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Abuela y nieto. | Foto: Shutterstock
Abuela y nieto. | Foto: Shutterstock

Niño ahorra por 1 año para comprarle regalo a la abuela: recibe 20 veces más del dueño de la tienda al día siguiente - Historia del día

Mayra Pérez
09 sept 2022
16:00

Dylan ahorró para volver a comprar el viejo anillo de su abuela, pero no fue suficiente. El dueño de la tienda le contó una emotiva historia y lo ayudó a darle el mejor regalo de cumpleaños a la anciana.

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“Dylan, ¿estás seguro de que quieres gastar todo ese dinero en el regalo de cumpleaños de la abuela?”, le preguntó su madre, Lucinda, mientras caminaban hacia una tienda de antigüedades.

“Si, mamá. ¡Claro que estoy seguro!”, respondió el niño de ocho años, asintiendo con la cabeza y sosteniendo su alcancía más cerca de su pecho. Su madre sostuvo su otra mano, sonriéndole a pesar de estar confundida por toda la situación.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Hace un año, Dylan paseaba por esta misma zona con su abuela, Alexia, quien se quedó impactada al ver un anillo antiguo en una de las tiendas.

“¿Qué tiene de especial este anillo?”, preguntó Dylan en ese momento, mirando la vieja pieza de joyería.

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“Tu abuelo me compró este anillo cuando nos casamos, y simbolizaba nuestro amor. Se suponía que permanecería en la familia por siempre”, comenzó su abuela y luego negó con la cabeza.

“Lamentablemente, vivimos momentos difíciles y tuvimos que venderlo porque necesitábamos el dinero. Tu abuelo Richard estaba trabajando muy duro en ese entonces y quería conseguir un tercer trabajo en lugar de venderlo. Pero yo insistí”.

“¿Qué pasó después?”, quiso saber el niño.

“Prometimos que lo volveríamos a comprar algún día, pero Richard murió poco tiempo después, y me quedé sola con mis hijos y la hipoteca. Sabía que ya no podía reclamarlo, y luego lo olvidé”, explicó Alexia.

“Sabes, la familia es más importante que cualquier cosa material o que el dinero. Pero aun así, desearía poder tenerlo de vuelta”.

“¡Vamos a comprarlo!”, sugirió Dylan con una sonrisa.

“Oh, no, cariño. No tengo dinero ahora. Tu padre paga todo por mí ahora, y no podría pedir esta extravagancia, especialmente con su historia con tu abuelo”.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“¿Qué pasó con papá y el abuelo?”.

“Esa es una historia muy larga, pero te la contaré cuando seas mayor... Ahora, vamos por ese helado”.

***

En la tienda de antigüedades, Dylan abrió su alcancía y le dijo al dueño de la tienda que quería comprar el anillo de $1.000. El hombre detrás del mostrador, el señor Carlos, sacudió la cabeza con humor y comenzó a contar su dinero.

“Lo siento, chico. Solo hay $873 aquí. No es suficiente para comprar el anillo. Podrías comprar algo más”, dijo el señor Carlos, mirando a la madre.

Lucinda apretó los labios, incapaz de ayudar a su hijo porque ya había gastado dinero para comprarle algo a su suegra para su cumpleaños. Dylan vio las miradas en los rostros de los adultos y sus ojos se llenaron de lágrimas.

“Espera, espera, niño. No llores. ¿Por qué quieres tanto este anillo? Podrías comprar otra cosa que le guste”, ofreció el señor Carlos, señalando otros artículos en su tienda. Pero Dylan negó con la cabeza.

“No, tiene que ser ese anillo”, dijo, y comenzó a contarle la historia que su abuela le había revelado. El señor Carlos asintió al escucharlo.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Recuerdo a la persona que vino a vender este anillo hace tantos años. Lloró como lo haces tú ahora, y me di cuenta de que estaba avergonzado. Era un hombre orgulloso”, reveló, apoyándose en el mostrador y mirando de cerca a Dylan.

Los ojos del chico se abrieron desmesuradamente. No tuvo oportunidad de conocer a su abuelo, pero las pocas historias que había escuchado sobre él lo describían como un hombre duro.

“Prometió volver pronto a recuperarlo, pero tenían algún tipo de emergencia familiar y necesitaban desesperadamente el dinero. Le dije que no se avergonzara porque la familia tiene que ser lo primero. El dinero va y viene, y yo estaba seguro de que volvería a comprarlo pronto. Y ahora sé por qué nunca lo hizo”, finalizó el señor Carlos, con tono triste.

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Dylan se miró los zapatos mientras brotaban nuevas lágrimas. Sintió la mano de su madre frotando la parte posterior de su cabeza y se resignó. No podría sorprender a su abuela con su obsequio.

De repente, el señor Carlos golpeó su puño contra el mostrador.

“Está bien, chico. Te daré un descuento especial. Tu familia merece recuperar ese anillo”, afirmó. Dylan vitoreó, abrazando a su madre, quien agradeció efusivamente al hombre.

***

Unos días después, se reunieron en la casa de Alexia y todos se turnaron para darle un regalo. Dylan estaba emocionado por darle a su abuela algo que sabía que ella quería.

“¡Oh, Dylan! ¡Mi niño hermoso!”, susurró Alexia después de abrir la bolsa de regalo.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Se abrazaron durante varios minutos hasta que el resto de la familia exigió saber cuál era el regalo. Alexia explicó lo que había sucedido hace tanto tiempo y Dylan les contó a todos lo que el dueño de la tienda le había dicho sobre su abuelo.

Toda la familia estaba muy conmovida. Richard siempre les había dado la impresión de ser un hombre testarudo que apenas expresaba sus sentimientos. Pero el más sorprendido de todos fue el padre Dylan, Juan Ricardo.

“Nunca supe que por eso había vendido tu anillo. Tampoco que habían tenido problemas económicos”, murmuró Juan Ricardo a su madre.

“Bueno, hijo. Así lo prefería tu padre. No quería que tú o tu hermana se preocuparan por el dinero”, dijo Alexia. “Eso es lo que hacen los buenos padres”.

Juan Ricardo parecía estar reflexionando y Dylan supo que había tenido una epifanía. Todavía era demasiado joven para entenderlo, pero luego se enteró de que su padre pensaba que Richard prefería trabajar, que pasar tiempo con su familia.

Richard era un hombre emocionalmente cerrado, y murió tan temprano en sus vidas que no llegaron a conocerlo de otra manera.

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Ahora, el padre de Dylan sabía que todo lo que Richard siempre había querido era sacar adelante a su familia. Sus lágrimas en la tienda eran una demostración de cuánto amaba a su madre y a sus hijos.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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De repente, alguien tocó el timbre de la puerta y Dylan se sorprendió al ver al señor Carlos allí. Lucinda lo había invitado a la fiesta después de darles un descuento tan generoso en el anillo.

Dylan abrazó al hombre que había sido un extraño días antes y luego le presentó a su abuela. El dueño de la tienda les contó la historia de cómo había conocido a Richard, y elogió al niño por gastar sus ahorros para darle a su abuela un regalo tan preciado.

“De hecho, me conmoviste tanto que vine con mi propio regalo... pero es para ti, Dylan”, expresó, sacando un cheque de su chaqueta. Cuando Alexia lo vio, sus ojos se abrieron por la sorpresa.

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“¡$15.000!”, exclamó la abuela. “¡Oh Dios mío!”.

“¿Qué?”, preguntó Lucinda, acercándose para mirar el cheque.

“¿Pero por qué?”, preguntó Dylan. Sabía que el señor Carlos les estaba dando mucho más de lo que había pagado por el anillo.

“Este dinero es parte de una herencia que recibí de mi abuela. Nunca la traté tan bien en mi vida, y tus acciones me conmovieron. Los niños de tu edad ahorran para un videojuego o algo así. Pero tú no. Querías que tu abuela recuperara su tesoro, así que creo que mereces este dinero más que yo. Gástalo en algo divertido”, explicó el señor Carlos, y todos se lo agradecieron.

El hombre se fue unas horas más tarde, pero Dylan sintió que se volverían a ver porque notó la gran conexión que había entre él y Alexia. Unos meses después, usaron el dinero para un viaje a Disney World en Orlando… ¡Y el señor Carlos los acompañó!

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Algunos niños no entienden los sacrificios que harán sus padres para criarlos: Juan Ricardo finalmente entendió a su padre tras muchos años de resentimiento, luego de conocer la historia del anillo.
  • Los gestos amables pueden dar lugar a cosas sorprendentes: Dylan ahorró para comprar ese anillo, y conmovió tanto al señor Carlos que le hizo un regalo muy especial y pasó a formar parte de la familia.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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