Esta es la razón por la cual obligo a mis hijos a ir a la iglesia
Hoy en día, muchos optan por dejar a sus hijos decidir si irán a la iglesia o no. Pero para este padre, esa no es una decisión que un cristiano pueda dejar en mano de sus hijos.
"Mis padres me obligaban a comer tres veces al día, todos los días. Y no siempre lo que yo quería comer. Es más, yo me quejaba mucho de la comida que hacía mi mamá. ¿Pastel de carne? ¡Asco! Así que al llegar a la adultez, tomé la decisión de no comer más. Como de vez en cuando por obligación, por tradición, pero a diario? Nada de eso".
Esta lógica suena ridícula aplicada a la nutrición, así como a trabajar, tomar agua o incluso respirar. Nadie comtería un error tan tonto en la vida real.
Pero en el contexto de la religión, esta lógica no es cuestionada, y la gente la escucha y asiente, manifestando su acuerdo y comprensión.
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"Mi hijo me dijo hace semanas que no le gusta su maestra. No estaba emocionado por su educación, y no se conectaba con los demás niños, así que le dije que no tenía que volver a ir a clases. ¿Quién quiere perder el tiempo donde no se siente realizado?"
"Nunca hemos obligado a nuestra hija a salirse de la carretera cuando juega. No queremos restringir su imaginación. Le damos la libertad de que tome sus propias decisiones en la vida".
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Son analogías que suenan ridículas. Seguro piensas, "ningún padre que ame a sus hijos les dejaría decidir si van a la escuela o no, ni los dejarían jugar en el tráfico. Eso pone en peligro sus vidas, es cosa de vida o muerte". Pero ese es el punto. Esto también es vida o muerte - y por la eternidad.
En la familia, la iglesia debe también ser algo no negociable. Porque debemos entender que la forma en que criamos a nuestros niños, y lo que le enseñamos o no sobre Cristo, tiene consecuencias eternas. Como padres, somos responsables de explicarles lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.
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Hay que ir a la iglesia. Hay que hablar de Dios en casa, en el auto, en el parque. No siempre estarán emocionados por ello, pero igualmente debes llevarlos, porque como padres, sabemos lo que más les conviene. Cuando se quejen, diles que pasar tiempo con otros creyentes no es negociable.
Todo eso no asegura que serán ciudadanos modelo ni mucho menos, es es imposible. No es algo que esté bajo nuestro control. Pero es nuestra responsabilidad enseñarles la palabra de Dios.
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Decir, como padre, "no obligaré a mis hijos a ir a la iglesia. Los dejaré decidir por su cuenta" suena iluminado. Pero es lo más peligroso que un padre puede decir. Sería más seguro que los dejes jugar en la autopista en la hora pico que dejarles decidir si van o no a la iglesia. Una opción tiene consecuencias temporales - la otra, consecuencias eternas.
Pero la iglesia también tiene sus riesgos. Un niño de 13 años fue a la iglesia con su madre y desapareció. Rodrigo, un menor de 13 años, en un abrir y cerrar de ojos ya no estaba. El caso de la familia González, quienes han comenzado ya hace un mes la búsqueda de su hijo Rodrigo, de 13 años de edad, que fue extraviado en Polanco.
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Los padres del menor y sus cuatro hijos llegaron a la Ciudad de México, viniendo estos de cancún, para que Raúl, el padre, arreglara unos trámites que tenía pendientes.
“El 13 de mayo la mujer y sus hijos se fueron a la iglesia de San Agustín, en la Avenida Horacio. Ahí, en un abrir y cerrar de ojos, Rodrigo se perdió.