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Un hombre con gafas esperando en una mesa | Fuente: Midjourney
Un hombre con gafas esperando en una mesa | Fuente: Midjourney

Un hombre que se guía por datos sale en busca de la pareja perfecta, pero las emociones se niegan a ser calculadas — Historia del día

Guadalupe Campos
12 feb 2025
23:20

Ethan había pasado años perfeccionando su sistema: un algoritmo para eliminar la aleatoriedad de las citas. Pero cuando llegó a su bandeja de entrada un inesperado correo electrónico de una mujer que no estaba en su lista, la curiosidad se impuso a los cálculos. Una noche. Un encuentro imprevisible. Y, de repente, toda su fórmula estaba en peligro.

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El suave zumbido del ordenador llenó la silenciosa oficina mientras Ethan se ajustaba las gafas y el brillo de la pantalla se reflejaba en sus ojos agudos y analíticos.

Filas y columnas de datos perfectamente organizados le devolvían la mirada: más de cien perfiles meticulosamente filtrados, cada uno de ellos una candidata cuidadosamente seleccionado para el Proyecto Compañera.

No era sólo un experimento; era la solución de su vida a las ineficiencias del romance moderno.

¿Por qué dejar el amor al azar cuando podía optimizarse metódicamente?

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sus dedos iban y venían sobre el teclado, haciendo pequeños ajustes, afinando los marcadores de compatibilidad: valores compartidos, paridad intelectual, hábitos físicos, horarios de sueño preferidos.

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Cada variable era importante. Los números no mentían. A diferencia de las emociones, que eran desordenadas, impredecibles. Ineficaces.

Detrás de él, Ben dejó escapar un sorbo lento de café, observando con diversión apenas disimulada.

El contraste entre ambos era asombroso: Ethan, perfectamente planchado con su camisa de vestir y su corbata, la postura rígida, todos los movimientos resueltos; Ben, con su atuendo desaliñado habitual, recostado perezosamente contra el escritorio como un espectador de un espectáculo cómico.

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

"¿De verdad crees que un cuestionario te va a ayudar a encontrar al amor de tu vida?". La voz de Ben tenía un tono burlón, como si estuviera esperando a que llegara el remate.

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"Sí", respondió Ethan sin apartar la vista de la pantalla. Sus dedos pulsaron unas teclas con precisión.

"La interacción social aleatoria tiene una tasa de fracaso del 97%. Si optimizo mi proceso de selección, aumento mis posibilidades de éxito".

Ben se rió, sacudiendo la cabeza. "¿Y qué pasa cuando la 'pareja perfecta' resulta ser alguien que odia tus hojas de cálculo y piensa que los algoritmos son para los robots?".

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Ethan se ajustó la corbata, con la tela suave al tacto. "Eso sería estadísticamente improbable".

Con una última pulsación, el programa refinó la lista, reduciéndola a cinco. Cinco parejas potenciales, cada una producto de la precisión de los datos.

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Ethan sintió un raro destello de satisfacción. Esto era eficacia en movimiento, el sistema funcionaba exactamente como estaba previsto.

Entonces, su bandeja de entrada sonó.

Frunció el ceño. Una variable inesperada. Sus ojos se desviaron hacia la nueva notificación de correo electrónico. No era de ninguna de sus cinco candidatas.

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Asunto: Nos vemos en el Búho Azul a las 19.00 h.

Sin saludos. Sin formalidades. Sólo una línea, contundente y sin signos de puntuación. El remitente: Lila.

Ethan frunció las cejas. ¿Lila? Comprobó sus archivos. No estaba en su conjunto de datos. ¿Se trataba de un error? ¿Una broma?

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"¿A qué viene esa cara?" preguntó Ben, mirando por encima del hombro.

Ethan no respondió inmediatamente. Su instinto le decía que lo ignorara. No se relacionaba con factores impredecibles.

Y sin embargo... había algo en la audacia del mensaje, en su total desprecio por la estructura, que hizo que sus dedos vacilaran sobre el teclado.

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

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Ben sonrió satisfecho, leyendo su silencio como un libro abierto. "Adelante, Einstein. Atrévete".

Ethan exhaló por la nariz, con su cerebro lógico luchando contra el sigiloso sentimiento de curiosidad.

El Búho Azul no estaba lejos. Un experimento controlado, razonó. Un simple ejercicio de observación.

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Y, sin embargo, en el fondo, se agitaba una extraña sensación a la que no estaba acostumbrado.

Anticipación.

El Búho Azul estaba tenuemente iluminado, impregnado del rico aroma del café y del reconfortante perfume de los libros viejos.

Ethan estaba sentado rígidamente en una mesa esquinera, con la postura erguida y las manos cuidadosamente cruzadas sobre la superficie de madera.

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sus ojos miraban a la puerta cada pocos segundos, su mente lo trataba como un experimento, esperando a que llegara su sujeto de prueba. Lila ya llevaba diez minutos de retraso, lo que suponía una descalificación automática en su sistema.

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Y entonces llegó.

No como él esperaba. No hubo una entrada formal, ni un saludo cuidadosamente estructurado.

Irrumpió por la puerta en un frenesí de movimientos, tropezando ligeramente con la alfombra. Dos tazas de café se tambaleaban en sus manos mientras ella se reía de sí misma, completamente imperturbable.

Sus rizos salvajes rebotaron al acercarse, y su energía llenó la habitación incluso antes de llegar hasta él.

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

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"Tú debes de ser Ethan" dijo, sentándose frente a él sin vacilar. Le acercó una taza y sus dedos dejaron una leve huella en la funda de cartón.

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"Café solo, sin azúcar ni nata. Me imaginé que eras de ésos".

Ethan vaciló y miró la taza. La observación era inquietantemente acertada. Se llevó el café a los labios y bebió un sorbo lentamente.

"Esa suposición es... correcta".

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

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Lila sonrió, reclinándose en la silla con aire de satisfacción. "Te lo dije. Se me da bien leer a la gente".

Ethan la miró, con expresión neutra. "No estabas en mi lista".

Los ojos de ella parpadearon divertidos. "Lo sé. Por eso es divertido".

Ethan parpadeó. ¿Divertido? El concepto de diversión no formaba parte de este experimento.

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Había calculado factores de atracción, compatibilidad a largo plazo y asociación lógica, pero la diversión nunca había sido una variable.

Lila se inclinó hacia delante, apoyando la barbilla en una mano. "Entonces, ¿crees que puedes predecir el amor? ¿Con una hoja de cálculo?"

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

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"Puedo predecir la compatibilidad", corrigió él, ajustándose las gafas. "En el éxito romántico influyen estadísticamente los valores compartidos, las elecciones de estilo de vida y la paridad intelectual".

Ella se rió, sacudiendo la cabeza. "Suenas como un robot. No te ofendas".

"No me ofendo. Es una observación común".

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Lo estudió durante un momento, con una expresión ilegible. Luego, sus labios se curvaron en una mueca.

"Sabes, el amor no es un algoritmo. Es desordenado. Impredecible".

"Eso suena ineficaz".

Su sonrisa se ensanchó. "Exacto".

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Ethan la observó, intentando dar sentido a sus contradicciones. Era impulsiva, caótica y, sin embargo... intrigante.

Debería haberle molestado su indiferencia por las estructuras, pero en lugar de eso, se inclinó hacia ella y la escuchó con más atención.

La noche se alargó y la conversación fluyó de un modo que él no había previsto.

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Ella saltaba de un tema a otro, sin seguir nunca un camino claro, pero haciendo que cada tema pareciera importante, vivo. Nunca había conocido a nadie como ella.

Al final de la noche, Ethan se dio cuenta de dos hechos inquietantes:

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Había disfrutado.

Había ignorado por completo su cuestionario.

Los días se convirtieron en semanas y, contra toda lógica, Ethan siguió encontrándose con Lila. Se coló en su vida como una variable inesperada, introduciendo sorpresas en su estructurado mundo con una facilidad que debería haberle inquietado, pero no lo hizo.

Una noche, lo arrastró a un camión de comida a medianoche, insistiendo en que los mejores tacos eran los que se comían bajo las luces de neón de la calle.

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Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

En otra ocasión, lo convenció de que se saltara su rígido horario de gimnasia para hacer un viaje espontáneo por carretera, sólo para perseguir el amanecer.

Eran completamente opuestos. Él se llevaba bien con el orden, mientras que ella era amiga del caos.

Lila era artista, su pequeño estudio rebosaba de cuadros inacabados, lienzos salpicados apoyados en todas las paredes.

El aire olía a trementina y café, una mezcla de creatividad y noches cargadas de cafeína.

No tenía una rutina estricta, ni un camino definido, sólo una pasión inagotable y una convicción inquebrantable de que la vida estaba hecha para vivirla, no para planificarla.

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Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Una noche, se sentaron en el suelo de su apartamento, rodeados de tubos de pintura, pinceles y cuadernos de dibujo a medio usar.

Ethan cogió vacilante un pincel, sosteniéndolo como si fuera una herramienta desconocida.

"No hago actividades creativas", dijo, con voz insegura.

Lila puso los ojos en blanco y le dio un codazo juguetón. "Eso es como decir que no respiras. Todo el mundo crea algo. Toma, inténtalo".

Le guió la mano hacia el lienzo y sus dedos rozaron ligeramente los de él.

El primer trazo fue torpe, los colores se mezclaban sin simetría, sin precisión. Era caótico. Descoordinado. Completamente fuera de su zona de confort.

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Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Debería haberlo odiado.

Pero entonces la miró. La calidez de su mirada, la forma en que sus labios se curvaban en una sonrisa alentadora... era diferente. Inconmensurable. Real.

Carraspeó, aferrándose a la lógica. "Estadísticamente, las relaciones con tipos de personalidad opuestos tienden a...".

"Ethan". Ella le puso un dedo sobre los labios, silenciándolo con una mueca. "Cállate y disfruta del momento".

Y por primera vez lo hizo.

Ethan nunca había llegado tarde en su vida. Hasta la noche en que Lila desapareció.

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Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Había cancelado sus tres últimos encuentros, y sus mensajes eran breves y vagos. Su cerebro lógico le decía que estaba perdiendo el interés; al fin y al cabo, las personas impulsivas eran inconsistentes.

Seguían adelante con facilidad, persiguiendo la siguiente emoción. Pero había algo que no encajaba. Lila no le estaba evitando. Algo más la estaba alejando.

Sus pasos se apresuraron al llegar al estudio. El espacio, habitualmente caótico, estaba inquietantemente quieto.

No había música, ni salpicaduras de color añadidas a lienzos a medio terminar. En su lugar, estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas, mirando un billete de avión que tenía en las manos como si contuviera el peso del mundo.

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Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

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"¿Te vas?" Su voz era tranquila, pero sentía el pecho apretado.

Lila exhaló, levantando la vista hacia él. "Tengo una oferta. Una residencia de un año en París". Soltó una pequeña carcajada, sin aliento, pero no había alegría en ella. "Es... todo lo que siempre he querido".

La mente de Ethan se agitó en busca de una respuesta, un contraargumento, algo racional que la retuviera aquí. "Hay un 85% de probabilidades de que las relaciones a distancia fracasen".

Ella movió los labios, pero no sonrió. "¿Ves? Ésa es la diferencia entre nosotros". Su voz era suave, casi como si temiera romper el momento. "Tú ves estadísticas. Yo veo posibilidades".

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Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Tragó saliva, con la garganta seca. No era una ecuación que pudiera resolver. No había variables lógicas que ajustar, ni una fórmula perfecta para predecir el resultado. Sólo el peso de una elección.

"¿Y ahora qué?" Su voz era más baja de lo que pretendía.

Lila le dio la vuelta al billete entre los dedos, como si la respuesta estuviera oculta en la letra pequeña. Luego, lo miró con una sonrisa triste.

"Ahora tú decides si crees en algo que no se puede calcular".

Ethan se había pasado la vida evitando la incertidumbre. Planificaba, predecía, se preparaba.

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Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Sólo con fines ilustrativos. | Fuente: Midjourney

Pero al mirar a Lila, salvaje, imprevisible y llena de vida, se dio cuenta de que el amor no tenía nada que ver con la lógica. No se trataba de números, estadísticas o algoritmos. Era una elección.

Una elección aterradora, impredecible y maravillosa.

Exhaló lentamente y dio un paso adelante. "Entonces te elijo a ti".

Por primera vez en su vida, Ethan no necesitaba que una ecuación le dijera qué era lo correcto. Simplemente lo sabía.

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Este artículo está inspirado en historias de la vida cotidiana de nuestros lectores y escrito por un redactor profesional. Cualquier parecido con nombres o lugares reales es pura coincidencia. Todas las imágenes son meramente ilustrativas. Comparte tu historia con nosotros; tal vez cambie la vida de alguien. Si quieres compartir tu historia, envíala a info@amomama.com.

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