Niño con cáncer le dice a su mamá que no llore: "Mi hermanito se asustará" - Historia del día

Un niño ingresado en el hospital para recibir tratamiento contra el cáncer deja atónita a su afligida madre con una petición insólita.

Cuando Raphael tenía tres años, su madre se dio cuenta de que su hijo había pasado de ser un niño bullicioso y lleno de energía a estar apático y constantemente cansado. Una cita con el médico se convirtió en una pesadilla.

Los exámenes médicos demostraron que Raphael padecía leucemia. Fue el comienzo de un calvario espantoso para Anne, la madre de Raphael, y para el resto de la familia: la lucha por la vida de su hijo.

Anne y Patrick eran padres entregados a sus dos hijos. Raphael, con tres años, era el mayor, y el pequeño, Sam, tenía un año.

Durante un breve espacio de tiempo, Anne y Patrick albergaron la esperanza de que el tipo de tejido de Sam fuera compatible con el de Raphael. Un trasplante de médula ósea podría salvarle la vida, pero no pudo ser.

Los hijos son lo más preciado en la vida de cualquier padre.

Durante los cuatro años siguientes, Anne y Patrick vieron cómo su pequeño caminaba al borde del abismo y, una y otra vez, se recuperaba. Pero los tratamientos le estaban pasando tanta factura como la enfermedad.

Raphael era un niño frágil, pero nada podía con su alegre carácter. Le encantaba ir al colegio y, sobre todo, quería a su hermano pequeño, Sam.

Los dos eran inseparables como mejores amigos. Sam adoraba a Raphael y todo lo que hacía era por su hermano mayor. Cuando Raphael estaba en el hospital, Sam se lamentaba en casa.

"¿Por qué no puedo dormir en el hospital con Raphael?", le preguntaba llorando a su madre. "¡Es mi mejor amigo!".

"Cariño", decía Anne con dulzura. "Rapha necesita descansar, pero mañana te llevaré de visita...".

Cuando Rapha tenía casi ocho años, las cosas se pusieron muy, muy mal. Los médicos insinuaron a Anne y Patrick que habían llegado al final del camino. De algún modo, Raphael parecía intuir lo enfermo que estaba.

"Mamá", decía. "¿Te acuerdas de Tommy? ¿Ese chico que tenía esa PlayStation tan genial?".

Anne sí se acordaba de Tommy. Tommy había estado en el mismo pabellón que Raphael, y había fallecido. "Claro", sonrió ella. "¡Me acuerdo de Tommy!".

"¿Sabes que Tommy se fue con Dios?", preguntó su hijo.

Anne sintió un dolor agudo en el corazón y se le llenaron los ojos de lágrimas. "Sí, cariño, lo sé", respondió ella.

"Bueno, su madre lloró muchísimo", dijo Raphael. "Quiero pedirte una cosa...".

"Lo que quieras, cariño", susurró Anne.

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"Mamá, si me voy con Dios no quiero que llores mucho, sólo un poco, o mi hermanito se asustará", dijo Raphael seriamente. "Te va a necesitar, porque soy su mejor amigo".

Anne empezó a sollozar y rodeó a su hijo con los brazos. "Ay, cariño", gritó. "¡No preocupes a tu corazoncito! Te prometo que cuidaré de Sam".

Dos días después, los médicos decidieron someter a Raphael a un nuevo tratamiento y, afortunadamente, ¡funcionó! Raphael entró en remisión y, seis meses después, volvía a ser el mismo niño enérgico y divertido de siempre.

De eso hace ya cuatro años, pero Anne y Patrick siguen preocupándose cada vez que Raphael se cansa o se resfría. En cuanto a Sam, sigue adorando a su hermano mayor.

Anne está muy orgullosa de su hijo y está segura de que Raphael será algún día un hombre cariñoso y amable, con un corazón generoso que piensa primero en los demás.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

• Los hijos son lo más preciado en la vida de cualquier padre. Anne y Patrick se sintieron desolados cuando supieron que su pequeño estaba enfermo y que podían perderlo.
• Un corazón cariñoso y generoso pone a los demás en primer lugar. Aunque estaba muy enfermo, Raphael seguía preocupándose por su hermano pequeño, Sam.

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