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Flores frente a una puerta | Foto: Shutterstock
Flores frente a una puerta | Foto: Shutterstock

Anciana viuda halla flores en la puerta de su casa una vez a la semana: atrapa a la niña desconocida que las deja allí - Historia del día

Mayra Pérez
14 sept 2022
12:00

Una anciana viuda comienza a encontrar flores en la puerta de su casa todos los domingos y está decidida a descubrir la identidad de esa misteriosa persona.

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Lo peor de ser viuda era volver a casa y encontrarla vacía. Olivia introducía la llave en la cerradura y escuchaba ese clic solitario. La puerta se abría en absoluto silencio.

Se sentía como si el aire se hubiera vuelto pesado y viciado. La casa estaba sin vida, incluso cuando ella estaba allí. No había nada por lo que volver a casa, nada que esperar.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Olivia deseó amargamente haber muerto con Walter. ¿Qué estaba haciendo ella aquí? No habían tenido hijos, por lo que ella no le importaba a nadie y nadie la necesitaba. O eso creía ella.

Debido a que volver a casa era tan doloroso, Olivia comenzó a salir cada vez menos. Comenzó a hacer sus compras en línea en lugar de ir a la tienda y dejó de visitar a sus viejos amigos.

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“Pronto estarán muertos también”, se dijo a sí misma. “Será una cosa más que perder. ¡Lo mejor es dejar de verlos desde ahora!”.

Lo único que todavía hacía era ir a la iglesia los domingos. ¡El padre Rogelio se había negado a hacer visitas a domicilio para Olivia, aunque ella sabía que él había visitado a Eva Cardozo en su casa y le dio la Sagrada Comunión!

Ella trató de discutir con él al respecto, y él simplemente la interrumpió. “Vienes a la iglesia, o no”, dijo con firmeza. “Es tu decisión, Olivia”.

Así que Olivia iba a la iglesia y se quejaba todo el tiempo. Se sentaba en el banco delantero donde el padre Rogelio podía verla y entró apoyada en su bastón después de que comenzara el servicio, gimiendo en voz alta para que él supiera que tenía dolor.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¡Obviamente no le importaba! El hombre no tenía caridad, concluyó Olivia, enfadada mientras caminaba ágilmente por el camino de entrada a su casa. De pronto, vio las flores en su puerta.

Era un hermoso ramo envuelto para regalo con rosas, gaulterias y gardenias. “¿Quién las habrá dejado? Tal vez fue un error”, pensó, inhalando el aroma celestial de las flores.

Quizás lo había entregado en la dirección equivocada uno de esos irritantes niños en scooter. Olivia miró a su alrededor, pero las casas vecinas estaban cerradas. La mayoría de las familias todavía estaban de vacaciones.

Así que decidió quedarse con las flores. ¡No había nadie a quien preguntar de todos modos! Le gustaba tenerlas en la casa. El perfume de las flores impregnaba el aire, y esa semana se inspiró para salir y hacer un poco de jardinería.

“¡Qué error tan afortunado!”, se dijo a sí misma.

Pero tal vez no había sido un error, porque el próximo domingo, cuando llegó a casa de la iglesia, ¡había OTRO ramo esperándola en la puerta!

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Esta vez, eran girasoles y los puso en la sala de estar. Era como tener un jardín en la casa, y Olivia nunca se cansaba de ver la explosión de colores cálidos.

¿Otro error? Definitivamente no. ¿Entonces quién le traía flores? No pudo pensar en un solo nombre. ¿Podría ser el padre Rogelio? No lo creía así. No estaba contento con ella y, además, no era su estilo.

La siguiente semana fueron claveles rosa pálido, y la siguiente, los lirios del valle más hermosos y delicados que jamás hubiera visto.

Olivia estaba decidida a descubrir quién dejaba las flores, y como el misterioso amigo las dejaba mientras ella estaba en la iglesia, decidió no ir. Cerró las cortinas, tal como lo hacía cuando salía, pero se paró detrás de ellas y esperó a su visitante secreto.

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Tuvo una larga espera, y justo cuando estaba a punto de darse por vencida, vio un auto detenerse frente a su casa.

Alguien salió y caminó hacia su puerta, llevando un ramo de rosas amarillas. Cuando la persona se acercó, Olivia vio que era una niña muy pequeña, no más de 10 o 12 años.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

La niña puso cuidadosamente las flores en el umbral de su puerta. Olivia la abrió y la pequeña retrocedió asustada. Inmediatamente, se dio la vuelta y comenzó a correr.

Olivia gritó: “¡ESPERA!”, y corrió tras ella. La niña tropezó y Oliva logró sujetarla. “Espera”, dijo de nuevo. “Por favor, espera. No te asustes. ¡Solo quiero saber por qué dejas las flores! ¿Quién eres?”.

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La niña parecía muy avergonzada y dijo: “Yo... soy Jessica. Te vi una vez camino a la iglesia y te veías tan triste... Me recordaste a mi abuela. Murió hace poco… Le dije a mi mamá que quería animarte, así que empezamos a traerte flores”.

Oliva sonrió. “Me animaste, más de lo que crees”, dijo. “¿Por qué no llamas a tu mamá y ustedes dos toman el té conmigo?”.

Jessica corrió al auto y habló con su mamá. La madre de Jessica era una mujer delgada con una cara amable. Se bajó del auto y saludó a Olivia tímidamente.

Madre e hija pasaron un tiempo maravilloso con Olivia. Resultó que vivían dos calles más abajo. Acababan de mudarse a la ciudad y no conocían a mucha gente.

Todas se hicieron grandes amigas; la niña veía a la anciana como una abuela. La vida le había dado a Olivia una familia adoptiva muy especial que la hacían sentir muy querida y necesitada.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Acércate a los demás y encontrarás el amor y la amistad. Olivia había decidido encerrarse en su hogar a esperar la muerte hasta que la conoció a Jessica y su madre y volvió a sentir que la vida era buena.
  • Un acto de bondad puede transformar una vida. Las flores que la pequeña Jessica le regalaba a Olivia le permitieron reconciliarse con la vida. Sintió que alguien se preocupaba por ella y, a veces, eso es todo lo que necesitamos.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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