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Una niña caminando sola por el campo | Foto: Shutterstock
Una niña caminando sola por el campo | Foto: Shutterstock

Mujer sigue a niña de 5 años que se lleva las sobras del mercado todos los días - Historia del día

Guadalupe Campos
28 jun 2022
22:00

La dueña de una tienda de comestibles sospechó algo raro cuando notó a una nena bien vestida que iba todos los días a su tienda para recoger las sobras. Decidió seguirla. Lo que descubrió le rompió el corazón.

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Kimberly Amaya estaba ocupada reponiendo su tienda de comestibles una mañana cuando su mirada se dirigió a una niña por primera vez. Todos los días, ella llegaba allí a la misma hora, a recoger las sobras de la sección de caridad fuera de la tienda.

Había un contenedor donde la gente con frecuencia dejaba paquetes de comida para las personas sin hogar: ella llenaba una bolsa grande y se marchaba casi huyendo del lugar.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

La comerciante pensó que la chica iría con alguien más, pero pronto se dio cuenta de que estaba sola. Para más, era una niñita de cinco años que parecía demasiado bien vestida para estar comiendo sobras. Así que decidió acercarse a ella un día.

"Hola, querida, yo me llamo Kimberly. Veo que vienes a menudo. ¿Cómo te llamas?".

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La niña parecía aterrorizada. Entonces ella preguntó: "¿Puedo tomar algo de comida de aquí? Por favor".

"Por supuesto que puedes, cariño. Solo..." Antes de que Kimberly pudiera terminar su frase, la niña se alejó de ella y comenzó a llenar su bolso.

Kimberly suspiró. "Sabes que si necesitas ayuda, yo podría ayudarte. ¿Estás sola en casa? ¿Tus papis están bien?".

La niña la ignoró e hizo como si no la hubiera escuchado. "Perdón, me voy", dijo, y corrió con su bolsa de víveres.

Kimberly tenía la inquietante sensación de que algo no estaba bien, así que al día siguiente, esperó a que llegara la pequeña.

La vio llegar, y esperó a que terminara de recoger la comida. Cuando la vio irse, le pidió al gerente de su tienda que cuidara del negocio y siguió en silencio a la niña en su coche a una distancia segura para que no se diera cuenta.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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La vio paseando alegremente por las calles, balanceando la bolsa de comida. Finalmente dobló en un callejón.

La mujer esperó a que llegara al final del callejón antes de doblar en él. Cuando llegó al final, se dio cuenta de que la chica volvía a doblar, esta vez en un callejón más estrecho donde su coche no cabía.

Bajó del coche y empezó a seguir a la niña a pie. Notó que estaban en una zona desolada con nada más que casas oscuras y sucias en pésimo estado de mantenimiento.

La chiquilla caminó hasta el otro extremo del barrio hasta que llegó a un campo de cultivo. Lo cruzó y luego se detuvo en un garaje abandonado. "¿Pero qué...?", murmuró la comerciante. ¿Qué hacía una niña como esa en un lugar así?

De repente, vio la puerta del garaje abrirse, y dos figuras surgieron del interior. Uno era un niño que parecía ser incluso más pequeño que la niña, y el otro era un perro diminuto y esmirriado, de aspecto enfermo.

Kimberly se acercó al garaje para hablar con los niños, pero cuando la pequeña se dio la vuelta y la vio, agarró al niño y ambos corrieron dentro, cerrando el portón tras de sí.

"No estoy aquí para hacerte daño. Estoy aquí para ayudarte", dijo Kimberly. "Por eso estoy esperando a que salgas. Puedo entrar si quiero, pero no quiero asustarte, ¿de acuerdo?", dijo.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Entonces la niña habló: "No, no vamos a salir. Llamarás a la policía. Vete".

"¿A la policía?" Kimberly estaba desconcertada. "No, no lo haré. Lo prometo. ¿Saldrás ahora?"

Hubo un breve momento de silencio antes de que la niña saliera. "¿Dónde están el niño y el perro?", preguntó Kimberly.

La niña empezó a llorar. "Por favor, no me los quites. Soy la hermana mayor de Jason. Mi mamá me dijo que lo cuidara. Me llamo Nina. Y también tenemos un perro. Su nombre es Patitas".

"Por favor, no llores, Nina. Los ayudaré a ti y a tu hermano. ¿Dónde está tu mami?".

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"Mamá y papá se fueron con los ángeles", dijo mientras se enjugaba las lágrimas. "Así que huimos de casa y vinimos aquí. La Sra. Green dijo que debido a que mamá y papá murieron en un incendio, la policía nos atrapará y nos enviará a un nuevo hogar. ¡Pero yo no quiero eso!"

Un dolor agudo invadió a Kimberly al escuchar a la niña hablar sobre la muerte de sus padres. "Nina, ¿cuándo ha pasado eso? ¿Y cuánto tiempo llevas viviendo aquí?", preguntó suavemente.

"Sucedió la semana pasada. Estábamos jugando afuera... y luego hubo un incendio en nuestra casa. Mamá y papá fueron llevados al hospital, pero no regresaron...".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

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Kimberly no pudo evitar tener pena por la pobre chica y su hermano. "Escucha, Nina. Puedes venir conmigo. Prometo que no llamaré a la policía. Cuidaré de ti y de Thiago y me aseguraré de que nunca se separen. Y llevemos a Patitas a un veterinario, ¿de acuerdo? Me parece que está enfermo".

"¿En serio?" Los ojos de Nina se abrieron. "¿Prometes que Thiago y Patitas vivirán conmigo?".

"Te lo prometo, Nina. Ven, vámonos. Vendrás conmigo, ¿verdad?".

La niña asintió y luego le pidió a su hermano y al perro que salieran del garaje. Kimberly los llevó a su casa, los alimentó, y luego llevó a Patitas al veterinario. Cuando su marido, Juan, regresó a casa, ella le contó lo que había pasado, y él sugirió que llamaran a la policía.

"Querida, ¿cómo puedes traerlos aquí? Sé que te sientes mal por ellos, pero no podemos quedárnoslos. ¿Qué pasa si los están buscando?".

"Entiendo, Juan, pero podemos hablar con Sandra. Estábamos planeando adoptar de todos modos, así que ¿por qué no acoger a estos dos niños? Por favor. Sandra es una trabajadora social, y puede ayudarnos con esto. Y podemos informar a la policía, pero tendremos que hacerlo discretamente porque sabes lo aterrorizados que están los niños de ellos".

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"Vale, pero vamos a llamar a la policía y a Sandra a primera hora de la mañana".

"De acuerdo".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock

Juan y Kimberly hablaron con Sandra, una amiga cercana de la pareja desde que habían empezado a averiguar para convertirse en padres adoptivos, y con su ayuda, pudieron mantener a los niños con ellos para su crianza. Afortunadamente, ella fue capaz de intervenir oficialmente para que se hicieran las verificaciones del caso sin que los niños tuvieran que pisar una estación de policía.

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Un mes después, Juan y Kimberly decidieron adoptar oficialmente a los niños y comenzaron el papeleo. El proceso tomó algún tiempo, pero Thiago y Nina eran finalmente suyos.

Juan y Kimberly, que no podían tener hijos, estaban encantados de tener dos niños y un lindo perrito, mientras que Nina y Thiago estaban encantados de tener un hogar amoroso donde nadie los separaría.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El amor es lo que hace a una familia. Juan y Kimberly decidieron adoptar a Thiago y Nina y criarlos como suyos.
  • Un poco de atención al entorno puede salvar la vida de alguien. Gracias a la preocupación de Kimberly por Nina, la niña y su hermano ya no tenían que sobrevivir con las sobras y vivir en un garaje abandonado.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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