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Una cámara oculta en una estantería | Fuente: Midjourney
Una cámara oculta en una estantería | Fuente: Midjourney

El corazón de una madre se detiene tras una llamada nocturna de su hija durante una fiesta de pijamas: "Mamá, acabo de ver una cámara en la habitación" – Historia del día

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20 mar 2025
00:45

El instinto de Lydia le decía que algo iba mal, pero su esposo insistía en que estaba exagerando. Entonces sonó el teléfono. El susurro de su hija le produjo un escalofrío: "Mamá, acabo de ver una cámara en la habitación". En ese momento, Lydia lo supo: sus instintos habían sido correctos todo el tiempo.

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El reloj de la pared de la cocina parecía sonar más fuerte de lo habitual, cada segundo se alargaba más de lo debido.

Lydia estaba sentada rígidamente a la mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho y el pie golpeando ansiosamente el frío suelo de baldosas.

El resplandor del horno proyectaba sombras parpadeantes a lo largo de las paredes, y el aroma del pollo asado llenaba el aire, pero ella no tenía apetito.

Al otro lado de la cocina, Mark estaba de pie junto a la encimera, tarareando una melodía en voz baja mientras cortaba verduras.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Sus movimientos eran lentos, relajados, los hombros sueltos, como si nada en el mundo pudiera perturbar su paz.

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Lydia exhaló bruscamente. "No puedo hacerlo", murmuró, con la voz cargada de tensión.

Se apartó de la mesa y se levantó tan deprisa que la silla rozó la baldosa.

"Voy a recogerla".

Mark ni siquiera detuvo su tajo. "Lyd, vamos". Su tono era ligero, como si ella estuviera haciendo el ridículo. "Sólo es una fiesta de pijamas".

Ella se volvió hacia él, con los ojos oscuros de preocupación. "Su primera fiesta de pijamas. En casa de Kara".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Tomó las llaves del automóvil que estaban sobre la mesa y las apretó con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos.

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"Nunca confié en esa mujer. Incluso en el instituto, siempre la tenía tomada conmigo".

Mark levantó por fin la vista y suspiró mientras dejaba el cuchillo en el suelo. Su rostro era paciente, casi divertido.

"Eso fue hace veinte años. La gente cambia. Le estás dando demasiadas vueltas".

Lydia negó con la cabeza. "Me da igual. Tengo un mal presentimiento".

Mark se limpió las manos en un paño de cocina antes de acercarse a ella. Le puso una mano cálida y firme en el brazo, con la intención de tranquilizarla.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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"Está bien. Tienes que darle un poco de independencia", dijo con suavidad. Su voz se suavizó, como hacía siempre que quería que ella se calmara. "Confía en ella, Lydia".

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Ella cerró los ojos un momento y se obligó a respirar hondo. Quizá estaba siendo irracional.

Quizá Mark tuviera razón. Ellie era sólo una niña, pero no estaba indefensa. Tenía que relajarse un poco, ¿no?

"Quizá tengas razón...", admitió, aunque las palabras le supieron mal.

Entonces sonó su teléfono.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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El agudo sonido atravesó la habitación como una cuchilla. Lydia levantó el teléfono de la encimera sin pensárselo y apenas echó un vistazo a la pantalla antes de contestar.

"¿Hola?".

Durante un segundo sólo hubo silencio. Luego, un susurro pequeño y tembloroso:

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"Mamá".

Lydia apretó con fuerza el teléfono. "¿Ellie?".

La voz de su hija temblaba. "Acabo de ver una cámara en la habitación".

A Lydia se le cortó la respiración.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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"¿Qué?", dijo, con la voz repentinamente aguda.

"Una cámara", repitió Ellie, esta vez en voz más baja. "Estaba en un rincón. Vi una lucecita roja. Creo que no debería estar ahí".

A Lydia se le fue la sangre de la cara. El mal presentimiento de sus entrañas se solidificó en algo frío y real.

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"Ya voy", dijo inmediatamente, con voz firme. Ya estaba recogiendo su abrigo, y se dirigía hacia la puerta.

"Quédate donde estás. Voy para allá".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Lydia golpeó la puerta con tanta fuerza que le escocían los nudillos, pero no le importó. El pulso le latía con fuerza en los oídos y respiraba entrecortadamente.

Apenas podía pensar más allá del único pensamiento que se repetía en su mente: Ellie está ahí dentro.

Al cabo de una eternidad, la puerta por fin se abrió. Kara estaba allí, con una ceja perfectamente arqueada y una sonrisa que ya curvaba sus labios.

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No era una sonrisa de bienvenida, sino del tipo que la gente utiliza cuando intenta ocultar algo.

"Lydia", dijo Kara con suavidad, apoyándose en el marco de la puerta como si tuviera todo el tiempo del mundo. "No te esperaba".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Lydia no perdió ni un segundo. Pasó junto a Kara sin contestar, y el olor a lavanda y a algo artificial -como a laca costosa- le llenó la nariz al rozarla.

"¿Ellie?", llamó Lydia, con voz tensa.

Antes de que pudiera dar un paso más, Ellie salió corriendo. Chocó contra el pecho de Lydia tan deprisa que ésta retrocedió dando un pequeño traspié, pero no le importó.

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Rodeó a su hija con los brazos, apretándola con fuerza, sintiendo el salvaje latido del corazoncito de Ellie contra el suyo.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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El familiar aroma del champú de fresa llenó la nariz de Lydia, que se sintió atrapada durante un segundo.

"¿Estás bien?", murmuró, apartándose lo suficiente para observar el rostro de Ellie. Acarició las mejillas de su hija, buscando cualquier señal de miedo o angustia.

Ellie asintió rápidamente, con los ojos muy abiertos. "Es que no sabía qué hacer".

Las manos de Lydia rodearon con fuerza los brazos de Ellie. "No pasa nada. Has hecho lo correcto".

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Entonces, Lydia se volvió -lenta y deliberadamente- para mirar a Kara. Tenía el cuerpo rígido por la rabia apenas contenida. "Encontró una cámara en la habitación".

Kara no se inmutó. Su expresión no cambió en absoluto, como si hubiera ensayado ese momento cientos de veces.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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"Estaba apagada", dijo encogiéndose de hombros y cruzándose de brazos.

"Lo puse ahí porque cualquiera podría trepar por esa ventana. Es por la seguridad de mi hija".

Lydia entrecerró los ojos. Sus dedos se crisparon con ganas de agarrar algo -cualquier cosa- y arrojarlo.

"Entonces, ¿por qué vio Ellie una luz roja?", preguntó apretando los dientes. "Si estaba apagada, ¿por qué estaba encendida esa luz?".

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Por primera vez, Kara dudó. Fue sólo una fracción de segundo, pero Lydia se dio cuenta.

"Esa cámara no debería estar encendida", soltó Lydia, dando un paso adelante. Ahora tenía la voz aguda, temblorosa por la furia apenas controlada.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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"Y no me importan tus excusas. Quiero que borres las imágenes, ahora".

Kara suspiró dramáticamente, frotándose las sienes como si todo aquello fuera un gran inconveniente.

"Está bien", dijo, alargando la palabra como si estuviera complaciendo a un niño. "Lo borraré. Pero Lydia, estás paranoica".

Lydia la ignoró. Se agachó, agarró la mano de Ellie y la apretó con fuerza.

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"Nos vamos", dijo, con voz firme. "Y ella no volverá aquí".

Ellie se aferró a su lado mientras salían furiosas, con sus pequeños dedos agarrando los de Lydia como si fueran un salvavidas.

Kara no dijo ni una palabra más, pero Lydia podía sentir su mirada clavada en su espalda.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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El camino de vuelta a casa transcurrió en un silencio espeso, de los que llenan cada centímetro de espacio, presionando como un gran peso.

El único sonido era el bajo zumbido del motor y el rítmico golpeteo de los limpiaparabrisas contra el cristal.

Lydia agarraba el volante con tanta fuerza que sus nudillos habían palidecido.

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Tenía la mandíbula trabada y respiraba entrecortadamente mientras intentaba contener la furia que bullía en su interior.

Mantenía los ojos fijos en la carretera, pero su mente se agitaba, repitiendo cada segundo de lo que acababa de ocurrir.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Entonces habló Mark, con voz baja y vacilante. "Lydia, ¿no crees que estás exagerando?".

Ella giró la cabeza hacia él, con la mirada cortante como una cuchilla. "¿Exagerando?". Su voz era aguda, incrédula.

"Había una cámara en la habitación donde dormía nuestra hija".

Mark exhaló, frotándose la sien. "¿Pero por qué estaba allí?", replicó. "Para proteger a las niñas. No para espiarlas. Actúas como si Kara tuviera alguna razón espeluznante para ello".

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Lydia soltó una carcajada amarga, sacudiendo la cabeza. "¿La estás defendiendo?".

Mark se removió en el asiento. "Digo que quizá tenía razón".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Ya está. Lydia soltó una dura burla. "Siempre te ponías de su parte, ¿verdad? Incluso en el instituto".

Mark gimió, poniendo los ojos en blanco. "Vamos, Lydia. Eso fue hace años".

Apretó la mandíbula, agarrando el volante con más fuerza. "Y ahora, aquí estás otra vez, defendiéndola a ella en vez de a tu propia esposa".

Mark no respondió.

El silencio se extendió entre ellos durante el resto del viaje, pesado e inquebrantable.

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A la mañana siguiente, Lydia estaba junto a la encimera de la cocina, sosteniendo una taza de café que hacía tiempo que se había enfriado.

Apenas notó el sabor amargo, pues la noche anterior aún le daba vueltas a la cabeza.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Apenas había dormido; cada vez que cerraba los ojos, veía la cara asustada de Ellie y oía la voz engreída de Kara.

Al otro lado de la habitación, Mark recogió su chaqueta del gancho que había junto a la puerta.

Lydia dejó la taza en el suelo con un tintineo silencioso. "¿Adónde vas?", preguntó, cruzando los brazos con fuerza sobre el pecho.

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Los movimientos de Mark se ralentizaron sólo un segundo antes de hablar. "A una reunión de trabajo". Su voz era despreocupada, demasiado despreocupada, pero no la miró.

Se le retorcieron las tripas. Una sensación de frío se instaló en su estómago. "Dijiste que hoy no tenías planes".

Mark vaciló, sólo un instante, antes de exhalar y encogerse de hombros. "Ha surgido algo".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Lydia lo miró fijamente, estudiando la tensión de sus hombros, la forma en que evitaba mirarla a los ojos. Sus dedos se enroscaron en las palmas.

Sin decir nada más, Mark abrió la puerta y salió. En cuanto oyó que el automóvil se alejaba, se puso en marcha.

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Con el corazón palpitante, corrió a su despacho y le temblaron las manos al abrir el portátil. La pantalla brillaba con la tenue luz de la mañana. Abrió su correo electrónico y lo escaneó rápidamente.

Entonces lo vio.

Se quedó sin aliento.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Un mensaje de Kara.

"Oye, he revisado la grabación de la cámara antes de borrarla. Hay algo que tienes que ver. Se trata de Lydia y Ellie. Pásate hoy antes de que lo borre".

A Lydia le temblaron las manos.

El pulso le rugió en los oídos.

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Tomó las llaves y salió disparada hacia la puerta.

Lydia no llamó a la puerta. No dudó. Empujó la puerta con tanta fuerza que chocó contra la pared, haciendo sonar los marcos de los cuadros que colgaban en el pasillo.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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El corazón le latía con fuerza, como un tamborileo furioso contra las costillas. Respiraba rápida y superficialmente, con el cuerpo tenso, preparado para la batalla.

En cuanto entró en el salón, los vio.

Mark estaba congelado frente al sofá, con los ojos fijos en la brillante pantalla del portátil que había sobre la mesita. Tenía la cara pálida y la mandíbula tensa. Ni siquiera levantó la vista cuando entró Lydia.

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Kara, sin embargo, sí lo hizo. Estaba a su lado, cruzada de brazos, con los labios curvados en una sonrisa de suficiencia y complicidad.

A Lydia se le revolvió el estómago.

Algo iba muy, muy mal.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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"¿Qué es esto?", exigió Lydia, con la voz afilada como una cuchilla.

Mark no respondió de inmediato. En lugar de eso, se agachó, tomó el portátil y giró lentamente la pantalla hacia ella.

A Lydia se le cortó la respiración.

En la pantalla, Ellie estaba sentada con las piernas cruzadas sobre la cama de la hija de Kara, con las manitas juntas en el regazo. Su voz era suave pero clara.

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"A veces no me gusta estar en casa. Mamá siempre está enfadada. Aquí se está mejor".

Las palabras golpearon a Lydia como una bofetada.

Retrocedió un paso. "Eso no es verdad. Eso no es...".

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Kara soltó un suspiro lento y satisfecho, sacudiendo la cabeza. "Bueno -dijo suavemente-, es tu hija quien lo dice".

A Lydia le ardían las lágrimas en las comisuras de los ojos.

¿Cómo podía estar ocurriendo?

Ellie no diría eso. No voluntariamente. No a menos que...

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Entonces, una vocecilla cortó el espeso silencio.

"Eso no es real".

Los tres se giraron.

Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Emma, la hija de Kara, estaba en la puerta, abrazada a un oso de peluche. Tenía la cara pálida y le temblaba el labio inferior.

Mark frunció el ceño. "¿Qué quieres decir?".

Emma vaciló, moviéndose sobre sus pies. Miró a su madre, luego a Lydia y a Mark, con los dedos apretados alrededor del suave pelaje del oso.

"Sólo era un juego", susurró. "Reté a Ellie a que lo dijera. Mamá nos dijo que jugáramos eso".

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A Lydia se le hundió el estómago.

La habitación parecía demasiado pequeña, el aire demasiado denso.

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Kara se puso rígida junto a Mark. "Emma, vete a tu habitación", dijo, con voz aguda y controlada.

Mark se volvió lentamente hacia Kara y su expresión se ensombreció. "¿Lo preparaste tú?". Hablaba en voz baja, pero tenía un deje de ira apenas contenida.

Kara tragó saliva. "Yo...".

Mark entrecerró los ojos. Dio un paso hacia ella, con los hombros erguidos. "Sigues en ello, ¿verdad? Después de todos estos años...".

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La compostura de Kara se resquebrajó. Su rostro se retorció con algo salvaje, algo feo.

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"¡No es lo bastante buena para ti, Mark, y lo sabes!", espetó. Alzó la voz, aguda y desesperada. "Yo soy mejor. Siempre he sido mejor".

Silencio.

Lydia sintió que algo se rompía en su interior. La última duda, la última vacilación, desaparecieron.

Mark no dijo ni una palabra más. Se agachó, cerró el portátil con una fuerza que hizo estremecerse a Kara y se volvió hacia Lydia.

"Vámonos".

Lydia no miró atrás.

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Solo con fines ilustrativos | Fuente: Midjourney

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Mientras salían por la puerta, seguía oyendo a Kara respirar agitadamente detrás de ellos, pero no le importó.

Se limitó a agarrar con más fuerza su mano, como si los anclara a ambos a algo real. Algo seguro.

El viaje de vuelta a casa fue tranquilo. La adrenalina estaba desapareciendo y sólo quedaba cansancio.

Tras un largo rato de silencio, Mark exhaló. "Lo siento".

Lydia lo miró, luego se acercó y le agarró la mano.

La apretó.

"Yo también".

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Y por primera vez en mucho tiempo, no hubo duda de dónde estaban: juntos.

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