Madre de 5 hijos alimenta a 3 niños que encontró solos: "¿Eres nuestra mamá ahora?", le preguntan - Historia del día
Una madre de cinco niños rescata a tres hermanos sin hogar y los lleva a Servicios Infantiles. Pero no puede olvidarlos y se le ocurre un plan para darles una hermosa familia y un entorno seguro.
¡Laura amaba tanto ser madre que lo había hecho cinco veces! Ella y su esposo Brian eran los orgullosos padres de tres niños y dos niñas.
A veces deseaba haber tenido más, especialmente ahora que los tres hijos mayores estaban en la universidad y los dos más pequeños en la escuela secundaria.
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“Pronto volveremos a estar solos”, le dijo Laura a Brian con tristeza. “Voy a extrañar tener niños alrededor”.
Brian asintió distraídamente, aunque en realidad no estaba escuchando. “Sí, querida”, dijo. Laura sonrió. ¡Ella amaba a Brian, y amaba que él siempre entendiera cómo se sentía!
Tres días después, la vida de Laura y su matrimonio dieron un vuelco. Estaba paseando a su perro por la playa cuando escuchó el llanto de un niño cerca de una vieja cabaña de salvavidas abandonada.
El perro empezó a ladrar y corrió hacia la cabaña. Laura lo siguió y lo vio moviendo la cola alegremente. Frente al perro estaban tres niños.
El mayor parecía tener cinco años, el segundo tal vez cuatro, y el tercero todavía estaba en un cochecito. Los dos mayores se veían asustados y el pequeño solo se veía molesto y con mucha hambre.
“Hola”, dijo Laura suavemente. “Soy Laura, ¿y ustedes cómo se llaman?”.
El niño mayor dijo: “Soy Daniel, ese es mi hermano Kevin, y él es Will”, dijo señalando a su hermanito en el coche.
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“¿Y dónde está tu mamá?”, preguntó Laura, mirando alrededor.
Daniel apartó la mirada. “Mamá fue a comprar hamburguesas”, dijo con valentía. “Creo que se perdió, porque ha pasado mucho tiempo”.
“¿Hace cuanto se fue?”, quiso saber la mujer.
“Ayer. Anoche dormimos aquí”, susurró Daniel. “Pero YO SÉ que ella va a volver”.
“Te diré algo”, dijo Laura. “¿Por qué no los llevo a comer una hamburguesa y luego podemos buscar a su mamá?”.
“Pero…”. Daniel frunció el ceño. “¡Si regresa, no sabrá dónde estamos!”.
“Le dejaremos una nota, ¿de acuerdo?”, dijo Laura. Escribió una nota y la clavó en la puerta de la choza de salvavidas. “¡He escrito mi número de teléfono celular también, para que pueda llamarnos!”.
Laura llevó a los niños a un local de hamburguesas frente a la playa y, mientras comían, llamó a la policía y a Servicios Infantiles. Luego volvió a la mesa y pidió batidos.
Los niños estaban sonrientes y relajados. Fue entonces cuando el pequeño Will se acercó y palmeó la mejilla de Laura. “¿Eres nuestra mamá ahora?”, preguntó con inocencia.
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“No, no…”, aclaró Laura rápidamente. “Vamos a encontrar a tu mami, ya verás”.
Pero los Servicios Sociales no estaban tan esperanzados. Sabían que si alguien quería desaparecer, podía hacerlo. “Tiene tres bocas que alimentar”, explicó la trabajadora social a Laura. "Y solo tiene diecinueve años”.
“Se convirtió en madre con apenas catorce años y estaba desesperada. No creo que regrese”.
“Eso es muy triste”, dijo Laura. “Estos niños son tan lindos y tan pequeños que estoy segura de que muchas familias los querrán”.
“No será tan fácil”, dijo la trabajadora social. “Tenemos una política de no separar a los hermanos. Por lo general, podemos ubicar a dos; tres es demasiado. Estos niños estarán en el sistema de acogida durante mucho tiempo”.
Laura fue a su casa y le contó a Brian y a sus hijos de secundaria lo que había sucedido. “¿Pueden creerlo? Esos pobres niños…”.
“Laura”, protestó Brian. “¡Quieres ser la madre de todos!”.
Laura se rio, pero recordó la pregunta del pequeño Will: “¿Eres nuestra mamá ahora?”. Ella respiró hondo. “¿Brian? ¿Por qué no adoptamos a los tres niños?”.
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“¿Qué?”, exclamó Brian.
“¡QUÉ!”, gritaron sus hijos. “¿Estás bromeando?”.
“¿Por qué no?”, preguntó Laura. “¡Vamos, Brian! ¡Nos está yendo muy bien! Y dijiste el otro día que te gustaría tener más hijos…”.
“¡NO!”, dijo Brian enojado. “¡Te dije lo que querías escuchar! No conocemos a estos niños y no tenemos obligaciones con ellos”.
“¿Qué pasa con la compasión básica, Brian?”, preguntó Laura, en voz baja. “¿Qué hay del amor?”.
“¡Estos NO son mis hijos, y no gastaré un centavo en criarlos! ¿Los quieres? ¡Encuentra el dinero, porque no obtendrás ni un centavo de mí!”, respondió Brian, en voz muy alta.
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Laura miró a su marido. “Esto no se trata del dinero”, dijo en voz baja. “Encontraré el dinero. Me entristece que no te conmuevan esos niños. Te has vuelto duro de corazón. Me pregunto... ¿Todavía me amas?”.
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Se volvió hacia sus hijos y les dijo: “No es así como los críe, para que fueran insensibles y egoístas con los menos afortunados. Debo haber fallado en sembrarles valores de generosidad y amor al prójimo”.
Su esposo y los niños desviaron la mirada, pero ninguno fue capaz de disculparse o cambiar su postura. Brian se sintió aún peor cuando supo, por el abogado de la familia, lo que Laura estaba haciendo.
Había puesto en venta la casa en la playa que había heredado de sus padres, e incluso la plata y las joyas que le había dejado su abuela. ¡Laura estaba planeando vender cosas que apreciaba para ayudar a los tres niños!
Esa noche, Brian y los niños se acercaron a Laura y se disculparon. “Por favor, cariño”, Brian dijo. “No vendas nada. ¡Tenemos dinero más que suficiente!”.
“¿Pero pueden aceptar a esos niños en su corazón?”, preguntó Laura, mirando a Brian y a sus hijos a los ojos. “No traeré a esos niños a una casa donde no serán amados”.
Brian y los adolescentes de 14 y 17 años, prometieron que serían cariñosos y comprensivos con los pequeños. Incluso sus hijos mayores llamaron desde la universidad para decirle a Laura que tenía todo su apoyo.
En cuanto a Daniel, Kevin y Will, estaban encantados de ser parte de una gran familia, con muchos hermanos y hermanas mayores para consentirlos. En poco tiempo, se les hizo imposible imaginar cómo serían sus vidas sin esos adorables niños creciendo entre ellos.
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¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Hay que ser honesto con tu pareja: Brian le dijo a Laura que le encantaría tener más hijos porque sabía que era lo que su esposa quería escuchar. Su engaño fue descubierto y eso lastimó a su esposa.
- Abrir las puertas del hogar a niños desamparados es el mayor acto de generosidad: Los tres pequeños huérfanos tuvieron la suerte de ser encontrados por Laura, quien de inmediato los rescató. Pudo adoptarlos y darles una amorosa familia y seguridad.
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