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Hombre sentado con 3 niños en un banco | Foto: Shutterstock
Hombre sentado con 3 niños en un banco | Foto: Shutterstock

Maestro viudo no puede alimentar a sus 3 hijos por deudas del cuidado de su esposa: toda la escuela se reúne en su casa pronto - Historia del día

Mayra Pérez
30 sept 2022
20:40

Un estudiante notó que su maestro favorito había estado ausente demasiado tiempo y se enteró de que tenía problemas para alimentar a sus hijos. El adolescente organizó algo especial para él y su familia, y le dio una gran sorpresa.

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Bruno caminó rápidamente hacia la oficina del director y preparó lo que tenía que decir. Iba a preguntarle a su director, el señor Pereira, si el profesor David regresaría pronto.

El señor David era su profesor de física, y él lo consideraba el mejor del mundo. Animaba a todos los alumnos, y aunque esa materia podía ser complicada, él lograba que la entendieran.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Actualmente, tenían un profesor suplente porque la esposa del señor David había fallecido, y había pedido tiempo libre para ocuparse de algunas cosas. Pero Bruno y casi todos en la clase querían que regresara pronto.

El suplente era agradable, pero no explicaba las cosas tan bien, ni conocía los problemas de cada estudiante. Por esa razón, Bruno necesitaba averiguar si su profesor regresaría en algún momento.

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Pero justo afuera de la oficina, Bruno escuchó al Director hablando con la señora Linda, su asistente. Y no eran buenas noticias.

“No creo que David regrese, Linda. Está teniendo problemas”, dijo el director, y Bruno aguzó el oído.

“¿Por qué? Ha pasado casi un mes”, comentó la Linda.

“Por lo que me contó, su esposa tenía un trabajo muy bien pagado. Ahora David está lidiando con las facturas médicas y no cuenta con ese ingreso. Aparentemente, apenas puede permitirse alimentar a sus hijos”.

“Me dijo estuvo sacando cuentas y si acepta trabajar como repartidor de Amazon o como chofer de Uber podría mejorar su situación económica. Es terrible”, continuó, y Bruno podía imaginarlo negando con la cabeza.

“Bueno, ser docente de secundaria no es el trabajo más lucrativo. Tenemos que admitirlo”, agregó Linda.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Sí, desearía que las cosas fueran diferentes. De todos modos, consígueme la información de Lucas, el profesor suplente. Es posible que tengamos que ofrecerle un puesto permanente”, agregó el señor Pereira.

Bruno lo escuchó alejarse del escritorio de la asistente. La conversación había terminado y el adolescente estaba devastado.

“¿El señor David no va a volver? ¿Y está teniendo dificultades para alimentar a sus hijos y pagar sus deudas?”, se preguntó Bruno. Tenía las manos en la cabeza mientras caminaba de regreso a su salón de clases.

No tenía idea de lo que él o cualquier otra persona podría hacer por el hombre, pero sus amigos notaron su rostro preocupado cuando llegó a la clase. Les contó lo que había escuchado, y todos se sintieron tristes por eso.

De pronto, comenzaron a surgir ideas de cómo ayudarlo.

“¿Y si organizamos un GoFundMe? La gente hace eso todo el tiempo”, sugirió un adolescente llamado Marcos. Los demás asintieron.

“Esa es una buena idea”, dijo Bruno, y agregó: “¿Qué tal una colecta de alimentos y algunos obsequios para sus hijos? El dinero no es el único problema que tienen. Los niños perdieron a su madre. Deben estar tristes y deprimidos”.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a planificar.

Bruno hizo un GoFundMe esa noche, lo compartió en todas las redes sociales, incluidos los grupos de Facebook de su ciudad, y animó a todos a participar y compartir. La gente comenzó a donar inmediatamente.

Los otros chicos de su clase organizaron una colecta de alimentos y juguetes en la escuela. Pusieron una mesa en el patio e hicieron algunos carteles que colgaron por la ciudad para que todos pudieran contribuir.

Sin embargo, nadie le dijo al personal de la escuela, y el Director se molestó cuando descubrió la conmoción que provocaron. “¡Bruno! ¿Puedes explicarme qué está pasando?”, exigió saber.

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A Bruno le sorprendió el tono, pero respiró profundamente y le explicó la situación en un tono muy calmado. El señor David se merecía ese esfuerzo.

“¿Quién dijo que podías hacer esto? ¿Quién te dio permiso?”, preguntó el Director levantando mucho la voz, y de pronto se hizo un silencio alrededor. Todos lo habían oído y no sabían qué hacer.

Pero Bruno se mantuvo ecuánime. “No me di cuenta de que tenía que pedir permiso para ayudar a nuestro profesor”, dijo, aparentando ingenuidad. Todos asintieron y se rieron, pero al director no le hizo gracia.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Francamente molesto, el señor Pereira exigió a los estudiantes que dejaran de hacer lo que estaban haciendo de inmediato. Pero la situación se les fue de las manos porque ninguno de ellos le hizo caso.

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Incluso arrancó una de las cajas de comida de las manos de uno de los adolescentes, indignado por la rebeldía de los jóvenes. Pero de repente, todo se detuvo porque llegó la señora Farías, la mujer más influyente de Asociación de padres.

Sus hijos estaban en el cuadro de honor, incluido Harry, que estaba en la clase del señor David y ayudaba con la colecta de alimentos. Otras mamás acompañaban a la elegante mujer, y Bruno notó las bolsas de comida enlatada en sus manos.

“¡Hola a todos! Oh, señor Pereira, que bueno que está aquí. Pasé por su oficina, pero debí suponer que estaría aquí apoyando a los chicos”, dijo con una sonrisa.

Se acercó al director, quien había dejado de gritar tan pronto como la vio. “Tengo que decirle que cuando Harry me habló de esto, me sentí muy orgullosa. Esto no solo es un gran trabajo de caridad y comunidad, sino que es lo mejor para la escuela”.

“El señor David es uno de los mejores docentes que hay y no podemos permitir que se vaya. Además, esta hermosa labor se verá muy bien en las solicitudes universitarias de los chicos”, agregó.

La gente a su alrededor murmuró su aprobación, y el señor Pereira apretó sus labios con disgusto. La señora Farías agregó su contribución a las pilas y se ubicó en la mesa para organizar las donaciones.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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A partir de ese momento, el director los dejó seguir con su labor. Unas horas más tarde, tenían los paquetes listos y Bruno tuvo una nueva idea, que compartió con sus compañeros.

Todos estuvieron de acuerdo, y el grupo de madres, encabezadas por la señora Farías, ofrecieron sus vehículos para llevar a cabo la segunda parte del plan.

El señor David abrió la puerta de su casa y tuvo la sorpresa más grande que jamás había experimentado. Sostenía a un niño pequeño en sus brazos, y el pequeño comenzó a reírse. Un inmenso grupo de alumnos y algunas madres estaban en la entrada de su casa.

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El profesor se sintió algo avergonzado; su casa era muy pequeña y no había manera de invitarlos a pasar a todos. Pero uno de sus mejores alumnos, Bruno, se acercó, con una amplia sonrisa, y le explicó la situación.

El profesor no tenía palabras; sus dos hijos mayores se acercaron a la puerta y de inmediato la señora Farías se hizo cargo de la situación y dirigió la entrega. Por grupos, comenzaron a llenar la despensa de la cocina, mientras otros jugaban con los niños.

El señor David les agradeció la generosidad, aunque era evidente que se sentía muy nervioso por la situación. Finalmente, todo quedó organizado y uno a uno se fueron yendo. Bruno fue el último en despedirse.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Solo queríamos que supiera que no hay maestro como usted. Lo queremos de regreso, y es horrible que a los maestros no se les pague más por su arduo trabajo”, explicó con los ojos llenos de lágrimas.

“Esperamos que con esto se alivien sus preocupaciones y que puedas volver a enseñarnos. Porque usted es el mejor”, continuó el estudiante. “Por cierto, hicimos un GoFundMe. Cuando lleguemos a la meta, se lo haré llegar”.

El señor David estaba tan agradecido que abrazó al jovencito con fuerza, e incluso sus hijos abrazaron a Bruno cuando estaba a punto de irse.

El profesor observó al adolescente subirse a un vehículo y alejarse, pero se quedó en su porche. “A veces, no sabes si tu trabajo es apreciado o si estás marcando la diferencia como docente. Pero ahora lo sé”, pensó el señor David y finalmente entró.

Regresó a la escuela dos días después. El GoFundMe organizado por Bruno fue más que suficiente para pagar toda la deuda médica por la enfermedad y entierro de su esposa.

Los estudiantes aplaudieron cuando su maestro entró al salón de clases y el señor David se sonrojó. Antes de comenzar su clase, se tomó unos minutos para decirles cuánto significó su sorpresa para él y sus hijos. Sus palabras hicieron que todos se sintieran emocionados.

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Pero el profesor de física tosió para aclararse la garganta y con un tono formal dijo: “Está bien, volvamos a donde nos quedamos en la última clase”, y esta vez, todos sonrieron.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Los docentes deberían estar mejor pagados porque en sus manos está la educación de los jóvenes: Quienes se dedican a enseñar a los niños y jóvenes en formación, deberían ser reconocidos por su loable labor con un ingreso digno y justo.
  • Todo lo que se necesita es una persona que quiera hacer el bien para que otros la sigan: Bruno quería ayudar al señor David, y sus compañeros de clase se unieron a él, y siguieron su ejemplo.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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