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Mujer embarazada durmiendo en el suelo. | Foto: Getty Images
Mujer embarazada durmiendo en el suelo. | Foto: Getty Images

Hombre ve a su ex embarazada durmiendo en el metro y se la lleva a casa: "Ella o yo", le dice su esposa - Historia del día

Un hombre se cruzó con su exprometida en avanzado estado de gestación en el metro y la llevó a casa, pues se sintió mal por su ella. Su esposa le gritó: “¿Ella o yo?”, obligando al hombre a tomar una decisión difícil.

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¿Ignorarías a alguien que alguna vez amaste si lo ves en problemas? ¿O lo ayudarías a pesar de que sabes que podría dañar tu matrimonio?

Joel, de 32 años, estaba atrapado en el mismo dilema cuando vio a su exprometida, María, en el metro. Estaba adormecida sobre una manta sucia en el suelo, con una mano en su barriga de embarazada.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Unas enormes ojeras debajo de sus ojos sugerían que normalmente no dormía lo suficiente. Joel no podía quitarle los ojos de encima ni a ella ni a su panza de embarazada.

Varios años atrás, María lo había engañado con su mejor amigo y lo había abandonado. Le había dicho que quería una vida mejor. Él quedó devastado, y le tomó años volver a la normalidad y otros varios para abrir su corazón al amor.

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Después de que Joel se casó con Kathy, pensaba que había superado aquel episodio doloroso de su vida. No extrañaba a María, no realmente. Pero cuando la vio en el metro, algo en su corazón cambió. Era como si mirara dentro de su alma y sintiera que algo andaba mal.

Cuando una gran multitud pasó junto a ella, María se despertó sobresaltada por el sonido de pasos. “Ay, no, ¿qué fue eso?”, murmuró, luego se dio cuenta de que solo eran personas que pasaban junto a ella.

“¿QUÉ HACES AQUÍ? ¿Estás bien? Tu fecha de parto debe estar cerca”, exclamó Joel. Sorprendida por la voz familiar, María se giró hacia él y se agarró con fuerza su barriga de embarazada.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Joel”, dijo ella. “Realmente eres tú. No puedo creerlo”.

“Sé honesta, María”, dijo. “¿Qué pasa? ¿Qué estás haciendo aquí exactamente?”.

Ella desvió su mirada y dijo: “No tengo adónde ir. Ronald me echó. No quería criar al niño. Dijo que no estaba listo”.

“¿Cuándo sucedió?”, preguntó él.

La amabilidad regresa en formas sorprendentes.

“Han pasado dos meses”, dijo ella con tristeza. “Me estaba quedando en un motel hasta que me quedé sin dinero. Necesito encontrar trabajo pronto”.

“Ven conmigo”, dijo él. “Eres bienvenida a quedarte en mi casa”.

“No puedes tomar esa decisión por tu cuenta, Joel”, dijo ella mientras miraba su anillo de bodas. “¿Cómo se llama tu esposa? ¿Tienes hijos?”.

“Kathy es hermosa. Es amable, empática y, bueno, es como tú. Estoy seguro de que lo entenderá”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿No tienes hijos?”.

“Todavía no”, respondió él. “El tren estará aquí en 2 minutos. ¿Vamos?”.

Antes de que María y Joel se dieran cuenta, el viaje en tren había terminado y estaban parados en el porche delantero de su casa. La mujer había rechazado su ayuda, pues estaba avergonzada de su pasado. Pero Joel la había convencido diciéndole que era por el bebé.

Cuando Kathy abrió la puerta esperando saludar a su esposo, se sorprendió al verlo con su ex embarazada.

“¿Qué está haciendo ella aquí?”, preguntó, sorprendida. “¡Dime que tiene la dirección equivocada!”.

“María se quedará con nosotros por unos días, cariño”, dijo Joel. “Por favor. Ronald la echó de la casa. No tiene adónde ir”.

“¡NO!”, declaró Kathy. “¡Tiene que irse! No hay lugar para ella aquí”.

“Pero cariño…”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Ella o yo?”, le preguntó la esposa de Joel sin rodeos. “Elige. ¡Si ella entra, me voy de inmediato!”.

Ver a su esposo vacilar hizo que Kathy sintiera que su mundo se derrumbaba a su alrededor. A pesar de años de tratamientos de fertilidad, ella y Joel no habían podido concebir.

¿Se había derretido el corazón de su esposo por María debido a su embarazo? ¿Significaba esto que su matrimonio estaba en peligro?

“La dejaré en un hotel y volveré. Podría llegar tarde”, respondió el hombre y luego se fue. No dijo nada más.

Kathy regresó a su dormitorio y lloró toda la noche. Se sentía mal por María. Podía ver que ella la estaba pasando mal, pero su corazón roto no le permitía ayudarla. Podría dañar su matrimonio. ¿Verdad?

Al día siguiente, Kathy fue a la iglesia para encontrarse con el padre Ricardo. Cada vez que estaba en problemas, acudía a él en busca de consejo.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“¿Qué debo hacer, padre?”, preguntó ansiosa. Ella le dijo cómo se sentía después de haber rechazado a María.

“Hija, ¿tu corazón te dice que la perdones?”, preguntó. “¿Quieres ayudarla?”.

Ella asintió. “Sí. Pero me preocupa tenerla cerca y que mi esposo comience a distanciarse de mí. Estamos experimentando dificultades para tener hijos”.

“Cree en el Señor, hija”, sugirió el padre Ricardo. “Él enseña compasión y perdón. Debes tener fe en tu esposo y ayudar a esa mujer. Si él no es leal, se alejará de ti sin importar si esa dama está cerca”.

Kathy lo pensó. Cuando Joel llegó a casa del trabajo esa noche se disculpó con él. Ella le dijo que también quería disculparse con María y ayudarla.

“No tienes que hacerlo si no quieres, cariño”, dijo el hombre. “No quiero agobiarte con esto”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“No es así, Joel”, dijo Kathy. “Simplemente, me siento mal por muchas cosas. Pero deberíamos ayudarla. Ella necesita ayuda en este momento. Imagínate si yo estuviera en esa condición. No sería feliz”.

Joel la abrazó. “Gracias, cariño. Muchas gracias”.

Así que el hombre y su esposa ayudaron a María durante las pocas semanas restantes de su embarazo, y pronto, los llantos de un hermoso bebé llenaron su hogar.

Cuando lo acunaba, Kathy olvidaba que el bebé no era suyo. Se sentía como si ya fuera una madre con solo tenerlo en sus brazos. Ella se ofreció a cuidar al bebé para que María pudiera continuar con sus estudios.

“Tienes que hacerlo por tu hijo”, le dijo Kathy a la mujer. “Se merece amor y un buen hogar. Joel y yo te ayudaremos hasta entonces”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Un año más tarde, María completó sus estudios de medicina y obtuvo su título de médico. Ella había suspendido sus estudios para pasar una vida con Ronald.

No mucho después de que la contratara un buen hospital, logró costearse un pequeño lugar para ella y su hijo, y se ocupó de su vida.

Un día, recibió una llamada de Joel con buenas noticias.

“Tendremos gemelos”, le dijo el hombre por teléfono. “Kathy y yo estamos esperando mellizos. Acabamos de regresar del médico”.

“¡Felicidades!”, exclamó María. “Estoy muy feliz por ustedes. Es mi turno de ayudar a Kathy. ¡Esto es maravilloso!”.

Después de años de tratamientos de fertilidad fallidos, Joel y su esposa concibieron no uno, sino dos hijos, un milagro que surgió de su voluntad de ayudar a los necesitados.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • La amabilidad regresa en formas sorprendentes. Kathy ayudó a María, que estaba embarazada, y esa amabilidad volvió a ella en forma de amor: fue bendecida con el amor de dos bebés que crecían dentro de ella.
  • Hacer lo correcto puede ser un desafío, pero al final vale la pena. Kathy no quería ayudar a María, pues temía que dañaría su matrimonio, pero se dio cuenta de que ayudarla era lo correcto. No sabía que su amabilidad la recompensaría más tarde con una familia propia.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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