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Un autobús cruzando un paso de peatones mientras llueve. | Foto: Shutterstock
Un autobús cruzando un paso de peatones mientras llueve. | Foto: Shutterstock

Chofer de bus cambia la ruta para llevar a una novia a su boda: pronto termina en el lugar del novio - Historia del día

Vanessa Guzmán
23 feb 2023
22:00

Un amable conductor de autobús se sorprendió cuando se encontró con una novia varada bajo la lluvia, pero no dudó en ayudarla a llegar a tiempo a su boda. Él no se imaginaba que su amable acto tendría un gran impacto en el resto de su vida.

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Gruesas gotas de lluvia azotaban el parabrisas cuando Bob detuvo su autobús en la parada. El clima había sido terrible todo el día. Cuando el conductor abrió las puertas del vehículo, no se sorprendió al ver que nadie esperaba para abordar.

Tampoco tenía pasajeros. Casi nadie se había aventurado a salir a la calle hoy, a menos que hubiera tenido que hacerlo. Los pocos pasajeros que llevaba a bordo se habían bajado en su parada anterior.

Bob suspiró. Esta era su última parada del día. Había considerado no detenerse en ella para terminar temprano, pero sabía que su trabajo era importante. Muchas personas dependían de los autobuses y él quería evitar privar a alguien de sus servicios en un día lluvioso.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“Bueno, es hora de irme a casa”, murmuró Bob para sí mismo.

Había comenzado a alejarse de la parada cuando una mujer con un voluminoso vestido blanco dobló la esquina. Sostenía sus faldas en sus manos y tenía un paraguas metido torpemente bajo un brazo.

Un hombre mayor con traje seguía a la mujer. Él comenzó a sacudir sus manos y a gritar cuando vio el autobús.

Bob se detuvo y abrió la puerta. La novia y su acompañante corrieron hacia el transporte. Una vez dentro, el chofer notó el encaje en el vestido de la mujer y quedó boquiabierto. ¡Era un vestido de novia!

“Gracias por detenerse, señor”, exclamó la novia.

“El auto antiguo que alquilé para el día de mi boda se averió en el camino a la iglesia”.

“¿A qué iglesia se dirigía?”, preguntó Bob.

Ella dijo el nombre de la iglesia y le preguntó al hombre si se detendría en alguna parada cercana.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Bob negó con la cabeza. “Esto no sucedería en circunstancias normales, pero no tengo otros pasajeros en este momento, así que la llevaré”, dijo.

“¡Es muy amable, gracias!”.

Bob sonrió. Los ojos verdes de la mujer le recordaban a su hija, y él querría que alguien la ayudara si lo necesitaba.

“No puedo dejar que camine bajo la lluvia con su vestido de novia, señorita”, respondió. “Toda novia merece lo mejor en su día especial”.

La novia y el hombre mayor que la acompañaba se sentaron y Bob comenzó a conducir. Eran momentos como estos los que le hacían amar su trabajo. No había nada más satisfactorio que poder ayudar a los demás.

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El conductor se detuvo justo afuera de la iglesia. La novia y su acompañante le agradecieron su ayuda.

“Me encantaría que viniera, aunque solo sea por unos minutos”, dijo la novia.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Bob estuvo de acuerdo. Su turno había terminado y quería ver casarse a la joven que había ayudado. Entró en la iglesia y se sentó junto a una mujer de hermoso cabello rojo y ojos verdes.

“¿Por casualidad viste a la novia cuando entraste?”, preguntó la mujer, con el ceño fruncido por la preocupación.

“Sí la vi”, dijo Bob. “De hecho, la traje aquí. Su coche se averió de camino a la iglesia”.

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La mujer se llevó una mano al pecho y suspiró aliviada. “¡Por eso no habían llegado antes! Estaba muy preocupada”.

De repente, la marcha nupcial comenzó a sonar a través de los altavoces y todos se giraron.

La novia sonreía mientras el hombre mayor que la había acompañado en el autobús la guiaba hacia el altar. Ella le dio a Bob una sonrisa extra brillante cuando lo vio y él y asintió con la cabeza.

La mujer a su lado dijo: “Se ve muy hermosa”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Bob se giró hacia la mujer. La luz proyectaba un suave resplandor sobre su rostro, haciéndola parecer angelical. Era mucho más hermosa que la novia, pensó Bob.

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“Soy Bob”, dijo él tendiendo la mano.

“Soy Marjorie”, respondió ella.

La ceremonia comenzó entonces, y todos se quedaron en silencio. Bob trató de concentrarse, pero la mujer que estaba a su lado lo distraía. Cada vez que se movía en su asiento, Bob percibía una nueva bocanada del embriagador aroma a jazmín de su perfume.

Cuando ella se inclinó hacia él, Bob sintió que la sangre se le subía a la cara.

“Muchas gracias por traer a Carol a la iglesia a tiempo”.

Marjorie miró su uniforme. “¿Eres un conductor de autobús?”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Sí, señora”.

“Debe haber sido muy extraño para ti ver a una mujer con un vestido de novia esperando en tu parada”, dijo la mujer riendo entre dientes. “Apuesto a que eso no es algo que ves todos los días”.

“Definitivamente no”, le contestó Bob sonriendo. “Y casi no me detengo allí, con el clima tan terrible hoy. No mucha gente ha salido a la calle con esta lluvia”.

“Amo la lluvia”, dijo Marjorie sonriendo tan brillantemente que hacía brillar sus ojos. “De donde vengo casi no llueve. Sé que es un inconveniente para algunos, pero la lluvia es un regalo”.

“Supongo que lo es”, dijo él.

“Sabes, tenía mis dudas sobre ese viejo auto desde el principio”. Marjorie puso su mano sobre la de él. “Estoy muy agradecida de que hayas hecho eso. Odio pensar en cómo podrían haber resultado las cosas para Carol si no hubieras estado allí”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“Me alegro de haberme detenido allí también”, respondió Bob. “Fue muy amable de parte de Carol haberme invitado a ver su boda”.

“Me habría sorprendido mucho si no lo hubiera hecho después de lo que hiciste por ella”, dijo Marjorie.

“Carol tiene un buen corazón y buenos modales. Está claro que tú también tienes un buen corazón, Bob”.

El cumplido y la mirada amable que Marjorie le dirigió hicieron que el corazón de Bob latiera más rápido. Mientras la miraba, él se dio cuenta de algo imposible: se estaba enamorando.

Algo en Marjorie había despertado sentimientos que habían permanecido dormidos en su interior durante mucho tiempo. Tal vez era la forma en que sonreía o la suavidad de su mirada.

Bob no lo entendía, pero sentía en ese momento que todo lo que había pasado esa tarde lo había llevado allí para encontrarse con esta mujer.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Toda la congregación se puso de pie para aplaudir a la joven pareja. Tras terminar la ceremonia, todos comenzaron a dispersarse. Bob se giró hacia Marjorie, decidido a pedirle su número.

“¡Marjorie!”, dijo una mujer mayor que se había acercado. “Felicitaciones. Debes estar muy orgullosa de ver a tu hija casada con un hombre tan encantador”.

“Lo estoy. Sé que Carol y Michael van a ser muy felices juntos”.

¿Marjorie era la madre de Carol? ¿Significaba eso que estaba casada con el hombre que había acompañado a la joven al altar?

La incredulidad se apoderó de Bob, dejándolo confundido e inseguro. Miró a los invitados a la boda que lo rodeaban y notó que el padre de Carol se acercaba.

Bob no podía enfrentarse al hombre. Salió rápidamente de la iglesia y corrió bajo la lluvia hasta su autobús. Estaba empapado cuando se sentó y no pudo evitar sentir que el clima era un espejo perfecto del dolor en su corazón.

Mientras pasaban los días Bob hacía todo lo posible por olvidarse de Marjorie. Se decía a sí mismo repetidamente que era tonto sentir emociones tan fuertes por una mujer que apenas conocía.

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Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Se recordaba constantemente que no podía enamorarse de una mujer casada y, probablemente no tendría ninguna posibilidad con ella de todos modos.

Desafortunadamente, esto no funcionaba. Todos los días, el recuerdo del cálido sentimiento que Marjorie había despertado en él atormentaba a Bob. Su sonrisa y sus ojos amables lo perseguían.

Mientras conducía de una parada a la siguiente, Bob imaginaba cómo sería su vida con Marjorie. Se imaginaba a sí mismo volviendo a casa todos los días para encontrarse con su mirada amorosa y el aroma de su dulce perfume cada vez que la abrazara.

A veces, lamentaba no haberle pedido su número. Después de todo, él no sabía si ella estaba felizmente casada.

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Sus pensamientos giraban en espiral hacia escenarios en los que Marjorie y su esposo estaban separados o divorciados, pero estos sueños siempre lo dejaban sintiéndose culpable.

Bob nunca podría desearle el mal a alguien solo porque le abriría el camino a su propia felicidad. Sin embargo, no podía dejar de sentir que el destino lo había llevado a conocer a Marjorie ese día, que una fuerza divina había intervenido para obligar a Carol a subir a su autobús.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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Al día siguiente, Bob se detuvo en la misma parada donde había visto a la joven novia y a su padre bajo la lluvia días atrás. Para su sorpresa, Carol y Marjorie estaban esperando afuera cuando abrió las puertas.

“¡Hola!”, dijo Carol subiendo las escaleras a saltos.

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“Espero no estar interrumpiendo tu trabajo, pero no conocía otra forma de encontrarte. Te debo un enorme agradecimiento por salvar el día de mi boda. Si no hubiera sido por ti, nunca habría llegado a la iglesia a tiempo”.

“Tampoco habrías estado presentable al llegar”, agregó Marjorie. La mujer se acercó arrastrando los pies al lado de Carol y le tendió un regalo a Bob. “Esto es para ti”.

Bob sintió que se sonrojaba al recibir el regalo de Marjorie. En el interior, había un suéter tejido a mano.

“Esto es demasiado amable”, dijo. “No puedo aceptarlo”.

“Puedes y lo harás, Bob”, dijo Marjorie inclinándose para posar su mano sobre la de él. “Si no hubiera sido por ti habría tenido que repudiar a mi hermano por hacer que Carol llegara tarde a su propia boda”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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“No puedes culpar al tío Jim por la avería del auto”, dijo la joven.

“Puedo culparlo por no haberlo revisado bien antes de subirte en él”, replicó Marjorie.

“¿Tu hermano?”, preguntó Bob. Luego se giró hacia Carol. “¿El hombre que te acompañó al altar es tu tío?”.

Carol asintió. “Mi papá falleció cuando yo era adolescente”. La joven puso un brazo alrededor de Marjorie.

“Solo hemos sido mamá y yo desde entonces. Le he dicho en varias ocasiones que debería comenzar a tener citas de nuevo, pero ella siempre me dice esto…”, dijo la joven señalando a su mamá.

“El amor te encontrará cuando encuentres una verdadera pareja, y el destino te llevará a esa persona cuando sea el momento adecuado”, dijo Marjorie, mirando directamente a Bob.

El corazón del conductor latía muy fuerte. Él se sentía perdido en la tierna mirada de la mujer.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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“Y ahora veo que ella tenía razón”, dijo Carol. “Mi mamá quedó muy decepcionada de que te fueras de la boda tan pronto, Bob. Una de las razones por las que la traje conmigo hoy para agradecerte es porque eres de lo único que ha hablado en los últimos días”.

Bob miró a Carol con asombro. No podía creer lo que acababa de escuchar, pero cuando se giró para ver a Marjorie notó que estaba sonrojada.

“No tenías que ser tan directa, Carol”, murmuró la mujer. “Hubiera sido suficiente darme una oportunidad para pedirle a Bob su número”.

“Pero, ¿dónde está la diversión en eso?”, dijo la joven guiñando un ojo.

“Me alegra que Carol me haya dicho eso”, dijo Bob, levantándose de su asiento. “Marjorie, no he podido dejar de pensar en ti desde la boda. Iba a pedirte tu número, pero luego pensé que debías estar casada, así que no lo hice”.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pixabay

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“Ojalá hubiera tenido el coraje de hablar contigo en aquel momento”, continuó Bob. “Me habría ahorrado mucha agonía. No cometeré el mismo error dos veces”.

Bob se inclinó para hablar por el altavoz. “Puede que no te conozca muy bien, Marjorie, pero ahora estoy más seguro que antes de que estábamos hechos el uno para el otro. ¿Me harías el honor de convertirte en mi esposa?”.

Marjorie y Carol se quedaron sin aliento.

“¡Sí!”.

Los pasajeros del autobús aplaudieron y vitorearon. Bob abrazó a Marjorie. Estaba seguro de que era el hombre más feliz del mundo en ese momento.

Los dos disfrutaron de conocerse durante las siguientes semanas. Cada día que pasaban juntos afirmaba lo que ya sabían: eran perfectos el uno para el otro.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels

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Cuando finalmente llegó el gran día, Marjorie y Bob se casaron en la misma iglesia que Carol. Mientras él observaba a su amada caminar por el pasillo hacia él, volvió a sorprenderse por la secuencia de percances que los había unido.

Bob había preparado una sorpresa para Marjorie para celebrar la extraña casualidad detrás de su encuentro.

Cuando salieron de la iglesia, uno de sus colegas estaba esperando al volante del autobús de Bob. Había sido decorado para la ocasión con letreros de “Recién casados” y una hilera de latas.

Marjorie se rió con deleite. Los recién casados y todos sus invitados abordaron juntos el autobús y se dirigieron a la recepción.

Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Unsplash

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¿Qué podemos aprender de esta historia?

  • Lucha por las personas que amas: Si Bob hubiera tenido el coraje de pedirle a Marjorie su número en la boda, se habría ahorrado mucha tristeza pensando en ella.
  • Confía en tus sentimientos: Aunque pueda parecer ilógico, hay momentos en la vida en los que la mejor manera de avanzar es confiar en tu instinto.

Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.

Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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