Repartidor deja amable mensaje a anciana en cámara del timbre y recibe ascenso a cambio - Historia del día
Una mujer recibió un mensaje especial de su repartidor habitual en la cámara del timbre de su puerta y decidió hacer algo especial a cambio. Él no se imaginaba lo que ocurriría a continuación.
Iris estaba ocupada leyendo un libro cuando su teléfono le avisó que había alguien en la puerta. Esto no era extraño. Ocurría todo el tiempo porque Iris era una persona hogareña y odiaba tener que salir. Hacía la compra y todo lo que necesitaba por Internet y le encantaba su vida solitaria en la que no se relacionaba con nadie.
Pero aún así, miró las imágenes y vio al mismo hombre que siempre le entregaba la compra. Esta vez estaba emocionada por recibir sus cosas porque mañana era Acción de Gracias y había pedido un montón de ingredientes.
Imagen con fines ilustrativos. | Foto: Pexels
Ella esperaba que él dejara las cosas en la puerta como siempre, pero el hombre de repente saludó a la cámara e Iris decidió escuchar lo que tenía que decir. "¡Hola! Soy yo, su repartidor habitual. Como mañana es Acción de Gracias, quería darle las gracias porque hace pedidos a menudo, aunque nunca la he visto", empezó el hombre.
"Me alegro de ver por fin la cara de la persona que cambió mi vida".
Por alguna razón, Iris sonrió, aunque normalmente no le importaba lo que hicieran los demás. Siguió escuchando.
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"He traído algo especial para usted y espero que pase unas buenas festividades y que siga haciendo pedidos. Si alguna vez se siente sola, no dude en hablar conmigo cuando me vea. De todos modos, ¡gracias de nuevo! Feliz Acción de Gracias", terminó el hombre.
Mostró a la cámara varias bolsas que parecían contener cosas que Iris no había pedido y las colocó cerca de la puerta con sus entregas reales.
Iris esperó unos minutos a que el hombre se marchara y se dirigió a su puerta. Sorprendentemente, vio un babka de chocolate y unos pastelitos de calabaza y, de repente, Iris deseó haber corrido a su puerta para darle las gracias personalmente.
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Iris no tenía idea de cómo agradecérselo porque nunca había interactuado con él directamente ni conocía su número de teléfono. Sin embargo, como siempre hacía esta ruta y le entregaba todas sus cosas, otros vecinos quizá lo conocieran.
Iris volvió a tomar su teléfono y envió un mensaje a su vecindario en la aplicación Nextdoor, con la esperanza de saber algo de él. También les envió el vídeo de la cámara del timbre, tras lo cual alguien lo identificó. Se llamaba Sebastián.
Iris fue a su ordenador para buscar en la página web el número de la empresa donde compraba todos sus envíos. Tras hablar con varias personas y conectar con otras, por fin se puso en contacto con el jefe de Sebastián, que tenía una voz fornida y sin pelos en la lengua.
Iris le contó lo estupendo que era Sebastián, lo rápido que entregaba lo que ella pedía e incluso le habló de su gesto especial. El jefe se sorprendió por su llamada, ya que a la mayoría de la gente no le importa, y le dijo que agradecía los comentarios. Después, ella subió el vídeo a TikTok, que se hizo viral en su zona local de Austin.
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Pocos días después, Sebastián estaba en su puerta llamando al timbre. No estaba allí para entregar nada, aunque seguía vistiendo su uniforme de trabajo.
Al abrir la puerta, Iris vio su brillante sonrisa y, aunque no le gustaba interactuar con la gente, ahora se sentía cómoda.
"Me alegro de ver por fin la cara de la persona que cambió mi vida. Mi jefe me dijo que recibió su llamada y...", dijo con su voz bulliciosa, y luego se tomó un momento para respirar hondo. "...¡me han ascendido!".
"Felicitaciones", dijo Iris con voz tranquila. "Y gracias por el babka. Estaba delicioso. Y las tartas de calabaza también".
"Me alegro. Las hizo mi esposa. Ahora mismo voy a casa a contarle lo del ascenso. Este nuevo salario y los beneficios harán mucho por nuestra familia. Gracias, señora. Hmm, ¿me dirá su nombre?".
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"Soy Iris, chico", contestó ella, sonriendo ligeramente.
"Pues le estoy muy agradecido, Iris. El único problema es que puede que a partir de ahora ya no sea su repartidor, pero me aseguraré de que alguien se mantenga al tanto de las cosas en esta zona", prometió Sebastián.
Hablaron unos minutos más y él se despidió. Iris esperaba que todo saliera bien, no esperaba volver a verlo.
Pero, para su sorpresa, Sebastián empezó a venir después del trabajo al menos dos veces por semana. Al principio, hablaban en el porche, donde él la ponía al día de sus días. Luego comenzó a invitarlo a tomar un café.
Con el tiempo, se convirtió en la mejor parte de sus días, y ella se dio cuenta de lo mucho que había echado de menos estar rodeada de gente, tener a alguien con quien hablar y sentirse acompañada. En su vejez, esta nueva amistad era muy rara, y cuando Sebastián la invitó a conocer a su familia, se sorprendió aún más de lo feliz que eso la hacía.
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Sebastián le dijo que podía venir cuando quisiera, ya que él no vivía lejos. Sus días de solitaria habían terminado, e Iris ya no tenía que pasar más festividades sola.
¿Qué podemos aprender de esta historia?
- Un gesto amable puede cambiarte la vida. Sebastián regaló a su cliente unos dulces festivos, sin saber que su amable gesto le valdría un ascenso.
- Todo el mundo necesita compañía. Por muy introvertido que seas, siempre te vendrá bien un amigo, así que ábrete a gente nueva. Nunca se sabe lo que puede pasar.
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Este relato está inspirado en la vida cotidiana de nuestros lectores y ha sido escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o ubicaciones reales es pura coincidencia. Todas las imágenes mostradas son exclusivamente de carácter ilustrativo. Comparte tu historia con nosotros, podría cambiar la vida de alguien. Si deseas compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.