Llegué a casa y encontré la puerta del baño destrozada - Cuando supe lo que había pasado, pedí el divorcio

Irme de viaje con mi hermana iba a ser para mí un descanso refrescante para resetear y volver a mi pequeña familia de tres miembros revivida. Pero en lugar de eso, ¡el regreso se convirtió en una pesadilla! El que había sido mi marido durante nueve años nos traicionó a mí y a nuestra hija de una forma que no podía perdonar y que provocó que nos marcháramos.

Nunca pensé que un viaje rápido de dos días bastaría para deshacer todo lo que creía sobre mi matrimonio. Cuando salí el viernes por la mañana, me sentía contenta y optimista pensando que John y Lila disfrutarían de un fin de semana juntos. Pero cuando crucé la puerta principal el domingo por la noche, me encontré con algo completamente distinto...

Para ser sincera, cuando acepté dejar a mi hija Lila con su padre, John, durante el fin de semana, sólo tenía grandes esperanzas en su unión. Me los imaginaba haciendo tortitas el sábado por la mañana, viendo películas y pasando el tipo de tiempo de calidad que no siempre tenían cuando yo estaba cerca.

Me fui para una rápida escapada de chicas con mi hermana Tanya, pero fue tiempo suficiente para que mi esposo y nuestra hija acabaran con la puerta del baño destrozada...

Cuando llegué a casa el domingo, el abrazo de Lila y la sonrisa forzada de John me sentó mal desde el principio. Mis ojos se posaron inmediatamente en la puerta del baño. La mitad superior estaba prácticamente destrozada, como si alguien le hubiera dado con un hacha.

Había madera astillada esparcida por el suelo, el pomo de la puerta colgaba suelto y la cerradura estaba destrozada en un montón de metal. Ninguno de ellos quiso decirme la verdad sobre lo que había causado todos los daños.

"¿Qué le ha pasado a la puerta del baño?", pregunté, intentando mantener la calma.

Miré a mi marido y a Lila, con la esperanza de que alguno de ellos me diera una explicación que tuviera sentido. En lugar de eso, John parecía estresado y cambiaba de posición mientras evitaba mis ojos. Nuestra hija no estaba mejor, pues su incomodidad ante la situación era bastante visible.

"Se atascó mientras estaba allí, así que tuve que abrirla", dijo mi esposo, con voz baja y poco convincente. "No es para tanto".

Parpadeé, intentando procesar lo que había dicho antes de preguntar: "¿Te has quedado encerrado? ¿Por qué no llamaste a nadie? ¿Y dónde estaba Lila?".

Mi hija permanecía en silencio junto a las escaleras, con los ojos pegados al suelo. Normalmente, habría intervenido con algún comentario, algo que explicara la extraña tensión de la habitación. Pero no lo hizo. Parecía una estatua, clavada en su sitio, y eso me aceleró el corazón.

"Lila, ¿qué ha pasado?", le pregunté suavemente.

Miró a su padre y luego a sus zapatos.

"Nada. Estoy cansada. ¿Puedo irme ya a la cama?".

"Claro, cariño", dije suavemente, con la mirada aún fija en John. "Hablaremos de esto por la mañana, ángel mío".

Después de que subiera corriendo, me volví hacia mi marido, esperando una respuesta de verdad. Pero él se limitó a encogerse de hombros y se fue al salón, dejándome sola con mis pensamientos. Algo no iba bien.

Sabía que John ocultaba algo, pero estaba demasiado agotada por el viaje y el trayecto como para presionarle. Necesitaba una noche para descansar y averiguar cómo manejar lo que fuera aquello. Supuse que lo abordaría con él en privado al día siguiente.

En mi mente, calculé que tal vez Lila se había encerrado y se sentía avergonzada por ello. Por eso me lo ocultaban. Con muchas cosas en la cabeza, decidí sacar la basura antes de irme a la cama, algo que John claramente no se había molestado en hacer.

Las bolsas estaban a rebosar y de la cocina se filtraba un olor tenue y desagradable. Mientras las arrastraba fuera, casi me tropiezo con nuestro vecino de al lado, Dave.

"Hola, Taylor, me alegro de haberte pillado después de tu viaje. Hay algo que quería quitarme de encima", dijo Dave antes de que pudiera responderle. "Siento mucho lo que ha pasado", continuó sin tomar aliento, con el rostro marcado por una auténtica preocupación. "Juro que no sabía quién estaba dentro cuando rompí la puerta en pedazos".

"¡Pero para ser sincero, ese pedazo de [improperio] debería pagar por ello!", expresó Dave con rabia antes de contenerse. "Mira, si necesitas a alguien con quien hablar, Taylor, aquí estoy", concluyó su bronca.

Debió de notarse mi confusión, porque Dave frunció el ceño y vaciló.

"¿De qué estás hablando?", pregunté, sorprendida por sus palabras, y el malestar que sentía en el estómago aumentaba por momentos.

Al darse cuenta de que no sabía la verdad y de que iba a tener que contármela, Dave apartó la mirada, rascándose la nuca con nerviosismo.

"Mira, no intentaba entrometerme. Lila vino corriendo a mi casa el sábado, llorando, diciendo que a su padre le pasaba algo. Me dijo que había oído ruidos extraños procedentes del cuarto de baño y que creía que estaba herido o algo así".

"Estaba tan angustiada que ni siquiera me lo pensé y corrí hacia allí y oí, bueno, oí golpes y otros ruidos. Pensé que había ocurrido algo terrible, así que hice lo que me pareció mejor... Forcé la puerta con mi hacha".

Me quedé allí, conteniendo la respiración. "¿Qué viste, Dave?".

Sus ojos se encontraron con los míos, llenos de simpatía.

"John no estaba solo. Había una mujer en el baño con él. Los dos me gritaron que saliera".

Mi sangre se convirtió en hielo...

Me temblaban las piernas y tuve que agarrarme al lateral de la papelera para mantenerme erguida.

"¿Qué... qué vio Lila?".

"Nada, gracias a Dios. Estaba demasiado asustada para acercarse al baño. La saqué fuera y le dije que se quedara conmigo hasta que se calmaran las cosas". La voz de Dave se suavizó. "Lo siento. Creía que lo sabías y quería ofrecerte mi apoyo".

"Hiciste lo correcto, Dave. Gracias por toda tu ayuda. Me pondré en contacto contigo si Lila y yo necesitamos algo".

Entré en casa a trompicones, con la mente hecha un torbellino de ira e incredulidad. ¿Otra MUJER, en nuestra casa, con MI hija en la habitación de al lado? Sentí náuseas mientras caminaba por el oscuro pasillo, cada paso más pesado que el anterior.

Se me rompió el corazón al pensar en mi dulce hija de siete años, presa del pánico tras descubrir, sin saberlo, que su padre no estaba en peligro... estaba ocupado traicionando a nuestra familia.

John estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida en el televisor, como si todo fuera perfectamente normal.

¡Aquella visión CASI pacífica me hizo estallar!

"¿Quién estaba en nuestro cuarto de baño, John?", exigí, con la voz temblorosa de furia.

Ni siquiera se inmutó. Sus ojos parpadearon hacia los míos sólo un instante antes de caer al suelo.

"¿De qué estás hablando?", preguntó inocentemente, molestándome aún más.

"¡No te atrevas a mentirme!", grité. "Dave me lo contó todo. ¿Quién era?".

Sus hombros se hundieron. Por un momento, pareció un hombre derrotado, como alguien atrapado en el acto sin salida. Luego respiró hondo y dijo: "Es... una amiga".

"¿Una amiga?", repetí, con la incredulidad y la repugnancia luchando en mi interior.

"¿Has traído a otra mujer a nuestra casa mientras yo no estaba? ¡Y Lila, nuestra hija, pensó que tenías problemas, John! ¿Tienes idea de lo que la hiciste pasar?".

"¡No fue así!", insistió él, alzando la voz. "Sólo fue...".

"¡No quiero oír tus excusas!", le corté. "¿Qué clase de padre le hace eso a su hija? ¿Qué clase de hombre le hace eso a su familia?".

No tenía respuesta. El silencio se extendía entre nosotros como un abismo, demasiado profundo y demasiado ancho para cruzarlo. Todo el amor que había sentido por él se desvaneció en aquel momento, sustituido por una resolución fría y amarga. La traición y el hecho de que ocurriera justo en nuestra casa, con nuestra hija presente, ¡era demasiado para soportarlo!

NO PODÍA quedarme. No después de lo que había hecho. Me di la vuelta y me dirigí a las escaleras, deteniéndome sólo para mirarle por última vez.

"Voy a recoger nuestras cosas", dije, con la voz más firme de lo que sentía. "Me llevo a Lila y nos vamos por la mañana".

John se levantó, con la cara convertida en una máscara de pánico. "Por favor, hablemos de esto. Cometí un error, pero podemos solucionarlo...".

"No, John. Esto no tiene solución. Has roto algo que no tiene arreglo".

Y lo dejé allí, rodeado de los restos de lo que había sido nuestra vida juntos.

Al día siguiente, terminé de hacer unas maletas para Lila y para mí. Su padre intentó hablarme de nuevo, con palabras desesperadas y suplicantes, pero no le escuché. Me había cansado de escuchar. Lila se merecía algo mejor que esto, y yo estaba decidida a darle la oportunidad de un nuevo comienzo, aunque eso significara separar a nuestra familia.

Antes de marcharme, agradecí a Dave su sinceridad con una botella de whisky y una simple nota: "Gracias por ser tan valiente como para decir la verdad".

Después de solicitar el divorcio, me senté en la tranquilidad de nuestro piso provisional, viendo a Lila jugar con sus juguetes en el salón. Había recuperado la sonrisa y reía con una ligereza que antes no tenía. Me hizo darme cuenta de que era la decisión correcta, por muy dolorosa que fuera.

No era el final que yo quería, pero al menos ahora sabía quién era John de verdad. Era un hombre dispuesto a romper su familia y a mentir a la cara de su hija. Y supe que no podía quedarme ni un minuto más en aquel hogar roto.

Lamentablemente, no soy la única mujer cuyo marido intentó ocultar sus engaños. En la siguiente historia, la mujer pensaba que su matrimonio con su marido, Bradley, iba bien hasta que pintó el coche de un color chillón. ¡Ese trabajo de pintura acabó haciendo que le pillaran!

Esta obra está inspirada en hechos y personas reales, pero se ha ficcionalizado con fines creativos. Se han cambiado nombres, personajes y detalles para proteger la intimidad y mejorar la narración. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, o con hechos reales es pura coincidencia y no es intención del autor.

El autor y el editor no garantizan la exactitud de los acontecimientos ni la representación de los personajes, y no se hacen responsables de ninguna interpretación errónea. Esta historia se proporciona "tal cual", y las opiniones expresadas son las de los personajes y no reflejan los puntos de vista del autor ni del editor.

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