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Cómo darle nalgadas a los niños afecta su comportamiento cuando son adultos

Probablemente en algún momento de tu niñez fuiste castigado con unas palmadas en el trasero como castigo o fuiste testigo cuando otro niño recibía su merecido por parte de sus padres.

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Según estudios de la UNICEF, el 60 por ciento de la población infantil del mundo ha recibido este tipo de castigo físico. Es una agresión muy común para los niños.

Era una forma de hacerle saber al niño que algo había hecho mal, muchas familias lo acostumbraban hacer, sin conocer las consecuencias.

Según estudios científicos de la Universidad de Texas, los niños que reciben nalgadas tienen serios problemas de conducta al crecer, reseñó el portal Rolloid.

Algunas de las consecuencias negativas son depresión, pensamientos suicidas e incluso abuso a otros niños.

Fuente: Shutterstock

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Los profesores de la Universidad de Michigan, Shawna Lee y Andrew Grogan-Kaylor han confirmado esa hipótesis y han sumado el posible consumo de drogas y alcohol en exceso.

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Pueden parecer inofensivas, pero las nalgadas podrían causar daño psicológico irreversible.

Si se miden las nalgadas en una categoría similar a experiencias de abuso físico y emocional, entonces aumentaría la comprensión en cuanto los problemas de salud que se reflejan en la adultez y que son ocasionados por esos “castigos”.

Muchos padres creen que es una manera de corregir a los niños, pero no se dan cuentan del daño que ocasionan. Estas palmaditas causan problemas de autoestima e impiden la aceptación social y el roce que puedan tener.

La salud mental se afectará de acuerdo a la disminución de la capacidad cognitiva y la relación que puedan mantener con sus padres.

Fuente: Shutterstock

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Es por esto, que es muy importante que reconozcas que las nalgadas no tienen ningún propósito formativo y/o positivo y no debes justificarlo como un castigo físico.

Un dato curioso es que, quienes recibieron nalgadas tenían menos materia gris en partes del cerebro relacionadas con adicción, trastornos mentales y depresión.

En un estudio publicado por ScienceDirect, el 54.8% de los encuestados informaron que recibieron una nalgada. Los hombres en comparación con las mujeres tenían más probabilidades de experimentar azotes en la infancia.

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