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Una habitación de bebé | Fuente: Shutterstock
Una habitación de bebé | Fuente: Shutterstock

Madre en duelo vende cuna tras perder un embarazo: el comprador vuelve a su casa al día siguiente - Historia del día

Mayra Pérez
07 jul 2022
21:00

Una madre afligida vende vacilante la cuna de su bebé después de sufrir un aborto espontáneo. Sin embargo, al día siguiente, el comprador regresa a su casa con una sorpresa inesperada.

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Gracia siempre había soñado con ser madre. Mientras que sus amigos y colegas se enfocaban principalmente en ascender en la escala profesional, ella quería vivir dedicada a la familia que construiría con su cónyuge.

Cuando descubrió que estaba embarazada, ella y su esposo Jorge comenzaron a comprar todo lo necesario para la habitación del bebé y a decorarla con entusiasmo. También eligieron la cuna de madera más especial.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Gracia quería que todo pareciera sacado de una revista, así que invirtió mucho dinero en la cuna y en ropa de cama a juego.

Un día, se despertó con un dolor insoportable. Pensó que estaba en trabajo de parto, aunque le faltaban muchas semanas, y se fue con su esposo al hospital, donde la llevaron de inmediato a la Unidad de Cuidados Intensivos.

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“¿Qué está pasando, doctor? ¡Solo tengo 23 semanas de embarazo! No es posible que esté dando a luz, ¿verdad?”, exclamó ella en medio del dolor. Aunque sabía lo que estaba pasando, no quería admitirlo.

La doctora tenía una mirada preocupada en su rostro. Finalmente, le explicó que había sufrido un aborto espontáneo. Se hizo un completo silencio en la habitación cuando les informó de la situación. Después de un par de segundos, un fuerte grito salió de la garganta de Gracia.

“¡No!”, gritó. “¡No puede ser! ¿Por qué? ¿Por qué sucede esto? Estoy segura de que aún puede hacer algo al respecto. ¡Por favor, haga todo lo que pueda para salvar a mi bebé!”.

Gracia trató de levantarse de la cama del hospital mientras Jorge, quien también estaba llorando, intentaba sujetarla y evitar que se moviera demasiado.

“Lo siento, Gracia. No puedo hacer nada”, se disculpó la doctora.

Esa noche, Gracia y Jorge no pudieron dormir. Lloraron desconsolados por la pérdida de su hijo por nacer. El silencio y la desesperación llenaron las paredes de su casa durante mucho tiempo. Ella no soportaba entrar en su habitación y trataba de evitarla.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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Después de seis meses, la pareja pudo conversar sobre lo que harían a continuación. Tenían muchas deudas por la emergencia médica, y Jorge sugirió vender algunas de las cosas que compraron para el niño.

“Entiendo que quieras esperar antes de que tratemos de tener otro hijo”, le dijo Jorge con calma a su esposa. “Y es posible que las cosas que compramos no sean adecuadas para el otro bebé. ¿Qué dices si vendemos esto y compramos cosas nuevas la próxima vez?”, preguntó.

Gracia vaciló por un momento. Había empleado mucho amor, tiempo y esfuerzo en decorar esa habitación. Sin embargo, reconocía que verla a diario le rompía el corazón.

Finalmente, accedió a organizar una venta de garaje para los artículos de bebé, con una condición: no quería vender la cuna. Sin embargo, después de vender la mayoría de los artículos, un joven preguntó por ella.

“Por casualidad, ¿tienes una cuna disponible? Estoy un poco corto de dinero y todo en el centro comercial es costoso”, admitió el hombre.

Jorge miró a Gracia y le sonrió alentadoramente. Pensaba que ya era hora de que su esposa vendiera la cuna, a pesar de lo doloroso que le resultara.

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El posible comprador se dio cuenta de que Gracia estaba teniendo dificultades para decidir si vender o no la cuna. “¿Tiene valor sentimental?”, preguntó.

Gracia asintió con la cabeza. “La cuna fue lo último que elegí para la habitación de mi hijo. Lo pensé larga y cuidadosamente antes de comprar la cuna porque quería que fuese perfecta”, explicó.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

“Eres una madre muy dedicada. Qué admirable”, elogió el hombre. “¿Su hijo ya no la necesita?”.

Gracia sonrió con tristeza. “Él nunca llegó a usarla. Sufrí un aborto espontáneo en mi segundo trimestre”.

El rostro del hombre palideció. Se dio cuenta de que había estado haciendo las preguntas equivocadas y temía haber ofendido a Gracia y Jorge. “Lo siento mucho”, le dijo. “No quise ser tan insensible”.

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“No te preocupes”, le aseguró Gracia al hombre. “Estoy dispuesta a venderte la cuna. Por favor, cuídala y espero que a tu bebé le guste”.

El hombre se presentó como Jaime y se fue a casa con la cuna nueva. Estaba emocionado de mostrárselo a su esposa embarazada, Lisa, quien se conmocionó cuando su esposo le contó la triste historia de Gracia y Jorge.

“No me puedo imaginar lo que ha tenido que soportar esa pobre mujer. Espero que esté bien”, lloró Lisa. “Creo que quería quedarse con la cuna, cariño... aunque sea un doloroso recordatorio de lo que podría haber sido”, le dijo a Jaime.

“No me siento cómoda usándola para nuestro bebé. ¿Tal vez puedas pedir un reembolso?”, preguntó.

Jaime sabía que su esposa tenía razón, pero no quería pedir un reembolso. En cambio, decidió hacer algo por Jorge y Gracia.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

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Cuando su esposa se durmió esa noche, él se quedó despierto y trabajó en su garaje. Antes de que se diera cuenta, el sol había salido. Satisfecho con lo que había logrado, lo cargó en la cajuela de su auto y le dijo a su esposa que regresaría enseguida.

Jaime fue directamente a la casa de Jorge y Gracia, quienes se sorprendieron con la visita. “¿Qué te trae por aquí, amigo?”, preguntó Jorge. “¿Le pasa algo a la cuna?”.

Jaime negó con la cabeza. “No, pero tengo algo para ti. No nos sentimos bien con la idea de usar su cuna sabiendo lo que significaba para ustedes, especialmente para tu esposa”, dijo.

Curioso, Jorge y Gracia se acercaron al vehículo de Jaime. Cuando se abrió el maletero, se sorprendieron.

Jaime les comentó que tenía habilidades para la carpintería, y era muy bueno construyendo cosas. Así que había desarmado la cuna y con la madera recuperada pudo hacer una cuna más pequeña y un banco especial.

“Sé lo doloroso que debe haber sido ver la cuna todos los días”, dijo Jaime a la pareja. “Quería crear algo a partir de eso para que puedas recordar a tu angelito todos los días”, explicó.

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Gracia estaba llorando. Nunca esperó el gesto amable de un extraño. “Gracias”, exclamó ella. “Ahora tengo un hermoso recuerdo de mi hijo que puedo ver todos los días, sin el dolor de ver la cuna vacía. Ahora puedo disfrutar de su memoria en paz”.

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Fuente: Pexels

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Las personas lloran las pérdidas de diferentes maneras. Gracia se negaba a entrar a la habitación que había arreglado para su bebé. Cuando finalmente estuvo lista para avanzar, conoció a Jaime, quien le dio algo para recordarle a su hijo.
  • Sé amable con tu prójimo; es posible que ellos estén librando batallas que tú ignoras. Jaime inicialmente pensó que Gracia y Jorge estaban vendiendo las cosas de su bebé porque el niño ya estaba grande. Al final, descubrió que no pudieron conocerlo y sintió que había sido imprudente.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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