Hombre oye canción de cuna que su nuera le canta a su hija: se da cuenta de que en realidad es su sobrina - Historia del día
Un hombre se enamoró de una mujer en avanzado estado de gestación que conoció en un café. Después de una cena en casa de sus padres, él descubrió que el amor de su vida era su prima hermana.
Era una tarde brillante y soleada cuando Peter entró en el café al final de la calle de su oficina para terminar su informe de marketing. Pidió un café con leche, y cuando tomó el primer sorbo, miró a su alrededor y sus ojos se posaron en la cajera embarazada detrás del mostrador.
“Natalie”, decía su placa de identificación, y era tan dulce como la primera nevada de la temporada, pensó Peter. Olvidó que su café ya estaba servido y que tenía que irse rápido a trabajar.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Tomó un segundo sorbo de la cafeína ardiente, su mirada se fijó en ella y gritó un “¡Ay!”. Ella lo miró por un momento, sus ojos se encontraron y él forzó una sonrisa tonta en su rostro. Ella le devolvió la sonrisa y negó con la cabeza.
“¿Quieres agua?”, preguntó ella amablemente, señalando un vaso de hielo, y él dijo: “No, estoy genial. ¡Gracias!”.
Intercambiaron números antes de que Peter se fuera del café ese día y, en el fondo, eran conscientes de la atracción instantánea entre ellos. No tenían idea de que estaban cometiendo un terrible error, un error garrafal, y que no deberían haber comenzado todo en primer lugar.
Natalie conoció a Peter cuando estaba embarazada de siete meses y su trágica historia lo acercó más a ella. Su novio la había abandonado porque no quería criar a un hijo y ella estaba demasiado avergonzada de contarles a sus padres sobre su embarazo, por lo que se mudó a otro estado.
Ella nunca esperó volver a encontrar el amor después de comenzar una nueva vida como cajera de un café en una ciudad. Por decirlo suavemente, había perdido la fe en el amor.
Pero Peter la hacía sentir diferente y él era todo lo que podría haber deseado. No solo la amaba a ella sino también a su hijo por nacer y prometió cuidar de ambos.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
El único problema era que a él le preocupaba que sus padres se opusieran a que saliera con una chica que estaba embarazada del hijo de otro hombre.
“Tengo la sensación de que no aprobarán nuestra relación”, le dijo él un día. “Pero no puedo dejarte, Nat. Yo... te amo a ti y al bebé”.
“Me da vergüenza que sepan de mi embarazo también, Peter”, dijo Natalie. “No los culparía si no aprueban nuestra relación. Mis padres tampoco lo harían”.
“Pero esta es nuestra vida, Nat”, dijo él. “Somos adultos y no pueden decirnos qué hacer. Aceptarnos o no es su elección, pero mi elección es que quiero vivir mi vida contigo y el bebé que está creciendo dentro de ti. Los amo a ambos”.
“No lo sé, Peter…”, dijo Natalie. “Tengo la sensación de que algo no está bien. Ya sabes, este embarazo, estar juntos así... Algo anda mal... Algo está muy mal, y no sé qué es”.
“Creo que es solo la ansiedad de todo... el bebé y nuestra relación”, la consoló Peter. “Nos lo tomaremos con calma, Nat. No te preocupes. Superaremos esto juntos. Todo va a estar bien”.
Los dos decidieron dejar todo lo demás en un segundo plano hasta el parto. Dos meses después, cuando llegó el día más esperado y Natalie dio a luz a una hermosa niña, Peter lloró. Sostuvo a la pequeña en sus manos, asombrado de lo diminuta que era.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“Es hermosa…”, dijo él, con los ojos llorosos. “¡Es la bebé más hermosa que he visto en mi vida! Estoy aterrorizado, ¿y si se me cae?”.
“¡No la dejarás caer!”, dijo ella riendo débilmente. “¡Los amo tanto a los dos!”.
Natalie y Peter eran felices en su pequeño mundo. No tenían idea de que una tormenta estaba en camino para destruir su pacífica existencia. No tenían idea de que la base de su relación era defectuosa y que nunca debería haber comenzado...
Meses después, él le propuso matrimonio a su amada en el ambiente más romántico y ella dijo que sí a pesar de las reservas de su corazón. Luego tuvieron una cena romántica en un restaurante francés. Los dos estaban muy felices, lo más felices que podían ser, o eso pensaba Peter.
“¡Yo... yo no sabía que habías planeado esto! ¿Desde cuándo tenías pensado hacer esto?”, le preguntó ella, con la mirada fija en el anillo que ahora adornaba su dedo anular y la ponía más incómoda.
“Desde siempre”, respondió Peter. “¡Desde que te conocí supe que quería casarme contigo! Te amo, Nat, y quiero que estemos juntos hasta que la muerte nos separe”.
“Pero... ¿estás bien? Pareces preocupada. Mira, sé que las cosas han sido difíciles para ti después de lo que pasó, pero créeme cuando te digo que no te abandonaré. Nunca”.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“Lo sé...”, dijo ella con una sonrisa, luego susurró para sí misma: “Sé que no te irás, Peter”.
“Pero siento que esto no es lo correcto, y no sé por qué... Desearía sentirme tranquila con todo esto”.
Peter era un buen hombre y lo mejor de todo era que amaba a la hija de Natalie. Así que ella lo abrazó e ignoró las preocupaciones de su corazón, pensando que podría deberse a que se sentía abrumada.
Esa era la conclusión más segura que podía sacar sobre por qué no estaba realmente feliz. Esa noche, después de la cena, Peter y Natalie decidieron que era hora de que él le presentara a sus padres.
Ella estaba ansiosa de que ellos no aceptaran su relación, al igual que su amado. La pareja se sorprendió cuando los padres de Peter los invitaron a cenar a casa y apoyaron su relación.
“¿Qué te hizo pensar que diríamos que no? Oh, mira a esa pequeña bebé... ¡Eres un despiadado por ocultarnos este hermoso secreto, Peter!”, dijo su madre, Lydia, con una sonrisa quejumbrosa, acunando a la hija de Natalie.
“¡Dios mío! ¡Mírala, David! ¿No es encantadora?”, le preguntó a su marido. “¡Es un angelito!”.
“¡Creo que ya es hora de que este hombre tenga algunas responsabilidades!”, anunció el padre de Peter durante la cena.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“¡Bienvenida a la familia, joven!”, le dijo a Natalia. “Como puedes ver, amamos absolutamente a nuestra pequeña nieta. Nunca esperábamos que Peter trajera una niña a casa, ¡pero todo sucede por una razón! ¿No es así?”.
“Es un placer conocerlos a ambos finalmente”, dijo Natalie tímidamente. “Y estoy encantada de ser parte de la familia. Peter es un muy buen padre para Ana, y lo aprecio por eso”.
A pesar de la preocupación constante en su corazón, Natalie estaba contenta de ser parte de la familia de Peter. Después de todo, los Martínez habían sido muy amables con ella y con la pequeña Ana. Pero sabía en el fondo que su corazón no estaba tranquilo.
“¿Por qué esto se siente mal? ¿Por qué no puedo ser realmente feliz a pesar de que quiero serlo? ¿Es solo mi ansiedad o hay algo más?”.
El resto de la cena fue una velada agradable, y todos acunaron a la pequeña Ana en sus brazos hasta que empezó a llorar y a reclamar la atención de su mamá.
“Creo que tiene hambre. La alimentaré y vuelvo enseguida”, dijo Natalie mientras se disculpaba y se dirigía a otra habitación para alimentar a su recién nacida.
Minutos más tarde, Ana estaba tranquila y pacíficamente disfrutando de la leche de su mamá. Mientras lo hacía, Natalie comenzó a mecerla suavemente y le cantaba una canción de cuna, lo que llamó la atención de su futuro suegro David.
Por unos segundos, intentó recordar dónde había escuchado la canción. Se sabía la melodía, pero no fue hasta que cerró los ojos y se concentró que logró dar con ella.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash
“Dios mío... ¿es realmente lo que estoy pensando? ¡No, no puede ser! ¿Cómo se sabría Natalie la canción?”, se preguntó David.
“Cariño, ¿está todo bien?”, preguntó Lidya. “¿Olvidaste tomar tus medicamentos hoy?”.
“Peter”, dijo David. “¿Tú también conoces esta canción? ¿Te la mencioné alguna vez?”.
Peter levantó la vista de su teléfono y negó con la cabeza. “¿De qué canción estás hablando, papá?”.
“La canción de cuna…”, dijo David. “¿No escuchas eso?”.
“No sé, papá. ¡No recuerdo ninguna canción de las que mamá solía cantarme cuando era niño!”.
“Esa canción... no sé... ¿Cómo iba a conocerla Natalie, querida?”, le dijo a su esposa. “Si la conoce… ¡Oh, no, eso no puede ser!”.
Peter y Lydia no podían entender por qué David parecía tan preocupado después de escuchar a Natalie cantarle la canción de cuna a su bebé.
“¿Qué está pasando, David?”, preguntó su esposa. “¡Nunca te había visto tan preocupado por una simple canción! ¡Es una canción de cuna, muchas madres se las saben!”.
“¡NO!”, dijo él. “¡Esa es la cuestión! ¡Nadie aparte de mi hermana se sabría esa canción!”.
“Mi madre la compuso especialmente para mi hermana menor. Mi hermana era muy quisquillosa cuando era una bebé. Si mi madre estuviera viva, también lo habría notado”.
“Pero está muerta, y escucho a esta joven cantando la misma melodía. ¿Será que Natalie conoce a mi hermana? ¿Podré encontrarla después de todos estos años? ¡Dios!”.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“Oye, papá, relájate. Puedes preguntarle a Natalie cuando regrese”, dijo Peter con calma.
“Tengo que hacerlo...”, dijo David. “Quiero saber dónde la escuchó. Escuché esta canción durante toda mi infancia, así que no podría confundirla con nada más”.
Natalie se tomó su tiempo para regresar a la sala de estar, donde todos la esperaban. Había estado tratando de dormir a Ana.
Cuando regresó a la sala, se sorprendió al escuchar que David había reconocido la canción que le estaba cantando a Ana. Desafortunadamente, fue entonces cuando todas las preocupaciones en su corazón comenzaron a tener sentido.
“¿Está seguro, Sr. Martínez?”, preguntó con lágrimas en los ojos. “¿Está seguro de que es la misma canción? No puedo creer que la conozca”.
“No puedo estar equivocado, cariño”, dijo David con el corazón pesado. “Mi madre había hecho esa melodía para mi hermana menor. ¿Conoces a alguien llamada Marla? Si alguna vez...”.
“Es mi madre”, lo interrumpió Natalie, con lágrimas rodando por sus mejillas. “Ella es mi madre y yo soy su sobrina”, reveló, sorprendiendo a todos.
“Sabía que algo andaba mal, Peter”, continuó Natalie. “Debería haberte detenido. ¡Debería haber detenido nuestra relación! ¡Todo es un desastre ahora!”.
“¡Esa es una broma horrible, Nat! ¿De qué diablos estás hablando?”, preguntó Peter, incapaz de creer lo que escuchaba.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Natalie sacudió la cabeza mientras sollozaba. “El nombre de mi madre es Marla, y ella es la hermana de tu padre, Peter. Mi abuela escribió esta canción, según mamá”.
“Ella me había dicho una vez que había perdido el contacto con su familia debido a una disputa. No tenía idea de que así sería como los conocería. Mamá siempre estaba enojada porque su familia no se preocupaba por ella”.
“No sé qué decir, pero... ¡no podemos casarnos! ¡Somos PRIMOS, Peter!”.
Peter sintió como si alguien lo hubiera golpeado con una tonelada de ladrillos. David y Lydia quedaron desconcertados. No tenían idea de cómo lidiar con la situación.
“Papá... ¿es todo esto cierto? ¿Qué diablos está pasando?”, preguntó Peter, desesperado.
“Creo que es hora de que todos sepan lo que sucedió décadas atrás. Todo comenzó después de la muerte de mis padres, Peter”, dijo David en un tono serio. Luego le confesó la verdad a la familia.
Resultó que él y Marla habían tenido una disputa sobre la herencia de sus difuntos padres. Sus papás habían dejado importantes bienes a nombre de David, lo que enfureció a su hermana, y cortó todos los lazos con ellos.
David trató de comunicarse con ella durante mucho tiempo, pero se dio por vencido después de no haber obtenido ningún resultado.
Él no tenía idea de que Marla se había casado y había tenido una hija. Se sentía aliviado al saber que su hermana estaba contenta con su vida, pero lamentaba lo que su enemistad les había hecho a sus hijos.
“Esto es una locura”, exclamó Peter, enterrando su rostro entre sus manos.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
“Nosotros... ¡incluso nos besamos, papá! Me alegro de que no hayamos ido demasiado lejos. ¡Esto es incómodo!”.
“Para mí también, pero Peter...”, dijo Natalie. “Seguimos siendo familia, ¿no? Todavía tenemos a Ana, y sin importar lo que hicieron nuestros padres, podemos tener un nuevo comienzo”.
“Creo que fue la forma en que Dios nos reunió a todos. Dejemos atrás el pasado. Hablaré con mamá. ¿Qué piensan ustedes?”.
Todos se miraron, luego vieron a Ana, que dormía plácidamente en la carriola frente a ellos. La boda fue, por supuesto, cancelada.
Pero David y Marla se reconciliaron después de todos estos años. Aunque Marla aún no sabía que Peter y Natalie habían estado comprometidos, ella y su hermano superaron sus diferencias y se reunieron como una gran familia feliz por el bien de sus hijos y de Ana.
No querían que la pequeña niña se perdiera el amor de una familia debido a una pelea tonta que había ocurrido décadas atrás.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Escuchar a tu corazón a veces puede salvarte de ir por el camino equivocado: Natalie tenía una preocupación constante en su corazón que le decía que su relación con Peter estaba mal. Si le hubiera prestado atención, las cosas no les habrían ido tan mal.
- Todos son parte del plan de Dios. Ese plan no siempre es color de rosa; a veces, es agridulce: Aunque la relación de Peter y Natalie terminó de una manera dolorosa, la pequeña Ana nunca se vio privada del amor de una familia. De hecho, encontró una gran familia que la adoraba.
Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.
Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.