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Joven abraza a mujer mayor | Foto: Shutterstock
Joven abraza a mujer mayor | Foto: Shutterstock

"Tú eres la razón detrás de mi éxito": Estudiante problema le dice a su vieja maestra 25 años después - Historia del día

Mayra Pérez
31 dic 2022
21:55

La maestra Helena sabía que Miguel era un buen estudiante, a pesar de que constantemente se metía en problemas en la escuela. Sus amables palabras le hicieron dejar todo atrás. Años después, recibe la sorpresa de su vida.

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“¡Sentados y en silencio!”, pidió la maestra Helena.

Era lo mismo cada día. Cada vez que venía a esta clase, encontraba a los estudiantes totalmente indisciplinados. Algunos estaban con los pies sobre sus escritorios y otros tirándose papeles entre ellos.

Nada cambiaba y sus alumnos la rechazaban por ser estricta y exigirles un buen comportamiento.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

“¡DIJE QUE SE SIENTEN Y HAGAN SILENCIO!”, repitió en voz muy alta.

Mientras los estudiantes corrían a sus respectivos asientos, la maestra Helena se preguntaba cómo lograría que se comportaran mejor, especialmente Miguel, quien era conocido por ser ruidoso y nunca hacer su tarea.

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Ella había tratado de llevarlo por un mejor camino, pero sus consejos caían en saco roto y se estaba cansando de eso.

Pero todo eso había ocurrido hace muchos años. Ahora vivía en la pobreza en el lado miserable de la ciudad. Su salud le había dado muchos problemas, al igual que sus finanzas.

Después de algunos años, ya no pudo permitirse un estilo de vida decente y se había resignado al destino. Su enfermedad se había comido los ahorros de toda su vida, y ahora estaba hasta el cuello de deudas.

Un día, escuchó que llamaban a su puerta. Era su amiga Roselyn. Tras los saludos convencionales, la señora Helena la invitó a pasar. Después de ponerse al día con sus vidas, su amiga se sinceró con ella.

“Tengo un problema. ¿Recuerdas a Jason, mi nieto?”, dijo.

“Por supuesto, recuerdo a Jason. ¿Qué está pasando con él?”, preguntó con interés la docente.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Bueno… estoy preocupada por él. Le está yendo muy mal en la escuela y siempre parece encontrarse en el lado equivocado, por así decirlo”, respondió Roselyn.

Al escuchar los problemas que el nieto de su amiga había estado teniendo en la escuela, la memoria de la señora Helena la llevó a cuando todavía enseñaba en la secundaria.

“Me recuerda a Miguel. El chico nunca podía mantenerse alejado de los problemas. Era ruidoso e indisciplinado, y ningún castigo parecía corregirlo”.

“Sin embargo, teníamos una conexión especial. Me peleaba constantemente con él y él se molestaba conmigo, pero en el fondo, me di cuenta de que era un buen chico”, continuó, recordando su época como maestra.

“¿Cómo lo supiste? ¿Y por qué era tan indisciplinado si era un buen chico?”, preguntó Roselyn.

“Después de haber tratado con estudiantes durante años, simplemente lo sabes. Algunos de estos chicos se comportan así como una manera de lidiar con su vida, pero si profundizas un poco más, son los niños más dulces que conocerás”, reflexionó.

“Podría ser el caso de Jason. ¿Has intentado hablar con él en lugar de regañarlo?”, preguntó Helena.

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Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“No se me había ocurrido, pero te prometo que probaré ese enfoque”, dijo. “Me da curiosidad saber de Miguel, ¿qué le pasó?”, preguntó Roselyn.

“Bueno, no puedo decirlo con seguridad. Por ese tiempo me enfermé y tuve que dejar mi trabajo como maestra. En mi último día allí, cuando me despedí de los niños, lo vi llorar”.

“¿Lloró? Entonces no te odiaba”, afirmó Roselyn.

“Era una relación de amor y odio. Miguel me alcanzó cuando salí del aula y dijo que me extrañaría. Y le dije que sabía que era un buen chico y que creía en él”, recordó Helena.

“Le dije que solo tenía que enfocarse en su futuro, y tendría éxito en todo lo que se propusiera. Prometió cambiar, pero no sé si lo cumplió”, concluyó.

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Pocas semanas después…

Helena estaba en casa cuando escuchó el sonido de un auto frente a su casa. Miró por la ventana y vio un jeep rojo, de aspecto lujoso, estacionado en el frente.

Luego vio a un hombre salir del asiento del conductor y comenzar a acercarse a la puerta de su casa. Ella no lo reconoció y se preguntó quién podría ser.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

Unos segundos después, escuchó un golpe y, a pesar de haberlo visto acercarse, su corazón dio un vuelco por un segundo. Se apresuró a abrir la puerta.

“¡Hola, maestra Helena! ¿Se acuerda de mí?”, dijo el apuesto joven, sonriendo de oreja a oreja.

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“Para ser honesta, no. ¿Debería?”. Helena intentaba hacer memoria.

“¡Debería!”, dijo entre risas. “¡Soy yo! ¡Miguel! ¿Recuerda a su problemático estudiante en la secundaria?”.

“¿Miguel? ¡No puede ser!”. Sorprendida, Helena miró intensamente al agradable joven, olvidando que aún seguían en la puerta de entrada.

“¡Ha pasado tanto tiempo!”, dijo Miguel, con genuina emoción.

“Has crecido tanto y luces tan…”. Helena no lograba expresarse con coherencia.

“¿Guapo…?”, preguntó su exalumno con picardía.

Ambos se rieron, y la señora Helena lo invitó a pasar y le preparó un vaso de jugo de frutas. Se sentaron a hablar durante horas. El apuesto joven le contó cómo había cambiado después de que ella se fue.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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“Me propuse convertirme en el mejor estudiante, obtuve excelentes calificaciones, me admitieron en una buena universidad y el resto es historia”, dijo con orgullo.

“¡Oh, Miguel, estoy tan feliz que no sé qué decir! ¡Eso es todo lo que deseé para ti! Siempre supe que eras un chico bueno y brillante, solo estabas pasando por algunas cosas”.

“Debo decirle que si no hubiera creído en mí, es posible que no estuviera donde estoy hoy. Sus amables palabras me ayudaron a darme cuenta de que iba en la dirección equivocada. Usted es la razón de mi éxito”, dijo Miguel, con las manos de su querida maestra entre las suyas.

“Y estoy feliz por eso”, dijo ella, con los ojos llorosos.

“Después de completar mis estudios universitarios, conseguí un trabajo bien remunerado como gerente financiero en la firma financiera más grande de la ciudad y gano muy buen dinero”, le explicó.

“Estoy realmente feliz por ti. El sueño de todo maestro es ver a sus alumnos triunfar”, comentó Helena con cariño.

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“No dije eso solo para regodearme, señora Helena. Sé que estuvo muy enferma, dejó de trabajar y tiene muchas deudas. ¡Quiero liquidar su deuda hasta el último centavo!”.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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Sin palabras, Helena se apoyó en el hombro de Miguel y lloró desbordada por la emoción.

“¡Es solo un pequeño agradecimiento por lo que hizo por mí hace tantos años!”, agregó.

“Gracias, muchas gracias, Miguel. ¡Solo estaba haciendo mi trabajo!”.

“Usted hizo un trabajo excepcional”, respondió Miguel, y se echaron a reír. “También quiero llevarla al mejor hospital y cubrir todos los gastos médicos”.

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Helena no pudo contener su alegría. “Eso es demasiado por solo creer en ti. ¡No sé qué decir, además de agradecerte infinitamente!”, dijo, limpiándose las lágrimas que ahora corrían por sus mejillas.

“Dígame que ayudará a mis hijos con sus estudios después de la escuela. No les está yendo muy bien, y quiero que sea para ellos la gran maestra que fue para mí”.

“¡Con mucho gusto lo haré, Miguel!”, respondió.

“Quiero que sepa que le debo mi éxito y quiero sea parte de él. ¡Gracias por todo!”, dijo Miguel.

A partir de ese momento, la vida de Helena cambió para mejor, solo por haber hecho su mejor trabajo y haber tenido fe en alguien años atrás.

Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Los buenos docentes pueden cambiar las vidas de sus alumnos: Las amables palabras de la señora Helena a Miguel, y la fe que tenía en él, lo ayudaron a reflexionar y convertirse en un buen estudiante.
  • Las buenas acciones suelen ser recompensadas: La señora Helena tenía confianza en la capacidad de Miguel. Años más tarde, él pudo agradecerle generosamente por eso.

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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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