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Enfermera | Foto: Shutterstock
Enfermera | Foto: Shutterstock

Enfermera recibe la herencia de paciente anciano 1 día después de encontrar una vieja foto de su madre en su bolso - Historia del día

Georgimar Coronil
22 ago 2022
17:00

Una amable enfermera cuida de un anciano, sin saber que es alguien del pasado de su madre. Un día descubre una foto de su mamá en el bolso del hombre, recibe una llamada de su abogado y, para su sorpresa, toda su herencia.

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Susan estaba parada junto a la ventana de una residencia de ancianos, con la mirada perdida en el verdor del exterior. Habían pasado cinco años desde el fallecimiento de su madre, Ángela, pero no se atrevía a abandonar el lugar donde su mamá había pasado sus últimos días.

Toda su vida, Susan había soñado con un trabajo en el que pudiera ayudar a la gente. Así la había educado Ángela: ser amable y servicial. Por eso, cuando se le presentó la oportunidad de ser enfermera en la residencia, no lo dudó.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"No tienes que acompañarme, cariño. Tienes tu propia vida. No la dejes por mí. Quiero que seas feliz en la vida. Cásate, ten una familia, un marido y varios hijos", le había aconsejado Ángela.

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Pero Susan no podía dejar a su madre sola. Renunció a sus sueños, a su vida y a sus ambiciones para cuidar de ella y, finalmente, de los ancianos residentes en la residencia.

Por desgracia, a Ángela le diagnosticaron una enfermedad cardíaca progresiva y no le quedaba mucho tiempo de vida. Durante sus últimos días, quiso pasar tiempo con sus compañeros que vivían en la residencia.

Susan quería estar al lado de Ángela en sus últimos días de vida, así que dejó su trabajo en un hospital y se convirtió en enfermera de la residencia. Desde entonces dejó atrás toda su vida anterior. Los ancianos se convirtieron en su familia, en su vida.

Ese día, al mirar por la ventana del jardín, una sonrisa se dibujó en los labios de Susan. Vio a Alex, su paciente favorito, leyendo un libro en su silla de ruedas. Tenían una relación muy cercana y a menudo compartía sus preocupaciones con ella.

De repente, levantó la vista y le sonrió. Susan le devolvió la sonrisa y le hizo un pequeño saludo. Luego salió al jardín y se sentó a su lado.

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"¿Cómo estás hoy, Alex? ¿Está todo bien?", le preguntó a su paciente de 79 años.

Alex le sonrió. "Estoy muy bien, cariño. ¿Cómo estás tú?".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

"No lo sé, Alex", admitió Susan con tristeza. "Es que hoy me siento muy decaída. Echo de menos a mi madre. Me gustaría que estuviera aquí conmigo".

"Si es así", sonrió Alex, "¿qué tal si me hablas un poco más de ella? Verás, te alegrará el corazón, y yo soy todo oídos. Has estado cuidando de mí desde que llegué aquí. Es lo mínimo que puedo hacer por ti".

Susan sonrió un poco. "Es muy generoso de tu parte, Alex. El caso es que mi madre y yo solo nos teníamos la una a la otra. Probablemente por eso la extraño tanto. Tras la muerte de mi padre, mi madre me crio sola. Papá era huérfano y mamá perdió a sus padres cuando era joven, así que nunca tuve muchos parientes, solo un par de primos con los que he perdido el contacto.

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"Luego, cuando mamá enfermó, básicamente lo dejé todo y vine a cuidarla. Pero después de que me dejara, vi a otras personas mayores que añoraban a sus familias e hijos, y no pude convencerme de irme. Mi madre quería que viviera una vida muy diferente, pero espero que no le importe que me haya quedado por los demás residentes".

Alex cerró su libro y tomó las manos de Susan entre las suyas. "Tu madre hizo un excelente trabajo al criarte, cariño. Verás, mis hijos nunca se preocuparon por mí, pero tú me trataste como de la familia. A veces me gustaría que fueras mi hija. Tu madre fue afortunada, y sé que está orgullosa de ti".

"Supongo que fui más afortunada por tenerla como madre, Alex", dijo Susan. "Pero ahora que se ha ido, ¿qué sentido tiene todo? ¡Es que la echo tanto de menos!". Su voz empezó a quebrarse.

Mientras Susan hablaba de lo mucho que extrañaba a Ángela, Alex miraba su cara con tristeza y en parte con incredulidad. Su vida había sido miserable y sus hijos le habían abandonado en la residencia. Sin embargo, todavía había personas como Susan que valoraban tener una familia y a sus padres cerca.

Mientras la mujer le contaba todas las preocupaciones de su corazón, fue interrumpida de repente por otra enfermera y tuvo que marcharse. Alex la miró con tristeza mientras se alejaba. "Es muy amable. Su madre debió de ser una persona maravillosa", se dijo.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

A la noche siguiente, cuando Susan fue a su habitación para darle su medicación diaria, Alex le pidió inesperadamente que cogiera un sobre de su bolso.

"Ayer me hablaste de tu madre", le dijo, "y sería injusto que no te contara nada de mi familia. ¿Podrías coger el sobre blanco de mi bolso? Espero que también tengas algo de tiempo libre para escuchar mis preocupaciones". Sonrió débilmente.

"Por supuesto, Alex", respondió Susan, devolviendo la sonrisa. Rebuscó en su bolso, que estaba apoyado en una silla.

"¡Lo encontré!", exclamó mientras sacaba el sobre del bolso. En ese momento, una foto se deslizó y cayó al suelo.

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Susan se agachó para recogerla y se quedó paralizada al darle la vuelta y mirarla fijamente. "Espera, ¿Es mi madre? ¿De dónde has sacado esta foto, Alex?", preguntó, volviéndose hacia él, y vio que la sonrisa de Alex se desvanecía y sus ojos se abrían.

"¡¿Tu madre?!", preguntó él, con la incredulidad extendiéndose por su rostro. "¿Eres la hija de Ángela?".

"¡Sí! Oh, parece tan joven y bonita aquí", continuó Susan, con los ojos llorosos, pasando las manos por la suave fotografía. "¿Cómo conociste a mi madre?".

Alex suspiró. "Nunca la olvidaré. Sabía que algún día sería una madre maravillosa...", le dijo a Susan, que se sorprendió al saber que Alex y su madre fueron pareja en el colegio. Pero después de que la familia de Alex se trasladara a otra ciudad, perdió el contacto con ella.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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"Ella se ocupó de su vida y yo de la mía. Nunca pensé que un día conocería a su hija. Le hice esta foto cuando tenía 17 años", reveló Alex.

Susan sabía que Ángela tenía un novio en el colegio, pero no tenía ni idea de que era Alex.

"Es una locura", dijo. "¿Y si te encuentras con mamá aquí de nuevo? Tengo curiosidad por saber cómo habría reaccionado si te hubiera vuelto a ver".

"Es una pena que haya venido aquí después de que ella ya no estuviera. Aunque Ángela y yo sentíamos algo el uno por el otro, fuimos grandes amigos en un momento dado. Ella era siempre tan animada y alegre".

Susan y Alex pasaron el resto de la velada hablando de la historia de amor de él y Ángela, y en un momento dado, Susan deseó que su madre se hubiera reencontrado con Alex porque había visto lo sola que estaba tras la muerte de su padre.

Al día siguiente, Susan estaba ocupada trabajando cuando recibió una llamada de un número desconocido. Tomó la llamada y la persona que estaba al otro lado de la línea se presentó como el abogado de Alex.

"Querrá venir a mi despacho para esto, señora Ángela", le dijo. "Usted es la única heredera de las posesiones del señor Alex Derbez, tengo algo que debe serle entregado personalmente".

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Susan se quedó atónita ante la noticia, pero fue al despacho del abogado, donde descubrió que Alex le había dejado su casa de dos plantas, un cheque de 150.000 dólares y una nota. Abrió la nota para leerla y comenzó a llorar al leer sus palabras:

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

"Una persona que puede cuidar de un anciano más que sus hijos merece más en la vida que sus hijos biológicos. No es que pueda compensar los años de amor y cuidados que me has dado, pero espero que aceptes esto con gratitud. Alex".

Susan volvió corriendo a la residencia de ancianos y abrazó a Alex, con lágrimas rodando por sus mejillas. "¡No tenías que hacer esto, Alex! Esto... ¡era tan innecesario!".

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"Pero este viejo piensa un poco diferente, Susan", respondió Alex con una sonrisa. "Los días en que mis hijos me abandonaron aquí fueron dichosos porque tenía a alguien como tú para cuidarme. Créeme; te mereces todo...", dijo él, y Susan no pudo argumentar lo contrario.

Ese día hizo que Susan se diera cuenta de que no estaba realmente sola en la vida. Aunque había perdido a su madre, había encontrado una nueva familia en Alex, que la cuidaba tanto como su madre, y estaba muy agradecida por ello.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Una familia no siempre se basa en relaciones de sangre; a veces, el amor y el cuidado es todo lo que se necesita para construir una: Mientras que los hijos de Alex lo apartaron de sus vidas y lo abandonaron, Susan estuvo siempre a su lado y lo cuidó como si fuera de la familia.
  • La vida tiene una forma de unir a las personas que están destinadas a estar juntas: Susan no tenía ni idea de que el hombre al que cuidaba era una persona especial del pasado de su madre. Se conocieron por una razón: para encontrar consuelo en la soledad del otro y convertirse en familia.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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