Trabajador de cementerio mexicano cuenta aterradoras historias de "fantasmas" que enfrentó en su trabajo
Hace aproximadamente siete años para estas fechas, Luis se encontraba dándole mantenimiento a una tumba cuando tuvo una experiencia impactante.
Según informó La Verdad, Luis Rosado era hijo del antiguo guardés del Cementerio General de Mérida, en México, y él mismo ya tiene más de 40 años trabajando en el lugar, el cual conoce desde pequeño pues su padre lo llevaba a trabajar con él.
Debido a esto ha vivido muchas experiencias en el camposanto, entre ellas las paranormales, y aunque las toma como algo natural, a veces el miedo lo supera.
Luis lamenta que ya sean muy pocas las personas que visitan el lugar y comentó que el motivo por el cual ya no iban a honrar a sus familiares fallecidos en días importantes como el de las madres o de los muertos, es porque las tradiciones se han perdido en Mérida.
El señor Rosado manifestó que recordaba que las personas iban a pasar un rato el Día de las Madres con su fallecida y ahora no lo hacían. Agregó que a los más jóvenes ya no les importa venerar a sus familiares. “Ellos ahora prefieren fiesta y la borrachera”.
Aun así, él ha sido testigo de experiencias impactantes, las cuales atesora. Contó que hace aproximadamente siete años para estas fechas se encontraba dándole mantenimiento a una tumba.
De repente escuchó un ruido y después el llanto de una mujer. Cuando fue a ver de qué se trataba, descubrió a una mujer acostada arriba de su nicho.
Asustado, y conmovido al mismo tiempo, le preguntó qué le ocurría, pero la mujer no espetó respuesta alguna. Entonces Luis decidió alejarse.
El trabajador comentó que él no es el único que la ha visto. Varias personas que pasan por su tumba en horas de la tarde y en días nublados o con lluvia, también la han escuchado llorar y la han visto en varias ocasiones. Su tumba está abandonada y descuidada.
El señor Rosado dijo que “los muertitos no están contentos tampoco con esa actitud”, y él bien lo sabe, pues en otra ocasión, hace unos años, ocurrió algo que le hizo darse cuenta que siempre hay que honrar a los muertos en los días festivos.
Aquel día, aproximadamente a las dos de la tarde, se encontraba trabajando en el cementerio. De repente volteó, y vio a un joven moreno, alto y delgado observando una tumba. Luis se acercó y le preguntó qué buscaba.
Pero el joven no le contestó, y el señor Rosado decidió alejarse. Tras avanzar un poco, sintió que le agarraron el hombro, y al girarse vio al muchacho que le dijo que le gustaría ver ese nicho de color verde, y que sus padres “le pagarían el próximo domingo”.
Luis pintó el nicho entre la semana. Al llegar el domingo, llegó una pareja de ancianos al lugar, se acercó a ellos y les preguntó si conocían al joven, comentándoles lo que le había dicho.
Los viejitos quedaron sorprendidos, y le explicaron al trabajador que el muchacho era su hijo que había fallecido en un accidente con su motocicleta. Luis se dio cuenta que había hablado con un “fantasma” y no supo cómo reaccionar.
Él contó que el fallecido que vio se veía como una persona normal, y no transparente.
Luis Rosado contó lo siguiente sobre la muerte: “Fue un día de muertos. Ya estaba entrando la noche y había muchísima gente en el Cementerio. Me llamó mucho la atención y además escuché que iban a ver un desfile con jinetes y caballos blancos, toda una fiesta”.
“Agarré mis cosas y me quedé a esperar. Desde la calle 66 comenzó acercarse una procesión y un jinete que tenía toda la cara tapada se giró y me dijo que me veía cansado y si no quería ir con él a un lugar paradisiaco y sin problemas”, contó Don Luis, según reseña La Verdad.
El trabajador del camposanto le contestó que no pues no lo conocía y no se le veía la cara. Entonces el jinete se descubrió el rostro y todo lo que tenía encima, y lo que quedó era puro hueso.
El ser le volvió a decir a Luis que quería que descansara y se olvidara de todo, pero nuevamente le contestó que no.