientras tanto, rogó a sus tres hijos que lo visitaran más a menudo. "No se olviden de que su padre todavía vive", les recordó. Tras el funeral, los tres se marcharon.

Como era de esperar, David y Tobías nunca lo visitaron. A veces, ni siquiera contestaban sus llamadas y lo desviaban a su buzón de voz.

Mientras tanto, Adán visitaba a menudo a su padre y se aseguraba de que nunca se sintiera excluido. Solía llevarle regalitos de cada uno de sus viajes, y llevar a sus niños de visita.

Aunque Adán insistía en que su padre se mudara con él y su esposa a la ciudad, el anciano se negaba. "Esta casa no es de ladrillo ni de hormigón... es una morada de mis recuerdos... se hace eco de nuestros buenos y malos tiempos", decía el padre.

Así que cuando el anciano habló del destino de su casa después de su fallecimiento, Adán prometió que la conservaría. "Esta sería la casa de fin de semana de mis hijos... ¡Para vacaciones, supongo!", aseguró Adán.

Pero el destino tenía otros planes...

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Adán se fue a la ciudad, y varias semanas más tarde, sonó su teléfono. Después de recogerlo, lo dejó caer al suelo y se desplomó en el sofá con la cara enterrada en sus manos. "Descansa en paz, papá… descansa en paz," sollozó.

Adán y sus hermanos se encontraron después del funeral. Él pronto se dio cuenta de que lo único que les interesaba conversar era el testamento.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"Si conseguimos esta casa, conozco a un agente inmobiliario que puede encontrarnos un buen comprador para deshacerse de esta antigualla", dijo David a Tobías.

Al día siguiente, los hermanos se reunieron en la oficina del abogado y se enteraron de que su padre había dado la casa a sus hijos, dividida en tres partes iguales entre ellos.

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"La compraré", dijo Adán cuando sus hermanos hablaron unánimemente sobre la venta de la casa. "Compraré sus partes al precio del mercado, y será todo más rápido para ustedes".

David y Tobías no tenían idea de por qué Adán quería la vieja casona, pero como el dinero rápido les venía bien, estuvieron de acuerdo.

Después de algunas formalidades, Adán consiguió tener la casa a su nombre. Dejó a los niños con su esposa y se fue un fin de semana hasta el lugar para clasificar y empacar aquellas pertenencias de su padre que donarían a caridad. Se le hizo tarde, y decidió pasar la noche ahí.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

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Hacía frío, así que pensó que podía prender la vieja chimenea. Juntó madera y la encendió. El humo brotó a través de la chimenea, y un viejo nido de pájaros cayó en las cenizas. Con él, cayó también una antigua reliquia.

"¿Qué...? Oh, Dios", murmuró Adán, revolviendo con un palito la basura. Allí, cubierto de hollín, había un anillo de oro deslumbrante con una gran gema.

"Este debe ser el anillo perdido de la abuela", se dijo. Había oído hablar de él.

Al día siguiente, corrió a una joyería para averiguar el valor de la pieza. Se quedó boquiabierto cuando el dueño de la tienda reveló el número:

"Podría ser más, pero en promedio, ¡debe ser alrededor de $300.000!", reveló el joyero.

Adán estaba atónito. Tomó el anillo y condujo de regreso a la casa de su padre. Eventualmente, la noticia del descubrimiento de la costosa reliquia llegó a los oídos de sus hermanos.

"¿Podemos ver el anillo?", preguntó Tobías a Adán durante una visita sorpresa a casa.

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"¿Por qué sólo verlo cuando podemos legítimamente tenerlo?", intervino David mientras Adán observaba en silencio.

Después de escuchar a sus hermanos presumir de cómo el anillo les pertenecía desde que fue encontrado en la casa, Adán se alejó y regresó con una carpeta en la mano.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

"¡Miren, hermanos! Esta casa ahora me pertenece ya que ya me han vendido sus partes en ella", explicó. "¡Y todo lo que está alrededor, debajo y encima de este techo ahora me pertenece solo a mí!"

David y Tobías hicieron una mueca. Se sentaron en silencio durante algún tiempo y luego salieron furiosos.

Adán no volvió a oír de ellos. Por las dudas, puso la joya en una bóveda bancaria, a salvo de las manos ambiciosas de los otros.

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Aprende a respetar a tus mayores porque podría recompensarte en el futuro. De los tres hijos, solo Adán mantuvo contacto con su padre y se quedó con él hasta su último aliento.
  • Después de que su padre murió, compró la parte de sus hermanos de su casa para poder cumplir la promesa que le había hecho. Debido a su buena obra, Adán encontró una reliquia perdida hace mucho tiempo como recompensa.
  • Nunca seas codicioso, ya que podría llevarte a perder más. Los hermanos de Adán vendieron sus acciones de la casa porque querían dinero y despreciaron la vieja casa. Pero lo envidiaron cuando supieron del valor del anillo encontrado.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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