Niño de 11 años cuida a sus hermanas mientras la madre pasa las noches fuera de casa - Historia del día
Un niño de 11 años cuidaba solo a sus hermanas mientras su madre pasaba las noches afuera. Una mañana temprano, mientras su mamá no estaba, el niño escuchó que tocaban a su puerta, pero no era su mamá.
“¿EMBARAZADA OTRA VEZ?”.
“¿A qué te refieres con otra vez, William?”, respondió Sarah. “¡No actúes como si no supieras las consecuencias de tener relaciones!”.
“¡Bueno, no me importa! ¡Yo no quería esto! ¡¡TERMINAMOS!!”.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash
Estas fueron las últimas palabras que dijo el exesposo de Sarah, de 32 años, cuando se enteró de que ella estaba esperando a su cuarta hija, Mia.
Un año atrás, él se divorció de ella mientras estaba embarazada de Mia y la dejó sola con sus tres hijos: Jonathan, que tenía 10 años, Cynthia, que tenía 8 años, y Kathy, que tenía 3 años.
Al ser huérfana y sin otros parientes en el mundo, Sarah tenía dificultades para criar a sus hijos. Pronto, ella comenzó a desaparecer de su casa por la noche y su hijo mayor, Jonathan, tenía que cuidar a sus hermanos menores.
Lee más: Niño cuida a la abuela de su mejor amiga: 9 años después hereda su casa a cambio - Historia del día
Una mañana temprano, Mia estaba muy irritable y comenzó a llorar bastante fuerte. Su hermano mayor la levantó en sus brazos, meciéndola suavemente, pero la bebé no dejaba de llorar.
“Por favor, deja de llorar, Mia. Mamá llegará pronto a casa. ¡Por favor!”, le rogó él. Pero el llanto de la bebé no se detuvo. Entonces despertó a sus otras hermanas, que bajaron corriendo las escaleras desde su habitación hasta la sala de estar.
“¡Jonathan! ¡No podemos dormir! ¡Por favor, dile que se calle!”, se quejó Cynthia.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“¿Hermano?”, dijo Kathy lentamente. “¡Creo que Mia tiene hambre! ¡Tenemos que darle leche!”.
Fue entonces cuando el chico pensó. La bebé probablemente tenía hambre. Quizás por eso estaba inquieta. Él fue a la cocina a preparar un poco de leche para su hermanita y les pidió a sus otras hermanas que la vigilaran mientras él no estaba.
En cuestión de minutos, el niño preparó la leche de su hermanita como Sarah le había enseñado y la vertió con cuidado en su biberón.
“¡Toma, Mía! ¡Tu leche está lista!”, dijo Jonathan, de 11 años, mientras se sentaba en el piso con ella y comenzaba a darle de comer. Cynthia y Kathy estaban acostadas en el sofá, asustadas de volver a sus habitaciones, entonces su hermano les leyó un cuento para ayudarlas a dormir.
Afortunadamente, el llanto de Mia se detuvo mientras devoraba la leche. Pero poco después, se escuchó un fuerte golpe en la puerta, lo que los aterrorizó a todos.
El niño miró la hora. Eran aproximadamente las 5 a. m. Sarah generalmente regresaba a las 7 a. m. y él tenía miedo de abrir la puerta.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash
“¿Quién es?”, gritó Kathy, y Cynthia cubrió inmediatamente la boca de su hermana con las palmas de las manos. “¡Shhh! ¿Estás loca? ¿Y si no es mamá?”.
“Iré a comprobar, ¿de acuerdo?”, dijo su hermano mayor. “¡No hagan ningún ruido!”.
Jonathan sostenía a Mia en sus brazos mientras procedía a abrir la puerta. Empujó suavemente el taburete hacia la entrada con los pies. Luego se subió con cuidado y miró por la mirilla.
Entonces descubrió que no era Sarah la que estaba parada en el porche. Era su vecino de al lado, Javier, que era oficial de policía.
Él y Jonathan se llevaban bien. Después de que William se fue, el niño de alguna manera encontró esa compañía “paternal” en el oficial y compartía todo con él.
Cuando el chico vio quién estaba afuera de la puerta, se sintió aliviado. Abrió y dejó entrar a su amigo. Cynthia y Kathy corrieron hacia su hermano, aterrorizadas, y agarraron la parte de atrás de su franela.
“Tranquilas. Es Javier”, dijo Jonathan. “No teman”.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
El oficial vio al niño sosteniendo a Mia en sus brazos. “¡Hola!”, dijo Javier mientras se arrodillaba para mirar a las niñas.
“Regresé tarde del trabajo y pensé en ver cómo estaban porque escuché a alguien llorando. ¿Está todo bien? ¿Por qué se ven asustadas?”.“Pensaba que un hombre malo había venido a nuestra casa. Estaba muy asustada...”, dijo Kathy mientras comenzaba a llorar. Luego abrazó a Javier.
“Ay, cariño, tranquila. No hay nada de que preocuparse. ¿Dónde está tu mamá?”.
“No lo sabemos”, dijo Jonathan. “A menudo pasa las noches fuera estos días y regresa por la mañana. Nunca nos dice adónde va”.
“¡Dios mío!”, suspiró Javier. “Está bien. Me quedaré con ustedes hasta que regrese su mamá, ¿de acuerdo?”.
El oficial ayudó al chico a acostar a las niñas y decidió acompañarlos a todos hasta que Sarah llegara a casa. Intentó llamarla, pero su teléfono estaba muerto.
Mientras esperaba a la madre de los niños, Javier se quedó dormido en el sofá. Eran alrededor de las 8:00 de la mañana cuando Jonathan lo despertó.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Shutterstock
“¡Ven a desayunar, Javier!”, gritó el niño desde la cocina donde el desayuno estaba listo.
Cuando el oficial se acercó a la mesa del comedor, vio a Jonathan revisando la tarea de Cynthia mientras Kathy estaba sentada en su regazo y él le daba de comer.
Ya había empacado la lonchera de la primera para la escuela y ella estaba desayunando por su cuenta.
Lee también: Niño pobre cuida a niña rica como un padre: su madre se entera y le pregunta quién es ella - Historia del día
Al ver a un niño de 11 años hacer tanto por sus hermanas, a Javier se le llenaron los ojos de lágrimas. “Amigo, ¿puedo ayudarte con algo? ¿No necesitas prepararte para la escuela también?”.
“No puedo ir hoy. Mamá aún no está en casa, así que necesito quedarme. Soy el hermano mayor y tengo que ser responsable”.
“Pero Jonathan...”. Javier no pudo terminar cuando la puerta principal se abrió y Sarah entró. Parecía exhausta, su ropa sucia y andrajosa, y su cabello desordenado.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
El oficial de policía estaba furioso. “Tenemos que hablar, Sarah. Un momento, niños. Vuelvo enseguida...”.
Cuando Javier y la mujer llegaron a la sala de estar, él perdió la calma. “¿Qué te pasa?”, le preguntó con firmeza a la madre, tratando de ocultar la ira en su voz.
“¿Esta es hora de volver a casa? Dejaste a tus hijos solos. ¿Desde cuándo está pasando esto?”.
Sarah se hundió en el sofá de la sala y hundió la cara entre las manos. “Estoy cansada, Javier, pero...”. Su voz comenzó a quebrarse. “No sé qué hacer. No puedo trabajar durante el día porque no tengo a nadie que cuide a mi bebé”.
“Estoy tomando turnos extra en la noche en el bar porque necesito mantener a mis hijos. Y hace una semana, comencé a trabajar en una planta de reciclaje de basura”.
“Hoy tuve trabajo extra, por eso llegué a casa tarde. Me da vergüenza contarles a mis hijos lo del trabajo en la planta. No quiero que lo sepan. ¿Crees que les gustará cuando se enteren de que su madre clasifica la basura?”.
“Mi exesposo dejó de pagar la manutención de los hijos. Simplemente desapareció. ¿Qué se supone que debo hacer? ¡Siento que todo a mi alrededor se está desmoronando!”.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“Jonathan ha sido de gran ayuda. No habría podido manejar nada de esto sin su ayuda. Estoy feliz de tenerlo. Dios me dio un hijo así porque me quitó a un esposo miserable. Me alegro de tener a mi chico a mi lado”, dijo.
“Pero no te das cuenta de que le estás robando su infancia, Sarah. ¡Míralo! ¡Lleva una carga que un niño de 11 años no debería tener!”.
Es comprensible que Javier se sintiera terrible por Sarah y sus hijos, y sabía que tenía que hacer algo para ayudarlos. Antes de salir de su casa al trabajo ese día, saludó a Jonathan y le dijo: “¡Eres un héroe, jovencito! ¡Estoy muy orgulloso de ti!”.
El chico sonrió y le devolvió el saludo. “¡Gracias, Javier! ¡Eres demasiado genial!”.
A partir de ese día, el oficial de policía comenzó a ayudar a Sarah en la casa siempre que podía y de la manera que podía. Con el tiempo, se hicieron buenos amigos, y cuando ella notó lo bueno que era él con sus hijos, eventualmente cultivó sentimientos por él.
Por su parte, Javier desarrolló fuertes sentimientos por Sarah. Y un día, mientras cenaba con ella y sus hijos, le propuso matrimonio.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“¿Está seguro?”. La madre no podía creer que algo bueno estaba pasando en su vida. “No sé… quiero decir…”.
“¡Vamos, mamá! ¡Di que sí! ¡Quiero a Javier como papá!”, le dijo Jonathan.
“¡Sí, mami! ¡Yo también lo amo!”, dijo Kathy. El hombre sonrió. “Por supuesto, estoy seguro, Sarah. ¿Quieres casarte conmigo?”, preguntó el hombre de nuevo.
Para la felicidad de ella y de sus hijos, la madre aceptó. Unos meses después, ella y Javier se casaron. Se convirtieron en una familia amorosa y Jonathan ya no necesitaba sacrificar su infancia para cuidar a sus hermanas.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Dios aleja a los malos para acercarnos a los buenos. Aunque el matrimonio anterior de Sarah fue un desastre, fue bendecida con un hijo como Jonathan, que la amaba y se preocupaba profundamente por sus hermanas. Más tarde, Dios también envió a Javier a su vida, quien no solo la aceptó a ella, sino también a sus hijos.
- Todos los niños merecen tener una infancia saludable y sin cargas. La infancia de Jonathan le estaba siendo arrebatada por las responsabilidades que asumía sobre sus pequeños hombros. Afortunadamente, las cosas mejoraron mucho cuando Javier intervino y el niño ya no tuvo que sacrificar su felicidad.
Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.
Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.