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Mujer dona riñón a su jefe enfermo. Después de un tiempo, es despedida

Vanessa Guzmán
29 mar 2018
23:07

Esta noble mujer fue despedida después de realizar una buena acción con su jefe.

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Shared informó que a Debbie Stevens le gustaba tanto su jefe que decidió donarle un riñón. Descrita como una mujer "amable y generosa", ella sabía que su jefa necesitaba un trasplante de riñón. Trabajaba en un concesionario de automóviles y su jefa, Jackie Brucia, estaba indispuesta.

Pero ahora se denunció que después que Stevens donó su riñón fue despedida de su trabajo al siguiente mes y ella demandó.

"Como era naturalmente una persona amable y generosa, Stevens le dijo a Brucia que, de ser necesario, estaría dispuesta a donar un riñón". Brucia le dijo que un día ella podría terminar aceptando la oferta.

Conoce más sobre la historia de Debbie.

Resulta que la jefa le dijo que necesitaba un riñón, pero que buscaría un donante por su cuenta, preferiblemente un miembro de la familia.

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Dos meses, llamó a Stevens a su oficina y le reveló una noticia desgarradora. Su donante fue denegado.

Ella consultó con Stevens si hablaba en serio cuando le dijo que estaría dispuesta a donar su riñón. Stevens estuvo de acuerdo con ella porque no quería que su jefa muriera y porque la respetaba. Los doctores les informaron a las dos que Stevens no podían donar su órgano a Brucia. Sin embargo, no lo descartaron.

Decidieron permitirle a Stevens donar su riñón a otra persona en la lista de trasplantes, lo que llevó a que Brucia se mudara y pudiera obtener un órgano de otra persona.

Su riñón fue a St. Louis, Missouri, y Brucia consiguió el suyo de San Francisco. Después del trasplante, Stevens estaba sufriendo. Tenía una gran incomodidad en las piernas y tenía problemas digestivos.

Stevens fue presionada para regresar al trabajo el 6 de septiembre, después de que se sometió a la cirugía el 10 de agosto. Sin embargo, se fue a casa enferma tres días después de su regreso.

Brucia la llamó para reprenderla. Ella no simpatizaba con Stevens y dijo que no podía "ir y venir" a su antojo porque la gente pensaría que estaba recibiendo un tratamiento especial.

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Brucia estaba ella misma en casa, recuperándose de la misma cirugía. Cuando regresó al trabajo, comenzó a gritar a Stevens frente a otros empleados culpándola por los errores.

La mujer también fue degradada a un concesionario de autos a 50 millas de su casa y a una zona conocida por su alta tasa de criminalidad.

Ella consultó a un psiquiatra debido a angustia mental y sus abogados contactaron a la compañía. Luego ella casi fue despedida. Brucia no hizo ningún comentario sobre el tema, pero su esposo negó las afirmaciones de que su mujer hubiera despedido a alguien.

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