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Niño acostado en la calle con su osito | Foto: Shutterstock
Niño acostado en la calle con su osito | Foto: Shutterstock

Mujer adopta a niño tras verlo durmiendo en la acera: la madre biológica aparece 14 años después - Historia del día

Mayra Pérez
22 sept 2022
22:00

Una mujer sin hijos encuentra a un niño pequeño, que conoce de la escuela en la que trabaja, durmiendo en la calle durante la noche. Ella lo acoge, sin imaginar cómo transformará su vida.

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Victoria amaba a los niños, por eso había elegido trabajar en una escuela, aunque fuera en mantenimiento. Ella, como otras tantas mujeres, nunca había podido tener hijos.

Por eso había fracasado su matrimonio. Su esposo quería tener hijos tanto como ella, por lo que decidió divorciarse y buscar a otra mujer con la que pudiera hacer su sueño realidad. Tuvo dos bebés.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

“¡Mi vida es terrible! ¡Cuarenta y tres años y no tengo nada!”, se dijo Victoria un día, en que la desesperanza la golpeó.

Luego se rio. “¡Victoria Barrios, ya basta de sentir lástima por ti misma!”. Tenía su propia casa, un trabajo maravilloso y Hulk, su gato. Era feliz en realidad.

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“Solo tengo cosas que agradecer a la vida”, se dijo a sí misma, sin imaginar que algo maravilloso estaba a punto de ocurrir.

Los fines de semana, Victoria conducía hasta un pueblo cercano para hacer sus compras y regresaba bastante tarde. Esa noche en particular, sus vecinos estaban organizando una fiesta y no pudo encontrar estacionamiento en su propia calle.

“¡Qué mala suerte!”, exclamó molesta. “¡Y ni siquiera me invitaron!”.

¡Ahora tendría que cargar sus compras dos cuadras hasta su casa! Victoria cerró su auto, recogió sus compras y cuando comenzó a caminar escuchó un pequeño ruido extraño.

“¿Quién está ahí?”, preguntó preocupada. Dejó sus compras y miró debajo del seto que crecía sobre la acera. ¡Había un niño allí, acurrucado y profundamente dormido!

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“¿Hola?”, dijo Victoria en un susurro. El niño se sentó, parpadeando; parecía muy asustado. Tenía alrededor de seis o siete años, y su rostro estaba lleno de lágrimas y sucio.

“Por favor”, susurró. "¡Por favor, no me haga daño!”.

Victoria estaba sorprendida. “Cariño, está bien”, dijo suavemente mientras invitaba al niño a salir a la luz. ¡Ella conocía a este chico! ¡Era uno de los alumnos de la escuela donde ella trabajaba!

“Sammy, ¿qué pasó? ¿Qué estás haciendo aquí?”. El niño inmediatamente comenzó a llorar, y Victoria tuvo dificultades para calmarlo. Cuando escuchó su historia, entendió todo.

“Mi mamá”, susurró Sammy. “Ella está enferma. Uno de sus amigos le consigue las medicinas, pero son caras. ¡No es su culpa!”.

“Lo entiendo, Sammy”, dijo Victoria. “Dime lo que sucedió”.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

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“Me pidió que fuera al centro comercial y le pidiera dinero a la gente, pero estaba tan cansado… Me quedé dormido. Cuando llegué a casa, me preguntó: ‘¿Cuánto te dieron?’. Le mostré los dos dólares, y se enojó mucho”.

“Me dijo: ‘¡A menos que me traigas $50, puedes dormir afuera!’. Le dije: ‘¡Mamá, por favor, mami! ¡Tengo tanta hambre!’. Pero ella me gritó y me dijo que no volviera nunca más”.

Victoria abrazó a Sammy, con el corazón roto. “No tengo adónde ir”, susurró Sammy.

“¡Si tienes!”, dijo Victoria. “Puedes quedarte conmigo esta noche. Haré espaguetis y podrás conocer a mi gato. Tengo un gato ENORME. Su nombre es Hulk”.

Esa noche, Sammy durmió seguro y cálido en la pequeña habitación de invitados de Victoria con Hulk a sus pies. Al día siguiente, lo llevó a la escuela y le contó al director lo que había descubierto.

El director llamó a Servicios Infantiles y se inició una investigación sobre la madre de Sammy. Durante la entrevista con la trabajadora social, el niño se aferró a Victoria como una lapa.

Después, la mujer le preguntó a Victoria que si consideraría convertirse en la madre cuidadora de Sammy. “Él confía en ti”, dijo la mujer. “Y creo que te preocupas por él. ¡Esa es una gran base para una familia!”.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pixabay

Victoria se convirtió en la madre cuidadora de Sammy, y cuando él tenía trece años, ella lo adoptó. No había mucho dinero, pero había mucho amor (y gatos), y su hogar era el más feliz de la cuadra.

Muchos años después, Sammy estaba casado y tenía su propia familia. Estaba visitando a Victoria para el almuerzo del domingo con su esposa y su hijo pequeño cuando alguien tocó el timbre.

“¡Yo abro, mamá!”, gritó y acarició a Hulk IV en el camino.

Abrió la puerta. Había una mujer de mediana edad, con aspecto cansado, parada allí. “¿Puedo ayudarla?”, preguntó.

“¿Sammy?”, dijo la mujer, estirando sus manos y sonriendo. Tenía mucho lápiz labial. “¡Mi dulce niño! Soy tu mamá, ¿me recuerdas?”.

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Sam la miró. “Tú no eres mi madre”, dijo con calma. “Ella está en la cocina preparando el almuerzo como lo ha hecho todos los domingos durante los últimos catorce años. No sé quién eres. Que tengas una buena tarde”.

Cerró la puerta y fue directo a la cocina y besó a Victoria. “Te amo, mamá”, susurró. “¡Te quiero mucho!”.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Unsplash

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El amor y la confianza son la base de una gran familia. Victoria y Sammy encontraron el amor que necesitaban el uno en el otro y se convirtieron en una familia feliz.
  • Algunos errores son imperdonables. La madre de Sam pensó que podría regresar y ser perdonada por abandonarlo, pero estaba equivocada. El daño causado a un niño puede dejar grandes e imborrables cicatrices.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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