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Impactante historia que niña que nunca vio la luz del sol durante sus primeros 7 años

Una oficial estatal de protección infantil se quedó llorando en su automóvil al haber sido testigo de la peor negligencia que había visto.

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Durante los primeros años de la vida de Danielle Crockett, solo un puñado de personas sabía que ella existía. Vigilada por sus dos medio hermanos mientras su madre Michelle trabajaba, niña permaneció encerrada dentro de las paredes de su pequeña y deteriorada vivienda de alquiler en Florida.

No fue hasta que Dani tenía casi siete años que pudo salir, sentir el sol en su piel, sentarse en un automóvil, dormir en una cama y bañarse adecuadamente.

Su liberación se produjo solo después de que un vecino preocupado contactó a las autoridades al ver su rostro pálido y demacrado asomarse por una ventana de la residencia Crockett en Plant City en julio de 2005. Por esto la llamaron "la niña en la ventana".

Según reportó The Tampa Bay Times en su historia ganadora del Premio Pulitzer sobre el caso tres años más tarde, los primeros en llegar a la escena quedaron totalmente perturbados por las condiciones en las que encontraron a la pequeña.

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Una oficial estatal de protección infantil se quedó llorando en su automóvil al haber sido testigo de la peor negligencia que había visto.

Los detectives de la Policía de Plant City entraron a la casa para encontrarse con cucarachas crujiendo bajo sus pies, corriendo por las paredes, escondiéndose incluso en el congelador.

"He estado en habitaciones con cuerpos pudriéndose por una semana y nunca apestaba tanto", dijo el Detective Mark Holste al periódico.

"Simplemente no hay forma de describirlo. Orina y heces de perro, gato y excremento humano, en las paredes, regado en la alfombra. Todo húmedo y podrido", dijo a The Tampa Bay Times.

En una habitación trasera, apenas del tamaño de un vestidor, estaba Dani, tendida sobre un colchón desgarrado y sucio. Estaba cubierta de piojos, llagas, y tenía heces goteando de su pañal que estaba a punto de estallar. En una esquina había una gran pila de pañales usados.

Ella no habló ni se comunicó de ninguna manera cuando Holste recogió su frágil cuerpo de 21 kg. Mientras la sacaba de la casa para llevarla al hospital, Michelle Crockett protestó, cuestionando por qué se estaban llevando a su "bebé".

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Él se acercó a la madre y le dijo. “¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo puedes permitir que esto suceda?”.

“Ella contestó: ‘Estoy haciendo lo mejor que puedo'. Le dije, '¡Lo mejor que puedes no es lo suficientemente bueno!'".

Después de sacar a Danielle de la vivienda, la llevaron al Hospital General de Tampa. Desnutrida y anémica, pasó seis semanas allí.

La Dra. Kathleen Armstrong, directora de psicología pediátrica de la facultad de medicina de la Universidad del Sur de Florida, fue la primera psicóloga en examinar a la niña.

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Ella dijo que las pruebas médicas, los escáneres cerebrales y las pruebas de visión, audición y genética no encontraron nada malo con la pequeña. Ella no era sorda, no era autista, no tenía dolencias físicas como parálisis cerebral o distrofia muscular.

Sin embargo, ella no hacía contacto visual, no podía hablar ni comunicarse, no podía comer alimentos sólidos, alimentarse sola, o usar un baño, se chupaba los puños y se agarraba los dedos de los pies como un bebé. Tuvieron que insertar una vía intravenosa para alimentarla y darle un biberón.

No reaccionaba al calor o al frío, incluso al dolor. Cuando insertaron una vía intravenosa no tuvo ninguna reacción.

Debido a la negligencia que había soportado, especialmente por la nutrición deficiente como resultado de no haber sido alimentada nunca con alimentos sólidos, era más como una bebé y quedaría discapacitada de por vida.

Los doctores y los trabajadores sociales no tenían forma de saber todo lo que le había sucedido a Danielle. Pero la escena en la casa, junto con el estado casi comatoso de la niña, los llevó a creer que nunca la habían cuidado más allá del sustento básico.

Difícil de imaginar, dudaban que alguna vez la hubieran sacado a tomar el sol, le hubieran cantado para dormir, o incluso la hubieran abrazado. Ella era frágil y hermosa, pero todo lo que hace que una persona sea humana parecía faltarle de alguna manera.

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Imagen tomada de: YouTube/OWN

Imagen tomada de: YouTube/OWN

Armstrong llamó a la condición de la niña "autismo ambiental". Dani había sido privada de la interacción con personas por tanto tiempo, que la doctora creía que se había retraído.El Departamento de Niños y Familias de Florida ya había visitado la casa dos veces, cuando Dani tenía alrededor de 4 años. Pero cada vez que ofrecieron su ayuda, la madre la rechazó, y dejaron a Dani bajo su custodia.

Michelle admitió que su casa era "un desastre", pero negó que hubiera algo malo con su hija, aparte de su falta de expresión.

"[El detective] dijo que ella se estaba muriendo de hambre. Le dije que mis hermanas y yo fuimos delgadas hasta los 13", dijo la madre al Tampa Bay Times. "Le rogué: '¡Por favor, no te lleves a mi bebé! ¡Por favor!'".

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La mujer finalmente pasó 26 horas en la cárcel y fue sentenciada a dos años de arresto domiciliario y tres años de libertad condicional por el trato que dio a sus hijos. Ella evitó la prisión debido a un acuerdo de culpabilidad en el cual renunció a sus derechos parentales.

Esto permitió que Dani fuera adoptada en 2007 por Bernie y Diane Lierow, los padres de crianza que la cuidaron durante su adolescencia.

"Cuando Danielle vino a vivir con nosotros por primera vez, apenas llevaba un par de meses de haber cumplido ocho años", dijo Diane a The Oprah Winfrey Show. "Pero en cuanto a desarrollo tenía entre seis meses y 24 meses. A ella no le gustaba caminar y le encantaba que la cargaran".

Al principio le daban siete u ocho pataletas al día, y la comida era una "preocupación constante". "Ella comía hasta que vomitaba".

Imagen tomada de: YouTube/News Dongo

Imagen tomada de: YouTube/News Dongo

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Si bien Diane amaba a su hija adoptiva y disfrutaba de cada una de sus pequeñas mejoras y logros, ambas nunca pudieron vincularse, un triste hecho que ella y Bernie atribuyen a la desconfianza de Dani en las figuras maternas. Al final, los desafíos únicos de cuidarla contribuyeron a su separación.

Según un reportaje más reciente de The Tampa Bay Times, luego Bernie tuvo que hacerse cargo de la joven él solo, pero tuvo que aceptar que ya era demasiado difícil para él cuidarla.

Cuando Dani cumplió 18 años, fue elegible para la Seguridad Social y Medicaid. Alguien del estado llamó a Bernie diciendo que un pequeño hogar grupal tenía una cama disponible para una chica.

El hombre se sintió muy afligido, pero tuvo que aceptarlo, por lo que decidió llevarla al lugar. Él le explicó a la joven: "Papá no puede cuidarte más", le dijo entre lágrimas. "Tendrás que quedarte aquí. Pero vendré a visitarte". Él dijo que Dani lo miró, pero no reaccionó.

La joven, ahora de 19 años, actualmente vive en el hogar grupal a 90 minutos en Nashville, Tennessee, donde Bernie la visita cada dos semanas.

Según The Tampa Bay Times, ella aún no habla, pero los años de educación especial, terapia, visitas al médico, amor y atención significan que ahora escucha cuando otros le hablan.

También le permite a su cuidadora cepillarle el cabello. Dani aprendió a arreglar su cama y a poner su ropa en la canasta de ropa sucia.

Todavía es difícil saber cuánto entiende o recuerda sobre su educación, pero su cuidadora dijo que lo que más le gusta a la joven es "estar afuera".

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