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Una mujer caminando con un niño de la mano | Foto: Shutterstock
Una mujer caminando con un niño de la mano | Foto: Shutterstock

Jefe furioso con madre soltera que llevó a su hijo al trabajo hasta que el niño los ayuda a cerrar trato de $1 millón - Historia del día

Cuando la niñera le dijo que no podía cuidar a su hijo de tres años, una madre soltera no tuvo más remedio que llevarlo a su trabajo. Él prometió portarse bien mientras ella asistía a una reunión, pero terminó haciendo algo totalmente inesperado.

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Con el tipo de día que ella estaba teniendo, la Ley de Murphy debería haberse llamado Ley de Jessica. Todo lo que podía salir mal estaba saliendo mal.

La madre llegaría tarde al trabajo por segunda vez en la semana. Se había hecho una gran mancha de mermelada en su única camisa limpia el día de una gran reunión.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Además, su niñera le dijo que no podría cuidar a su pequeño. Por supuesto, cosas más importantes habían salido mal en la vida de la madre en los últimos años.

Se había apresurado a casarse con alguien que no tenía planes en la vida. Tres meses después de contraer matrimonio con Marcos, un embarazo no planificado puso en suspenso la floreciente carrera de abogada de Jessica.

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Y un año después del nacimiento de su hijo Kevin, dejó a su marido. Marcos había demostrado ser como un niño más al que ella debía cuidar. La madre siempre sintió una pizca de culpa por su hijo. El niño tenía ahora tres años y la amaba con locura.

Pero Jessica apenas podía darle tiempo a su pequeño. En sus intentos por reiniciar su carrera después de un largo descanso, tomó el primer trabajo que pudo encontrar.

Era una empresa nueva formada por un grupo de jóvenes que eran genios creativos y técnicos, pero tenían poco sentido de organización o paciencia.

Para la madre, eso significaba trabajar muchas horas redactando contratos y asistiendo a reuniones. A veces tenía que evitar que los muchachos cerraran tratos problemáticos con clientes poco confiables.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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“Al menos me pagan bien”, decía Jessica para justificar a sus compañeros, sabiendo que su salario no se acercaba a lo que ellos ganaban.

“Mamá, tranquila. ¡La reunión saldrá bien!”, dijo Kevin a su madre, tratando de hacer que se calmara.

“Pequeños bocados, mamá. Y termina tu jugo”.

Jessica se rio entre dientes y le dio un apretón a su inteligente niñito.

Cualquier otro día, la madre le habría dado un beso de despedida al niño y se habría ido al trabajo. Se subiría al auto, encendería la radio y su mente se quedaría en blanco.

Miraría a su alrededor y vería gente caminando con sus hijos a la escuela o manejando al trabajo con sus parejas.

Jessica casi había olvidado lo que se sentía tener una pareja que la amara, la mimara y la ayudara. Detrás de ese volante, a menudo se preguntaba si alguna vez volvería a encontrar el amor.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Ese viaje en auto solía ser la parte más solitaria de su día. “¡Pero hoy no!”, pensó la madre sonriendo.

Hoy tenía que llevar a Kevin con ella al trabajo. Sabía que sus jefes no verían bien eso, pero esa era la única forma en que podía estar presente en la reunión.

Por el lado positivo, esa mañana el aire de soledad en el auto había sido reemplazado por deliciosas bromas infantiles y canciones para niños.

“Tengo la sensación de que hoy las cosas irán bien”, pensó Jessica, sintiendo una extraña sensación de calma.

Kevin le había prometido a su mamá que se portaría bien todo el día.

“¿Qué deseas a cambio?”, le preguntó ella a su pequeño.

“Nada. ¡Solo quiero panqueques para el almuerzo!”.

Entonces, Kevin hizo todo lo posible por no presionar todos los botones del elegante ascensor, tocar los jarrones o dar saltos en el chirriante piso de mármol.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Cuando el jefe de Jessica, Hugo, la vio entrar con un niño, se preocupó.

“Espero que no planees mantenerlo aquí. Hay una reunión a la que debes ir”.

“Hola a usted también, señor jefe”, dijo Kevin, haciendo una reverencia dramática. Todo el personal se rio y quedó asombrado por el sentido del humor del niño.

El hombre trató de no parecer avergonzado, le sonrió brevemente al pequeño y luego le susurró con severidad a Jessica: “Si no puedes llegar a tiempo o mantener tu vida personal en casa, debes repensar tu carrera”.

“Es por eso que las empresas evitan contratar personal femenino que desea reincorporarse al mundo laboral. Este no es un lugar para que seas ‘mami’. Este es un lugar de negocios”, dijo el hombre con furia en su voz.

“Está bien, es suficiente”, dijo Jessica, a punto de desatar su ira reprimida sobre su jefe.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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En ese momento, los clientes entraron en la sala de juntas adyacente. Para sorpresa de Hugo, eran un equipo de cinco mujeres y un hombre.

“Encárgate de tu hijo y únete a la reunión. ¡Te necesitamos!”.

Había más desesperación que ira en la voz del hombre. La mujer suspiró exhausta. “¿A quién estoy engañando? Yo también necesito que este trato funcione”.

Dejó a Kevin en la sala de conferencias más pequeña en la esquina con un refrigerio, sus crayones favoritos y un libro para colorear.

“Recuerda. Pórtate bien. ¡Te prepararé panqueques para el almuerzo!”.

Ella les pidió a algunos colegas que lo vigilaran mientras se llevaba a cabo la reunión. Estaban encantados de conocer al adorable niño y pasar tiempo conversando con él.

En el momento en que entró en la sala de juntas, Jessica sintió una frialdad incómoda. La reunión no iba bien. Para Hugo y su equipo, la entrada de la abogada fue un alivio. Sabían que, si alguien podía salvar la reunión y cerrar el trato, solo podía ser ella.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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“Simplemente, no creemos que pueda encontrar el tono o el lenguaje adecuados para comercializar lo nuestro”.

“Somos una marca para mujeres y niños, y a partir de nuestras interacciones con usted hasta ahora, no estamos seguros de que pueda lograr lo que necesitamos para nuestro mercado. No podemos correr un riesgo tan grande”.

“Pero permítame asegurarle”, comenzó a explicar Hugo. “Mis colegas y yo hemos construido un muy...”.

“Disculpe, pero ¿ese es un niño golpeando el vidrio?”.

Una de las mujeres del equipo del cliente notó al niño.

¡Era Kevin! Estaba llamando y mirando a Jessica a través de la puerta de vidrio, tratando de llamar su atención. “¡Esto es malo! Definitivamente me van a despedir”, pensó la madre.

Los colegas que se suponía que debían vigilar a Kevin estaban tratando de persuadirlo para que se alejara de la puerta, pero el chico simplemente no se movía. Hugo cedió y finalmente abrió la puerta solo un poco.

“Hola amiguito, ahora no es buen momento, ¿de acuerdo? Jessica está ocupada; pronto estará contigo”.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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El hombre trató de convencer al pequeño, pero fracasó miserablemente. “Necesito hablar con mamá. ¡Mamá!”, dijo Kevin llamándola más fuerte esta vez. Jessica corrió hacia él.

“Vamos, deja entrar al niño, ¿quieres?”, dijo uno de los clientes que tenía curiosidad por ver lo que el pequeño tenía que decir.

“Mamá, he cambiado de opinión. No comamos panqueques. Sé que no te gustan los panqueques. Y hemos estado comiendo mucha azúcar últimamente”.

“Entonces, creo que deberíamos comer brócoli para el almuerzo. Solo brócoli. Lo odio, pero rompí el juguete que me compraste ayer”.

Cuando Kevin finalmente hizo una pausa para tomar aire y esperar la respuesta de su madre, todo el equipo de clientes se echó a reír. No podían esperar para hablar con el niño.

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“Ven aquí, pequeño. ¿Cómo te llamas?”.

“¡Kevin!”, respondió, con su característica sonrisa con hoyuelos.

“Hijo, vuelve aquí en cinco minutos e iremos a almorzar juntos. ¿Qué te parece?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Jessica asintió ante la amabilidad de los clientes y acompañó a Kevin a la salida.

“No me habían dicho que tenían un lugar de trabajo amigable para los niños. Eso cambia muchas cosas. Hablemos más. Pero esta vez, queremos saber de esta jovencita”, dijeron, señalando a Jessica.

La madre no se contuvo. Había dedicado días de trabajo para crear la propuesta y el contrato perfectos para los clientes. Lo presentó todo con confianza y entusiasmo.

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Y justo cuando estaba a punto de terminar, Kevin volvió a llamar a la puerta. “Dijiste cinco minutos. ¡Ya pasaron los cinco minutos!”.

Hugo y Jessica sonrieron torpemente a los clientes, con la esperanza de haberlos convencido de alguna manera para cerrar el trato.

Los seis ejecutivos se miraron brevemente y parpadearon con aprobación.

“Bueno, damas y caballeros. Estamos a bordo. Nos gustaría aceptar un contrato de un año por $1 millón. Todo gracias a este pequeño y a su brillante madre”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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“Saben, deberían considerar contratar a más mujeres para que se reincorporen a la fuerza laboral. Aportan cierta claridad y calidez de las que su empresa podría beneficiarse”.

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Hugo miró a Jessica, que estaba radiante de orgullo. Cuando salieron de la sala de juntas, él le susurró: “Siento mucho lo de antes, Jessica. Eres increíble. Creo que me merezco el brócoli”.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Los niños tienen una forma de apaciguarnos con su inocencia. Kevin, de tres años, pudo calmar a su madre, desafiar la rudeza de su jefe y romper la tensión e incomodidad de una sala de juntas llena de gente con solo sus sinceras palabras.
  • Criar a un niño no debilita a una mujer; solo la hace más poderosa. Tal como señalaron los clientes y demostró Jessica, las mujeres pueden seguir sus carreras con claridad, confianza y enfoque, incluso teniendo la responsabilidad adicional de un hijo.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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