Un hombre vino a nuestra casa y señalando a mi mamá me dijo: "Hija, ¡hace 23 años me incriminó!"
Siempre pensé que los secretos tenían una forma de permanecer enterrados. Pero eso era antes de que un desconocido llamara a nuestra puerta y destrozara la vida que creía conocer. Nunca pensé que un sábado normal pondría mi mundo de cabeza.