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Niño abraza a un anciano | Foto: Shutterstock
Niño abraza a un anciano | Foto: Shutterstock

Solo el abuelo cuida a su nieto enfermo durante el divorcio de sus padres hasta que el niño comparece ante el tribunal - Historia del día

Mayra Pérez
11 nov 2022
09:40

Mientras que los padres de Dennis estaban atrapados en su amargo divorcio, su abuelo era el único que lo cuidaba durante su enfermedad. Meses después, el niño estaba sentado en la corte y todos esperaban que escogiera con quién vivir.

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Dennis estaba seguro de que sus padres se habían olvidado de él. “¿Cómo es que no han llamado, abuelo? He estado aquí una semana…”. Escondió su rostro en la manta y lloró.

“No llores, muchacho. Te puede volver a subir la temperatura”. El abuelo Pedro intentaba consolar a su nieto de 12 años.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

“Claro que te aman, Dennis. Están pasando por una semana difícil, eso es todo. Ahora vamos, haz un esfuerzo y termina el resto de tu sopa. Debes estar fuerte para curarte de esa gripe”. Pedro sonrió e hizo que Dennis también sonriera.

Había dolor tras la sonrisa de Pedro. Tenía que encontrar la manera de decirle al niño que sus padres estaban en el proceso de finalizar su matrimonio.

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Esa noche, Pedro decidió tratar de darle la noticia a Dennis con delicadeza. “Como sabes, tu mamá y tu papá recientemente decidieron separarse”.

“Pero eso es temporal, abuelo. ¡Ellos me explicaron todo! Han estado peleando mucho últimamente, y al estar separados se van a empezar a llevar mejor”, dijo el chico, frustrando los esfuerzos de Pedro por hablarle de la verdadera situación.

"Ellos están demasiado enojados. No quiero estar con alguien que está enojado".

La verdad es que la hija de Pedro, Silvia, y su esposo, Gabriel, habían sido infelices en el último año de su matrimonio. Y las frecuentes y misteriosas enfermedades de su único hijo no habían facilitado las cosas entre ellos.

Entre noches de insomnio, exceso de trabajo y visitas al hospital, el amor entre Silvia y Gabriel se había esfumado. Ahora ni siquiera se soportaban.

Habían estado viviendo separados durante casi un año. En ese tiempo, Dennis se había aferrado a la esperanza de que sus padres arreglarían las cosas y se mudarían juntos de nuevo pronto.

Entonces, una noche, Silvia llevó a Dennis a la casa del abuelo con una inusual petición: “Papá, lo siento, pero dejaré al niño contigo por un tiempo. Solicité el divorcio y Gabriel y yo estamos trabajando en la división de bienes, pensión y custodia”.

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“Volveré a buscarlo tan pronto como todo termine. ¡No tomará más de una semana, lo prometo!”, dijo. Pero ya habían pasado dos meses.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

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Mientras Silvia y Gabriel discutían por la custodia del niño, el pequeño Dennis estaba solo con su abuelo sin saber nada de ellos. Se habían olvidado de llamarlo o visitarlo.

Pedro, que era un granjero que vivía frugalmente, ahora se había convertido en el único cuidador del niño enfermo. Eso lo había obligado a darle un vuelco a su vida; había reorganizado su casa y sus días en torno al cuidado de su único nieto.

Solo se ausentaba dos horas cada tarde, para vender sus productos en el mercado local. Durante el resto del día, estaba con Dennis, revisando su fiebre, preparándole comidas calientes, contándole historias divertidas e intentando hacerlo feliz.

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“¡Abuelo, puedes venir a quedarte con nosotros cuando todo esto termine!”, le dijo Dennis, dándole un gran abrazo.

El niño soñaba con sus nuevas vidas juntos hasta que, un día, sentado en la corte, vio cómo su mundo se desmoronaba. Se quedó quieto mientras observaba cómo se insultaban sus padres y la rabia que veía en sus rostros.

Casi no podía reconocerlos. Esos no parecían ser los mismos padres que antes siempre estaban tomados de la mano, hablándose con cariño y mirándose con amor y calidez.

Su corazón se rompía con cada amargo intercambio de miradas entre su mamá y su papá mientras sus abogados peleaban por cosas sin sentido como el auto y el dinero.

Empezaba a sentirse mal de nuevo y tiró del abrigo de su abuelo, que estaba sentado a su lado. “¡No puedo hacer esto, abuelo!”, dijo al borde de las lágrimas.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

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“No te preocupes, cariño. Recuerda, cuando te llamen, sé honesto. Y escucha tu corazón. ¿Está bien, mi niño valiente? El abuelo está aquí. Vamos a bajarte esa fiebre, tan pronto lleguemos a casa, ¿de acuerdo?”, le dijo con cariño y empatía.

Cuando el juez le pidió a Dennis que hablara, toda la sala estaba a la expectativa. El niño miró con dolor a su padre y a su madre; estaba a punto de decirle a la corte con quién quería vivir.

“Quiero vivir con alguien que me ame, que me cuide, incluso en el peor momento de mi vida. Quiero vivir con…”. El chico hizo una pausa, cerrando los ojos y escuchando su corazón. “¡Mi abuelo!”. Dennis señaló a Pedro, quien estaba visiblemente sorprendido.

“Lo siento, pero debes elegir entre alguno de tus padres”, le aclaró el juez.

“No quiero elegir entre ellos. Quiero vivir con mi abuelo. Él ha sido la única persona que me ha cuidado todo este tiempo en que he estado enfermo. Mis padres estaban tan ocupados peleando que se olvidaron de llamarme o visitarme durante meses”.

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“No quiero vivir con mamá o papá. Ellos están demasiado enojados. No quiero estar con alguien que está enojado. Quiero mucho a mis padres, pero prefiero vivir con mi abuelo”, dijo Dennis, rompiendo en llanto.

Silvia y Gabriel miraron al suelo, llenos de vergüenza por la forma en que habían estado manejando su separación. Querían retractarse de todos los insultos que habían dicho ese día, pero ya era demasiado tarde.

El tribunal nombró a Pedro como tutor de Dennis, y los padres del niño observaron cómo se alejaba de ellos sin despedirse. Se les permitió establecer un horario de visitas.

Algunos días después, los padres de Dennis fueron juntos a la granja de Pedro. Tenía algo muy importante que proponerle a su hijo.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

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“¡Lo siento mucho, bebé!”, comenzó a decir Silvia. “Estaba atrapada en mi propia rabia, y olvidé lo que es realmente importante. ¡Y ese eres tú, Dennis!”.

“¡También lo siento muchísimo, Dennis!”, dijo su padre, al borde de las lágrimas. “Perdí mucho tiempo pensando que estaba luchando por ti. Pero ahora veo que solo te lastimé. ¡Todo lo que quiero es que seas feliz, hijo!”.

“Dennis”, interrumpió Pedro, poniendo un brazo sobre los hombros de su nieto. “Tus padres tienen una idea grandiosa. ¡Creo que deberías considerarla!”.

Después de escuchar lo que Silvia y Gabriel tenían en mente, Dennis dudó por un momento, aunque su corazón gritaba de alegría.

“Adelante, Dennis, disfruta de unas hermosas vacaciones con tus padres. ¡Te lo has ganado!”, le dijo su abuelo.

Durante los siguientes dos meses, los tres viajaron juntos por todo el país y redescubrieron la alegría de ser una familia. Silvia y Gabriel recordaron lo que amaban del otro. Y Dennis no se enfermó ni una sola vez durante el viaje.

Cuando regresaron, visitaron a Pedro, que se había mantenido muy ocupado con el trabajo agrícola.

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“No quiero dejarte solo, abuelo”. Dennis lo abrazó con fuerza y se negaba a separarse de él.

“Estaré bien. Tu sueño se ha hecho realidad... tus padres han decidido volver a vivir juntos. ¡Y eso es lo que tú querías! En cuanto a mí... estaré esperando tus visitas con ansias. Hay muchas más historias que tengo para contarte”, le dijo, mientras secaba las lágrimas de su amado nieto.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Getty Images

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • El divorcio es un proceso muy difícil para todos: Silvia y Gabriel se perdieron en medio de su conflictivo divorcio y no se dieron cuenta de la forma en que eso estaba afectando a su único hijo.
  • El amor de los abuelos es un tesoro precioso: Muchos tienen una versión del abuelo Pedro en sus vidas, para protegerlos y cuidarlos cuando nadie más está cerca.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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