Madre en duelo halla nota de despedida de su hijo 3 años después de su muerte y va rápidamente al hogar comunitario - Historia del día
Después de perder a su único hijo, Diana creyó que no volvería a dormir. Sin embargo, tres años después, una carta le dio mucho más que un cierre: ¿habría finalmente algo por lo que Diana podría volver a vivir?
En el imponente edificio de apartamentos de lujo, la luz detrás de cada ventana se apagaba a medianoche. Excepto la de Diana: su delgada silueta permanecía junto a la ventana del dormitorio, perfilada por la tenue luz que la acompañaba en su insomnio.
¿Cómo podría volver a dormir? Su único hijo, Benjamín, había partido de este mundo para siempre hacía tres años.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images
"¿Por qué no le llamé más? ¿Por qué no irrumpí más a menudo en su habitación para ver si estaba bien? ¿Por qué mi valiente niño estaba molesto con el mundo? ¿Qué le rompió el corazón tan brutalmente que perdió toda esperanza?".
Las preguntas eran lo único que le quedaba a Diana, y no la habían dejado descansar en todos estos años.
Diana había intentado ayudar a su hijo, acercándose a él en sus últimos meses. Pero el joven se mostraba siempre distante, siempre estoico.
Cruzó hacia la cocina, pasando por delante de la gran caja con las viejas pertenencias de Benjamín que había estado acumulando polvo.
En tres años, la afligida madre nunca había hallado el valor para abrirla. Se imaginaba todas las cosas que encontraría allí, y sabía que el más mínimo roce con el recuerdo, el más leve olor, la haría caer en otro pozo sin fondo por varios días.
Yacía sellada en el mismo lugar donde la excompañera de clases de Benjamín la había dejado después del funeral.
Esta noche, algo la atrajo hacia la caja. "Ábrela, Diana. Es la hora", oyó susurrar una vocecita.
Arrancó la cinta adhesiva y la abrió. Encontró una nota en el montón de cosas de Benjamín.
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Con las manos temblorosas y un nudo en la garganta, comenzó a leerla.
"Querida mamá,
No hay manera de que pueda abrazarte, limpiar tus lágrimas y agarrar tus manos mientras digo esto, pero quiero que escuches.
Quiero que sepas que te quiero. Fuiste la única luz en mi vida que nunca se apagó.
Tuvimos nuestras peleas, pero nunca me abandonaste. Yo sí lo hice.
No estabas de acuerdo conmigo en muchas cosas, pero me apoyaste. Yo no lo hice.
Incluso después de que te abandonara y te insultara de formas que me han atormentado desde entonces, seguiste tendiéndome la mano. Yo no lo hice.
Y por eso, quiero que sepas que no tienes la culpa de ninguna de las miserias que he vivido. Este hombre debilitado en el que me he convertido no es culpa tuya, mamá. Me criaste para ser fuerte, para ser amable, para mirar siempre el lado bueno.
Pero hay cosas de las que no me puedo recuperar. Cosas que te oculté, cosas que merecías saber".
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Diana se tapó la boca, sorprendida, preguntándose qué secretos más profundos estaban a punto de ser revelados.
"Nunca te lo dije, mamá, pero me casé con una mujer hermosa hace cuatro años. La conocí poco después de mudarme de casa, y fue como un amor a primera vista.
Pensé que nunca aprobarías a una chica como ella, así que mientras tú te esforzabas por enviarme dinero para mi educación universitaria, yo lo utilizaba para empezar una nueva vida con mi Carlota.
Ella era todo lo que siempre quise, mamá. Y cuando nos enteramos de que estaba embarazada, estaba feliz. Fue como si este lado completamente desconocido de mí se hubiera despertado. Tenía dos trabajos, asistía a clases prenatales y cuidaba de Carlota durante su embarazo.
El día del alumbramiento, tenía el teléfono en la mano y marqué tu número. Justo cuando iba a pulsar el botón de llamada, un médico se acercó a mí con una expresión grave en el rostro.
Mi Carlota, mi mundo, mi luz, había muerto durante el parto.
Me quedé con el corazón roto y un bebé recién nacido en mis manos, llorando por su madre.
Estaba tan consumido por mi dolor que no me planteé criar al bebé por mi cuenta.
Quería que fuera feliz y sabía que no podía darle felicidad.
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Así que me separé de mi propio hijo y lo di en adopción.
Mi vida después de eso es un borrón. Los únicos sentimientos que recuerdo son el dolor por mi Carlota, la culpa por haber abandonado a mi hijo y el anhelo por verlo.
Pero nunca encontré el valor para visitarlo. Tal vez tú lo hagas".
Diana sintió que se le aceleraba el pulso al leer la siguiente frase.
"Se llama Miguel y vive en el hogar de la calle Acacias.
Si lo llegas a conocer, cuando le hables de mí, dile que lo intenté. Dile que lo amé desde el momento en que lo vi. Pero tenía el corazón demasiado roto para sentir que lo merecía.
Igual que me siento demasiado pequeño para merecer una madre increíble como tú.
Si puedes encontrar en tu corazón la forma de perdonar a tu tonto hijo, sé que mi alma será bendecida.
Me gustaría poder abrazarte y decirte que estoy bien. Pero estoy demasiado cansado para mentir.
Te quiero, mamá. Siempre lo haré, no importa dónde esté".
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Diana limpió las lágrimas que habían caído sobre el papel, emborronando parte de la tinta.
Estaba de nuevo en ese foso de dolor, pero esta vez, las palabras de su hijo seguían resonando en su cabeza.
"Hijo mío… has pasado por muchas cosas. Te perdono, cariño. Mamá te perdona".
Apretó la nota contra su pecho durante mucho tiempo y dejó que sus emociones brotaran de sus ojos.
De repente, sintió otro fuerte instinto y sus ojos llorosos se iluminaron. Su hijo se había ido, pero había dejado a alguien con quien conectar.
Al día siguiente, Diana se encontró cara a cara con su nieto en la casa de acogida.
"¿Miguel? ¿Eres tú?", preguntó.
El niño estaba sentado en un rincón, dibujando círculos con los dedos en el barro.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Una mirada a sus ojos y a su sonrisa bobalicona, y Diana supo que era él.
"Dios mío, te pareces a…", Diana hizo una pausa, tratando de contener las lágrimas.
"¿A quién?", los ojos de Miguel se agrandaron de curiosidad al preguntarle a Diana.
"¡A tu padre!", soltó Diana, abrazando a su nieto de tres años por primera vez.
Miguel era demasiado joven para entender la mayor parte de la historia que Diana le estaba contando, pero aprovechó la oportunidad para llamarla "¡Abuela!".
A Diana le dolía el corazón porque su propio nieto había pasado los tres primeros años de su vida viviendo como un niño abandonado.
"Ya no, Miguel. Ahora tienes una familia. Y una habitación grande y hermosa que una vez perteneció a tu papá", le dijo al niño, que tenía la misma felicidad en su rostro que antes tenía su querido hijo.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Getty Images
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- No pierdas la oportunidad de comprobar el bienestar de tus seres queridos: Llámalos, reúnete con ellos y está a su lado cuando estén dispuestos a abrirse.
- El amor de una madre puede sobrevivir a cualquier tormenta: A Diana se le rompió el corazón por el fallecimiento de su único hijo y, sin embargo, lo perdonó, lo amó y aceptó a su niño de 3 años como familia.
Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.
En México el Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis por Teléfono ofrece atención a través del 0155 5259-8121. En Estados Unidos, puede llamar a la Red Nacional de Prevención del Suicidio al 1-888-628-9454. En España, llame al Teléfono contra el Suicidio a través del 911 385 385. Otras líneas internacionales de ayuda al suicida pueden encontrarse en befrienders.org.
En México el Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis por Teléfono ofrece atención a través del 0155 5259-8121. En Estados Unidos, puede llamar a la Red Nacional de Prevención del Suicidio al 1-888-628-9454. En España, llame al Teléfono contra el Suicidio a través del 911 385 385. Otras líneas internacionales de ayuda al suicida pueden encontrarse en befrienders.org.