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Niña llorando. | Foto: Shutterstock
Niña llorando. | Foto: Shutterstock

Indigente ayuda a una niña llorosa a encontrar a sus padres en la estación de tren: la familia lo lleva al viaje de su vida - Historia del día

Georgimar Coronil
12 oct 2022
08:00

Un indigente decidió ayudar a una niña que estaba perdida en la estación de tren. Eric no sabía que su buena acción le traería una recompensa.

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Era un día bastante concurrido en la estación de tren. “Por supuesto, ya llegaron las vacaciones”, pensó Eric, mirando a la gente que salía a toda prisa del tren.

“Trabajan sin parar todo el año y luego gastan todo el dinero en viajes”, dijo. De repente, un ruido en el suelo interrumpió sus pensamientos.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

"Que Dios le bendiga, señor", dijo Eric. Luego colocó con cuidado la moneda en su sombrero.

“Bueno, esta es mi realidad, ¿no? Sin hogar y cínico. Qué combinación". Eric se rio de su propia tragedia. Volvió a mirar a la multitud. Esta vez, su rostro no tenía una sonrisa de satisfacción.

Entre la multitud de personas que paseaban en todas direcciones, vio a una niña pequeña que estaba quieta. La chiquilla no parecía tener más de siete u ocho años, y estaba sollozando en un rincón. Sus ojos miraban frenéticamente a su alrededor, buscando a alguien.

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“Dios mío, la niña parece perdida. Y ninguna de estas personas que pasan junto a ella está dispuesta a detenerse y ayudar”, expresó Eric.

El hombre se levantó y se quitó el polvo de la ropa. Con los dedos se arregló el pelo y la barba. No quería que la pequeña se asustara cuando él se acercara a ella.

"Hola, cariño. ¿Qué haces aquí?", dijo Eric.

La niña se estremeció ante la repentina voz que venía de atrás. Miró hacia atrás y observó al hombre.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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"¿Te has perdido?", le preguntó.

La chica rompió a llorar. "Lo siento, señor. Mamá y papá me pidieron que no hablara con extraños. Pero no los encuentro".

"No te preocupes. Los encontraremos enseguida. Seguro que están comprando algún caramelo para ti".

"No me gustan los dulces. Te ponen los dientes amarillos. Como los tuyos". La niña señaló los dientes de Eric.

El indigente se tapó rápidamente los dientes y dijo: "Oh. Parece que tenemos a una chica lista por aquí. Bueno, ¿por qué no me lo dijiste antes de que me comiera todos esos caramelos, eh?".

La niña se secó las lágrimas y se rio.

"¿Y cómo te llamas, pequeña?" preguntó Eric. La pequeña dudó en responder. "Bueno, ¿cómo podemos encontrar a tus padres si no sé tu nombre?".

La niña pensó un poco y asintió. "Me llamo Joanna".

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Eric se sorprendió gratamente. Así se llamaba su madre. “Encantado de conocerte, Joanna. Soy Eric. Vamos a encontrar a tus padres, ¿te parece?”.

La niña asintió. “Ahora dime, ¿cómo son tus papás? ¿Son bajitos y gordos y llevan la ropa rota como yo?”.

“No”, se rio Joanna. “Mi padre es un hombre de negocios y le gusta llevar trajes. Hoy lleva un traje azul. Y mi madre lleva una gabardina”.

“¡Oh! Son elegantes, ¿no?”.

Joanna se rio y asintió. Eric vio a un empleado de la estación de tren caminando a cierta distancia. Le hizo un gesto a Joanna para que lo siguiera. “¿Podría ayudarnos a encontrar a los padres de esta chica?”.

El empleado de la estación anotó algunos detalles y pidió a Joanna que esperara en la oficina principal. Joanna dudó y preguntó si Eric podía acompañarla. Él aceptó. Se sentaron juntos en la oficina de la estación, esperando que sus padres vinieran a buscarla.

De repente, Eric y Joanna escucharon unos gritos detrás de ellos. “¡Joanna!”.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

“¡Mami! ¡Papi!”. La niña se emocionó al ver a sus padres. Corrió hacia su madre y la abrazó. “Mamá, papá, lo siento. No sé cómo me he perdido”.

La madre de Joanna se limitó a abrazarla, llorando. Se dio cuenta de que el vagabundo que acompañaba a su hija intentaba escabullirse de la estación. Lo miró fijamente y gritó: “¡Espera!”.

Eric se detuvo en seco. Joanna dijo: “No, mamá. No es un mal tipo. Me ayudó a encontrarlos”.

“Eric, ¿eres tú?”, dijo la madre de Joanna, temblando.

Eric se giró lentamente y se quitó la gorra.

“Hola, Julieta”, respondió él con lágrimas en los ojos.

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Julieta corrió hacia Eric y lo abrazó, mientras Joanna y su padre, Raúl, estaban sorprendidos y confundidos.

“¡Llevo diez años buscándote!”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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“¡Lo siento, hermana! La vida no ha sido como yo pensaba”.

Eric y Julieta perdieron a sus padres y un año después de este terrible incidente, murió la abuela que los cuidaba. Julieta tenía 23 años y Eric 15. La custodia de Eric se la dieron a Julieta.

Ella hizo todo lo posible por llegar a fin de mes y animó a Eric a asumir también parte de las responsabilidades. Le recomendó que aceptara el puesto de conserje en la clínica cercana, pero Eric tenía otros planes. Quería ser actor.

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Julieta no podía pagarle las clases de interpretación. No le parecía una opción sostenible.

“¿Y si no lo consigues, Eric? ¿Cómo vamos a sobrevivir?”, expresó

“Sé que lo haré. Y gracias por la confianza”, respondió él.

Los hermanos vivían discutiendo, hasta que un día Eric decidió irse a otra ciudad. Pero vivir solo no era nada fácil. Las cosas fueron cuesta abajo rápidamente y acabó en la calle.

Julieta se disculpó por no haber estado ahí para Eric.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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“Nunca dejé de buscarte, hermano. He fracasado. Pero ahora voy a estar ahí para ti”. Eric no podía dejar de llorar.

“Sí, Eric. Julieta me habló de ti. Me alegro de que Joanna te haya encontrado”, intervino Raúl.

Después de que los hermanos intercambiaron abrazos y lágrimas en silencio, Raúl intervino en la conversación.

“Debes venir con nosotros, Eric. La vida nos puso aquí juntos por una razón”. Eric se quedó sin saber cómo responder ante dicha situación.

“Escucha, sé que es una gran decisión para ti. No podemos llevarte sin más, no sin que te sientas cómodo con ello”.

“Antes de encontrarnos contigo, Joanna, Julieta y yo estábamos de viaje. Es un viaje que decidimos hacer después de tres largos años de trabajo duro, para recordarnos que la vida es algo más que pagar las facturas y cumplir los objetivos”.

“Y quiero que nos acompañes en este viaje. No creo que sea una coincidencia que te hayamos encontrado en el primer destino de nuestro viaje por Miami”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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Julieta se alegró de la considerada sugerencia de Raúl. Y Joanna ya había agarrado la mano de su tío.

“¡Tienes que venir, tío Eric! La próxima parada será en Disneylandia. Tal vez puedas sujetarme en las atracciones más terroríficas”. Eric sin palabras y solo pudo asentir con la cabeza.

Y así comenzó el viaje de dos semanas de la familia. En la fantasía de Disneylandia, Joanna no se separó de Eric, y Julieta y Eric se convirtieron en niños pequeños, disfrutando de la infancia que nunca tuvieron.

Eric los miraba hablar y reír, mientras la pequeña Joanna dormía en el regazo de Julieta. En ese momento decidió aprovechar la segunda oportunidad que le dio la vida.

Una semana después de que Eric se mudara con la familia de su hermana, empezó a jugar con su sobrina hablando con acento británico.

Julieta y Joanna se reían a carcajadas al escucharlo, pero Raúl tuvo una gran idea.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images

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“¡Eric! Mi productora va a lanzar un nuevo programa de dibujos animados para niños en Internet. ¿Crees que puedes prestar tu voz a algunos de los personajes?”.

Desde entonces, Eric consiguió varias actuaciones de voz y se convirtió en una voz habitual en la radio local. Las cosas habían empezado a mejorar para Eric, y cada vez que contaba la historia de su vida a jóvenes aspirantes a creativos, no dejaba de mencionar aquella tarde aparentemente ordinaria en la estación de tren que cambió su vida para siempre.

¿Qué aprendemos de esta historia?

  • Una verdadera familia es para siempre: A pesar de sus peleas, Julieta nunca dejó de buscar a Eric. Se había comprometido a cuidar de Eric, pero no pudo evitar que la abandonara. El destino acabó reuniéndolos y, esta vez, Julieta consiguió ayudar a su hermano.
  • Los niños tienen una manera de crear milagros: Eric se alejó de Julieta porque se avergonzaba de haber huido. Sentía que Julieta nunca le perdonaría. Pero, milagrosamente, encontró a Joanna, que le ayudó a reunirse con su hermana.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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