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Un niño caminando por la calle | Foto: Getty Images
Un niño caminando por la calle | Foto: Getty Images

Niño tarda 2 años en reunir $830 para bicicleta: le regala todo el dinero a una anciana que acaba de conocer - Historia del día

Mayra Pérez
03 jul 2022
21:50

Un niño pasó dos años ahorrando para comprar la bicicleta de sus sueños, y pensaba que el dinero podía comprar cualquier cosa en el mundo. Un día conoció a una anciana que le hizo darse cuenta de que había algo más precioso que la riqueza.

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El alumno de tercer grado, Tomás Campos, de 7 años, nunca tuvo las mejores cosas para jugar. Su padre vendía autos usados, mientras que su madre enseñaba en una guardería local.

Ambos trabajaban muy duro para ganarse la vida, y querían que su hijo aprendiera el valor del dinero a muy temprana edad.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Pero Tommy añoraba muchas cosas. Envidiaba a su mejor amigo Eric por los costosos regalos que le daban sus padres. Recientemente, le habían dado una bicicleta costosa y él quería una igual.

Cada vez que miraba su vieja bicicleta, se molestaba. Era demasiada pequeña para él. Sus padres se habían negado a comprarle una nueva porque consideraban que ya tenía una.

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Un día, el niño se armó de valor para exigir la bicicleta. Incluso amenazó a sus padres con no comer hasta que estuvieran de acuerdo, pero ellos no se mostraron débiles ante su intento de manipulación.

Cuando el niño se calmó, su padre, Pedro Campos, le hizo una sugerencia: “Puedes comprarla tú, si ahorras”, dijo.

La determinación se encendió en Tommy. Decidió apartar dinero de su mesada todos los días para recaudar alrededor de $ 600 para la bicicleta y un equipo de ciclismo.

Todos los días, el niño se aseguraba de guardar algo de dinero. Apenas gastaba su mesada. Tenía una alcancía, donde metía cada moneda que guardaba. Pero no le era fácil llegar a su meta

En su noveno cumpleaños, Tommy recibió un nuevo juego de crayones de sus padres, a diferencia de los costosos regalos que recibieron sus amiguitos. No estaba contento y decidió concentrarse en imaginar el día en que rompería su alcancía y contaría el dinero que había ahorrado.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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Ese día llegó dos meses después: “¡Finalmente, puedo comprar mi bicicleta!”, exclamó Tommy mientras dejaba caer la alcancía al suelo.

La figura de cerámica se rompió en varios pedazos, lo que le dio al niño emocionado un vistazo de su fortuna.

“$828...$829... y $830!”, gritó alegremente el niño mientras contaba el último centavo de su alcancía. ¡Se sorprendió porque había ahorrado más de los $600 que necesitaba!

Puso el dinero en su armario mientras se imaginaba a sí mismo montando la bicicleta de sus sueños. Le pidió a su padre que le ayudara a buscar la mejor en Internet, pero ninguna le gustaba. La que quería era una de montaña que estaba agotada.

“¡Debería llegar en una semana, hijo!”, le aseguró uno de los vendedores. “¡Pasa por aquí el próximo lunes!”. El niño estaba emocionado porque estaba a solo una semana de tener la bicicleta de sus sueños.

Esa noche, el niño acompañó a su papá al supermercado a comprar algunos víveres. Estaba esperando en la cola de la caja cuando vio a una anciana con una niña pequeña en silla de ruedas.

Nada parecía estar mal hasta que salieron de la tienda. Tommy subió a su auto y vio a la anciana dejar caer sus compras en el camino. Parecía impotente y, como sostenía la silla de ruedas de la niña, no podía levantarlas.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Tommy encontró la situación alarmante. Los vehículos pasaban a toda velocidad junto a la mujer y su nieta. Salió corriendo de su auto y se acercó a ellas para ayudar.

“Déjeme ayudarla... ¿Dónde está su auto?”, le preguntó a la mujer cuyo nombre era Bárbara.

La mujer le dijo que vivían al otro lado de la calle y que no tenían auto. Tommy se sintió mal porque tenía una gran cantidad de cosas que llevar y empujar la silla de ruedas al mismo tiempo.

“Las ayudaré... llevaré la compra”, dijo.

Pedro vio esto desde su auto y sonrió. Se sintió orgulloso de Tommy y se fue porque su casa no estaba lejos de allí.

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En el camino, la nieta de la mujer, Clarita, comenzó a llorar. Tommy estaba desconcertado, y cuando le preguntó por qué, ella le contó el motivo de su tristeza.

“Si no hubiera sido por mi silla de ruedas y la cirugía, aún tendríamos el auto de mi abuelo”, sollozó Clarita. “La abuela tuvo que venderlo, y ahora todo es más complicado para nosotros”.

El niño miró a Bárbara consternado. “¿Por qué vendió el auto cuando podría haber sido realmente útil ahora?”, le preguntó.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

A la mujer se le llenaron los ojos de lágrimas y dijo que no tenía dinero para la cirugía de Clarita.

“Se lesionó la pierna en un accidente automovilístico. Sus padres murieron en él, pero me alegro de que haya sobrevivido... Ahora solo somos ella y yo... Ese auto viejo no era tan importante”.

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Bárbara había vendido el auto para pagar la cirugía y la silla de ruedas de Clarita con ese dinero. Sus palabras conmovieron a Tommy.

El niño miró sus piernas y se sintió agradecido. Después de llegar a la casa de Bárbara y ayudarla con sus compras, le hizo un ofrecimiento sorprendente.

“¡Les conseguiré un auto!”, gritó de alegría. “No uno nuevo, ¡pero mi papá vende autos usados ​​y te conseguirá uno al mejor precio!”.

La oferta de Tommy sorprendió a Bárbara. “Pero no tengo suficiente dinero para comprarlo, y no creo que pueda pagar uno con mi pensión”, dijo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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"No te preocupes... Hablaré con mi papá y él lo resolverá. ¡Te lo prometo!”. Inmediatamente, corrió a casa para hablar con su padre al respecto.

“Bueno, no creo que haya una opción si ella no tiene dinero para comprar un auto”, dijo Pedro. Tommy se sintió desanimado porque le había prometido a Bárbara que le conseguiría un auto.

Luego, a su padre se le ocurrió una alternativa. “Tal vez pueda conseguir uno para pagar en cuotas mensuales”.

Tommy se sintió aliviado, pero no tenía idea de lo que quería decir su padre. “¿Qué es eso y cómo se hace?”.

Después de que Pedro se lo explicara, Tommy se ofreció a dar todos sus ahorros para pagar algunas cuotas del vehículo. A su padre le sorprendió la repentina falta de interés de su hijo en comprar la bicicleta de sus sueños con el dinero.

“¿Estás seguro de que quieres gastar todo tu dinero? Te llevará mucho tiempo volver a ahorrar para comprar tu bicicleta”, le dijo a su hijo.

Pero Tommy estaba decidido a ayudar a Bárbara. “Quiero ayudarla…”, dijo Tommy y le dio todos sus ahorros a su papá. “Ella necesita un auto más de lo que yo necesito una bicicleta, papá”.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Pedro se sintió conmovido por la amabilidad de su hijo y estuvo de acuerdo. Le consiguió un automóvil usado valorado en $2000. También le ofreció un plan de pago más relajado, que ella pudiera pagar y le quedara suficiente dinero para su hogar.

“¡Estoy tan orgulloso de ti!”, exclamó Pedro.

Tommy estaba encantado y feliz por haber podido ayudar y por primera vez en muchos años, no añoraba tener cosas costosas. Varios meses después, su buena acción le fue recompensada.

“¡No puedo creer esto!”, gritó el niño alegremente. “¿Es esto real?”.

Bárbara y Clarita habían creado una página de GoFundMe para Tommy, recaudando lo suficiente para comprarle la mejor bicicleta. Luego, contactaron a los padres del niño con las buenas noticias.

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Al final, Tommy recibió la mejor recompensa por haber ayudado a alguien que lo necesitaba. Entendió que hacer el bien y ser generoso trae cosas buenas y deja la mejor sensación en el alma.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Las cosas materiales no son la fuente de la felicidad. Tommy añoraba tener todas las cosas que recibían sus amigos, hasta que conoció a una anciana y su nieta que solo se tenían la una a la otra. Su necesidad de ayudarlas fue superior a su deseo de poseer una gran bicicleta.
  • Agradece lo que tienes. Tommy no era feliz con lo que le daban sus padres, y envidiaba a todos, hasta que conoció a Clarita. La niña estaba una silla de ruedas y había quedado huérfana de padres, así que se miró sus piernas, pensó en sus padres y se sintió agradecido por todas las cosas buenas que tenía en su vida.
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