"Eres la peor profesora", dice adolescente problemático: años después adopta al nieto de la docente - Historia del día
Alex había insultado a su profesora, la señora Vaughn, frente a la clase, pero ella sabía que algo más estaba pasando con el niño. Se enfocó en averiguarlo, y cambió la vida del chico para siempre.
“¡Alex! Esta es la tercera vez esta semana que llegas tarde a clase. Esta vez te vi merodeando por el pasillo”. La señora Vaughn regañaba al niño de 13 años, pero sabía muy bien que sus palabras caían en oídos sordos.
A Alex le importaba un comino. Para entonces, se había convertido en un maestro en el arte de desoír las voces y palabras molestas de sus docentes. Hasta que la señora Vaughn dijo algo que lo movilizó.
"Tus padres te criaron mejor que esto, muchacho. Quiero que pienses en eso mientras pasas el resto del período parado fuera del aula", dijo la profesora con frialdad.
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Algo acerca de ese regaño hizo que Alex temblara y sudara de ira. Con los puños cerrados, le espetó a la señora Vaughn: “¡Eres la peor profesora del mundo!”, antes de salir de la clase llorando.
La mirada en los ojos de Alex impactó a la señora Vaughn. “Algo está lastimando a ese chico”, le dijo su instinto. “Algo más allá de la escuela”.
En sus diez años como profesora de historia, nunca se había encontrado con un niño que reaccionara así por un regaño. Al día siguiente, pudo ver un lado completamente diferente del adolescente que era conocido como “alborotador” entre sus compañeros de clase y maestros.
“¿Ese es realmente Alex?”, pensó, mientras observaba al niño interactuar con una persona sin hogar fuera del patio de la escuela durante el recreo.
Alex estaba hablando con esa persona, preguntándole cómo se sentía y si necesitaba algo. Luego, el niño sacó una lonchera de su bolso, la abrió y le entregó un sándwich.
“Aquí tienes”, le dijo Alex al hombre, sonriendo, y volvió a cerrar su lonchera vacía. Luego, se tomó un gran trago de su botella de agua y regresó a clase con el estómago vacío.
El gesto hizo que los ojos de la señora Vaughn se humedecieran y confirmó lo que su voz interior le había estado diciendo. Alex era un niño dulce, y algo lo había lastimado profundamente como para hacerlo portarse mal en la escuela.
“¡Alex, espera!”, lo llamó la maestra, e insistió en que se sentara con ella y compartiera su almuerzo ese día.
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“Dime, Alex, ¿qué te pasa? Te vi ayudar a ese vagabundo, así que es obvio que no eres solo un chico travieso. Dime, ¿con qué estás lidiando?”, le preguntó tomando las manos del adolescente.
Por primera vez, Alex se sintió lo suficientemente seguro como para abrir su corazón a alguien y mostrarle su dolor. La verdad era que había perdido a su madre hacía un año y nada había sido igual desde entonces.
Tras eso, se sintió perdido, incapaz de hacer frente a sus emociones, y constantemente buscaba una manera de dejar salir su ira. Por eso comenzaba peleas e insultaba a otros niños y maestros.
En el momento en que la señora Vaughn supo su situación, cambió por completo su enfoque hacia él. Alex todavía se comportaba mal de vez en cuando, pero la docente respondía con paciencia y amabilidad.
Incluso fuera de clase, la profesora hizo todo lo posible para ayudarlo a sanar emocionalmente. Lo ayudaba con la tarea, le preparaba alimentos nutritivos y le compraba ropa abrigada en el invierno.
Cuanto más intentaba la señora Vaughn estar ahí para Alex, más amable y gentil se comportaba. Comenzó a estudiar más, a prestar más atención en clase y a hablar cortésmente con sus profesores.
Cuando Alex se graduó de la escuela unos años más tarde, no se olvidó de agradecer a la persona más influyente de su vida.
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“Gracias a la única persona que se convirtió en la luz en mi oscuridad, que se convirtió en madre de un niño sin madre y sin dirección como yo. Gracias, señora Vaughn”, dijo, haciendo llorar a la maestra.
Gracias a la disciplina y el trabajo duro que la señora Vaughn inculcó en Alex, fue admitido en una de las universidades más prestigiosas del país. Viajó a otra ciudad, lejos de su profesora, a la que le debía tanto.
Y la señora Vaughn no podría estar más orgullosa. Pasaron los años, se jubiló y dejó de tener noticias de Alex, pero siempre hablaba de él y de su ejemplo a todos los niños que conocía, incluso a su propio nieto, Gabriel.
Por uno de esos desafortunados giros de la vida, terminó convirtiéndose en la tutora de su nieto de siete años. Los padres de Gabriel habían fallecido en un accidente un año atrás, y era su responsabilidad asegurarse de que tuviera la mejor educación.
Y la escuela donde la señora Vaughn había enseñado estaba más que feliz de aceptar al niño como su nuevo estudiante. Cuando llevó a Gabriel a su primer día de clases, se encontró con una sorpresa inesperada.
El maestro de Gabriel era un hombre joven, que estaba entretenido arreglando los libros y limpiando la pizarra. Cuando se dio la vuelta y miró a la señora Vaughn, su amable sonrisa le resultó inconfundible.
“Alex… ¿Eres tú?”. Ella estaba totalmente sorprendida.
¡Ciertamente era él, después de todos esos años! Esa tarde, Alex se reconectó con la mujer que había cambiado su vida.
“He tenido la intención de decirle esto desde hace mucho tiempo, señora Vaughn. Ese día en clases, cuando la insulté, todavía me atormenta de vez en cuando. La llamé la peor profesora del mundo, y quiero disculparme por eso”.
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“Porque no solo eras una gran docente. Fuiste la mujer que creyó en mí cuando nadie más lo hizo. Y me dio la inspiración para convertirme en profesor. En realidad, debí decir que era la mejor profesora del mundo”.
La señora Vaughn abrazó a su antiguo alumno y lo alentó a dejar de lado toda esa culpa y el arrepentimiento de su corazón.
Unos años más tarde, la profesora falleció y Alex tuvo la oportunidad de convertirse en más que un maestro para Gabriel, tal como la señora Vaughn había moldeado la suya. Lo adoptó formalmente y creció escuchando historias sobre su bondadosa abuela.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Dentro de cada niño con problemas hay un dolor que aún no pueden afrontar: La señora Vaughn descubrió que la verdadera razón por la que Alex se estaba portando mal en la escuela era el reciente fallecimiento de su madre. Así pudo ayudarlo.
- Honra a tus maestros: Si has tenido una profesora como la señora Vaughn, no la olvides. Eres su legado, así que recuérdala siempre y háblale a tus hijos acerca de ella.
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