Chico pobre le da su paraguas a señora mayor bajo la lluvia, ella se lo devuelve con un sobre dentro - Historia del día
Un niño pobre decidió compartir su paraguas con una anciana tras quedar atrapados por la lluvia, caminando con ella hacia su casa. Un par de días después, él y su madre se sorprendieron al ver un sobre metido en el paraguas cuando volvieron a abrirlo.
Tom era un chico de 15 años criado por una madre soltera llamada Marissa. No tenían mucho en la vida, vivían al día con lo justo para comer y pagar las facturas.
Todos los días, su madre trabajaba limpiando un parque cercano. Nunca tomaba el transporte público, sino que optaba por ir caminando al trabajo y volver a casa para ahorrar dinero.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
Un día, Tom se dio cuenta de que Marissa había llegado a casa empapada. "¡Mamá! Te vas a enfermar. ¿Por qué has caminado bajo la lluvia?", le preguntó preocupado.
"Estoy bien, cariño. Se me rompió el paraguas porque hacía mucho viento y quería llegar a casa a tiempo para cenar contigo", respondió ella. "Me daré una ducha y te prepararé la cena, ¿está bien?".
Tom sabía cuando su madre no se encontraba bien, y que estaba a punto de enfermarse. Quería asegurarse de que su madre estuviera bien, así que quería hacerle un regalo útil para su próximo cumpleaños.
Sin que Marissa lo supiera, Tom llevaba meses ahorrando su paga para darle algo especial. Había reunido un total de 25 dólares, que esperaba fueran suficientes para comprarle un buen regalo de cumpleaños.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
Lo cierto es que, al día siguiente, Marissa se despertó con fiebre. "Mamá, no te levantes de la cama", le dijo Tom. "Yo te cuidaré hoy. Aquí tienes tus medicinas. Por favor, tómatelas", le dijo, entregándoselas con un vaso de agua.
Después de que Marissa se tomara las medicinas, Tom le dijo que volvería enseguida, pues tenía que comprar algunas cosas. "Duerme un poco, mamá. Estaré allí cuando te despiertes", le dijo, dándole un beso en la mejilla.
Tom se dirigió al supermercado cercano para comprar ingredientes para cocinarle a su madre un plato de sopa caliente. El cumpleaños de ella era en un par de días, así que consideró ir hasta la sección que vendía paraguas.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
Cuando llegó a la tienda, Tom dio prioridad a comprar el regalo de su madre para poder gastar el resto del dinero en comida. Se acercó a un vendedor de la sección de paraguas y le preguntó:
"¿Cuál es su paraguas más resistente aquí, señor? Algo que no se rompa al ser golpeado por el viento y que dure años".
"Oh, tenemos algunos recién llegados. Son bastante costosos, pero están hechos para durar más, con material más grueso y metal más resistente", explicó el hombre. Le mostró algunos paraguas portátiles de distintos colores, y Tom quedó especialmente impresionado.
"Parecen resistentes", dijo, tomando un paraguas de color lavanda del estante. "Es el color favorito de mi madre. Seguro que le encantará". Tom miró la etiqueta y comprobó el precio. Eran 22 dólares, lo que le dejaba unos tres euros.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
Atravesó el supermercado con el paraguas de lavanda en la mano y miró en el estante de los productos secos. Encontró una lata de sopa de pollo con fideos por solo un dólar y se sintió aliviado de poder comprarle algo de comida a su madre.
Después de pasar por caja, Tom no pudo evitar sonreír tras haber podido usar sus 25 dólares para comprar todo lo que necesitaba para su madre. Incluso le sobraron dos dólares.
Mientras Tom volvía a casa, empezó a llover a cántaros. Corrió hacia una parada de autobús cercana, para buscar refugio. Desde allí, se fijó en una anciana que caminaba despacio mientras todos a su alrededor corrían hacia zonas cubiertas.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
Tom se dio cuenta de que la mujer no pensaba detenerse a pesar de estar empapada por la lluvia. "¿Por qué no se detiene?", se preguntó. Sin dudarlo, sacó el paraguas de su bolsa de papel y decidió perseguir a la anciana.
"No debería caminar bajo la lluvia, señora. Podría enfermarse. Me llamo Tom; permítame acompañarla a casa", le ofreció. La anciana se sorprendió al sentir que la lluvia había cesado de repente. Levantó la vista y se dio cuenta de que un paraguas la protegía.
"Gracias, joven. Le agradezco que me ayude. Me llamo Elizabeth", dijo, enlazando una mano en el brazo de Tom mientras él la guiaba al caminar. "Me alegro por ti. Pudiste comprar un paraguas antes de que empezara a llover a cántaros", comentó ella.
Tom negó con la cabeza. "Iba a ser un regalo para mi madre. Se le rompió el paraguas ayer y se empapó bajo la lluvia; ahora tiene fiebre. Quería regalarle algo que pudiera usar durante años".
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
"Lo siento mucho, querido", se disculpó Elizabeth. "¿Usaste el regalo solo por mí? No deberías haberlo hecho", dijo ella, empezando a caminar lentamente.
"No pasa nada, señora. Al menos he podido probarlo. El vendedor tenía razón, este es mucho más resistente que los paraguas normales que vemos hoy en día", le sonrió Tom, tratando de hacerla sentir mejor.
"Es estupendo. Tu madre tiene suerte de tener un chico tan amable y cariñoso como tú", elogió Elizabeth.
"Tengo suerte de tener una madre tan trabajadora como ella. Me crio sola. Lo menos que podía hacer era hacerle un regalo, así que eso es lo que hice. Ahorré durante meses", explicó Tom.
Al cabo de un par de minutos, llegaron a casa de Elizabeth. Ella insistió en que Tom se quedara un rato hasta que dejara de llover con fuerza.
En ese tiempo, Elizabeth le dio un poco de té caliente. "Está delicioso. Gracias, señora", sonrió Tom, y los dos bebieron de sus tazas hasta que dejó de llover.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
"Deja que te ayude a envolver el regalo para tu madre", dijo Elizabeth, tomando el paraguas empapado. Fue a su habitación y secó el paraguas antes de envolverlo en un bonito papel con estampado floral.
"Aquí tienes, querido. Espero que a tu madre le guste su regalo", dijo, entregándole el obsequio. Tom no pudo evitar sonreír al ver el regalo envuelto.
"Le encantará. Gracias, señora", dijo, abrazando a Elizabeth antes de marcharse.
Tom volvió a casa ese día, emocionado por el cumpleaños de su madre que llegaría en unos días. Preparó un plato de sopa caliente y la cuidó hasta que mejoró.
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
Al cabo de tres días, Tom se despertó emocionado para darle el regalo a su mamá. "¡Feliz cumpleaños, mamá!", le dijo, entregándoselo apresuradamente. "¡Espero que te guste!".
"Gracias, cariño. No hacía falta que me regalaras nada", dijo Marissa, conmovida por el esfuerzo de su hijo. Abrió el regalo y se sorprendió al ver el paraguas y un sobre en su interior.
"¿Qué hay aquí dentro?", preguntó con curiosidad. Los ojos de Tom se abrieron de par en par, al darse cuenta de que Elizabeth había metido algo dentro de la caja de regalo sin que él lo supiera. Cuando lo abrieron, tenía 3000 dólares en efectivo y una nota que decía:
"¡Feliz cumpleaños! Espero que lo celebres feliz con tu hijo. Gracias por criar a un chico tan amable y encantador".
Imagen con fines ilustrativos | Foto: Pexels
Tom le contó a Marissa que días antes se encontró con una anciana mientras volvía a casa de la tienda. Compartió el paraguas con ella, y después la señora se ofreció a envolverlo para regalo mientras esperaban a que dejara de llover.
Antes de prepararse para el cumpleaños de Marissa, Tom y ella se dirigieron a casa de la anciana para invitarla. Pasaron el día juntos y a partir de ese momento se hicieron muy cercanos, siempre visitándose y pasando tiempo juntos.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- La forma de educar a los hijos es importante. Tom podría haber ignorado a Elizabeth mientras caminaba bajo la lluvia, pero eligió ayudarla, aunque eso significara utilizar el regalo para su madre. Marissa lo educó para ser un joven amable y compasivo, a pesar de que no tenían mucho en la vida.
- El mayor tesoro es una familia cariñosa y trabajadora. Tom y Marissa se querían y eran felices con la vida sencilla que llevaban. No deseaban más de lo que tenían y se contentaban con tenerse el uno al otro y cubrir sus necesidades cada día.
Comparte esta historia con tus amigos. Podría alegrarles el día e inspirarlos.
Te puede interesar: Chico pobre se rehúsa a vender el futbolín de su abuelo por $5.000: más tarde encuentra dinero escondido dentro - Historia del día
Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.