Hijo llora leyendo el diario de su madre fallecida: se entera de que tiene una hermana que vive al lado - Historia del día

Un niño huérfano descubre el diario de su difunta madre y se da cuenta de que tenía una hermana mayor a la que nunca conoció. Su viaje para encontrarla transforma su vida.

Johnny acababa de cumplir nueve años cuando su mamá falleció. Fue una de esas cosas que nadie espera. Era alegre y hermosa, pero tenía una aneurisma.

Como Johnny no tenía más familia viva, tuvo que quedar al cuidado de los Servicios Sociales, quienes lo colocaron en un orfanato. Antes de irse, un amable vecino lo llevó a su casa para recoger sus cosas.

Johnny empacó su ropa y sus pertenencias favoritas, luego entró en la habitación de su madre. Todavía olía a su perfume. Johnny se acostó en su cama y enterró su cara en la almohada y lloró.

"Mamá", susurró. "¿Qué voy a hacer ahora?". Fue entonces cuando su mano tocó algo escondido bajo la almohada. Era un viejo diario, como el que tendría una adolescente, y la cubierta estaba muy raída.

Johnny abrió la tapa y leyó el nombre de su madre en el interior. "¡PRIVADO!", decía en letras grandes y gordas. Entonces el vecino lo llamó y él corrió a su habitación y metió el diario en su mochila.

Esa noche, durmiendo por primera vez en una cama extraña, Johnny se acostó y leyó el diario.

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"Querido diario", había escrito. "¡Estoy enamorada! Carlos es el chico más guapo de la escuela y hoy me ha mirado a mí. Me ha invitado al cine".

Su madre detalló el progreso del romance a lo largo de varias entradas, y luego escribió: "Se acabó. Carlos me ha dejado. Está saliendo con Mayra. ¡MI MEJOR AMIGA!".

Como ya era hora de dormir, Johnny metió el diario bajo su almohada y se acostó a descansar. Le encantaba tenerlo allí, era como estar cerca de su madre. Estaba decidido a leerlo todo.

Al día siguiente, retomó la lectura donde la había dejado y se llevó una sorpresa. "Estoy embarazada", había escrito su mamá. "No sé qué hacer". Luego, durante mucho tiempo, no había escrito nada.

"Querido diario, mi madre dice que tengo que renunciar a mi niña. Si no la entrego, debo mudarme y criarla sola”.

"No tengo trabajo ni habilidades. ¿Cómo puedo cuidarla? Me han dicho que se irá con una buena pareja que le dará una vida mejor. No puedo dejar de llorar ni de besar sus manitas".

Johnny dejó de leer porque no podía contener su llanto. Su mamá había renunciado a su bebé. Él tenía una hermana, en algún lugar por ahí. ¡Había alguien que era su familia!

Johnny continuó su lectura. "Querido diario", había escrito su madre. "¡He encontrado a mi pequeña! La llamaron Susana, ¡y es la cosita más bonita!”.

"La observo, pero nunca me acerco. Esperaré hasta que sea mayor".

Su mamá escribió sobre Susana y cómo la veía ir al colegio y al parque. Luego hubo otra entrada emocionante: "¡La casa de al lado de la de Susana es de alquiler! He hablado con el propietario y me voy a mudar".

Johnny comprobó la fecha y sacó cuentas. Era aproximadamente un año antes de que él naciera. Fascinado, siguió leyendo: "Hoy Susana tiene dieciocho años y mi Johnny cuatro. Me acerqué a su puerta y me quedé allí durante horas.

"No tenía valor para llamar al timbre. ¿Qué le diría? ¿Querría siquiera conocerme? Mi preciosa chica está mejor sin mí".

Johnny agarró el diario. ¿Su hermana había estado viviendo al lado todo este tiempo? ¡Todavía vivía allí! Johnny recordaba a los vecinos diciendo que la hija del vecino se había hecho cargo de la casa cuando ellos murieron hacía un año.

Tenía una hermana y sabía dónde estaba. Decidió que iba a visitar a Susana y mostrarle el diario de su madre. Ella tenía derecho a saber que su mamá la había querido.

Al día siguiente, Johnny guardó el diario en su mochila y se dirigió a la escuela junto con los demás niños, pero a mitad de camino se desvió y se subió a un autobús.

Se dirigió a la casa de Susana y llamó. Le abrió la puerta una joven alta de pelo largo y rubio. "¿Sí?", le preguntó. "¿Qué quieres?".

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No parecía muy amigable, pero Johnny se armó de valor y dijo: "Hola, ¿eres Susana?".

La chica frunció el ceño. "Sí, ¿y tú quién eres?".

"Soy tu hermano", dijo Johnny y le entregó el diario de su madre. "Mi mamá te cuidó toda la vida. Vivíamos en la puerta de al lado, y una vez se paró justo donde estoy yo, pero no tocó el timbre. Tenía miedo de que no la quisieras".

Susana empezó a llorar. "¡La quiero! ¡Estoy desesperada por encontrarla desde que cumplí los 18 años! ¿Dónde está?".

Johnny también empezó a llorar. "Está muerta", explicó. "Murió hace tres meses. Yo también estoy solo".

Susana abrazó a Johnny, luego se sentó con él y leyó el diario de mamá. Al final, los hermanos sollozaban y se aferraban el uno al otro.

Entonces Johnny se limpió la cara. "Tengo que irme ahora", explicó. "Tienen toque de queda en el orfanato".

"No vas a volver allí", dijo Susana con firmeza. "Vas a vivir conmigo. Voy a pedir tu custodia. Tengo 23 años, y tengo un hogar y un gran trabajo. Ahora tienes un hogar, Johnny".

Susana consiguió la custodia de Johnny. Tenían una familia y el recuerdo cariñoso de la mujer que los había amado a ambos.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

No hay que dudar en actuar durante demasiado tiempo, o podría ser demasiado tarde: La madre de Johnny tuvo miedo de ponerse en contacto con su hija y, por desgracia, lo dejó para demasiado tarde. Falleció sin conocer a Susana.

El amor de una madre es infinito: Aunque la madre de Johnny se vio obligada a entregar a Susana, nunca dejó de preocuparse por ella y de quererla.

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