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El "Robin Hood" de Vallecas comparte historias personales sobre su infancia y un padre sin ley

Valeria Garvett
17 ene 2019
22:58

Carlos I. G., mejor conocido como Robin Hood de Vallecas, fue enjuiciado en 2015 y condenado a 7 años y medio de cárcel por dos atracos de banco perpetrados en 2013 en Madrid, a los que accedió por el alcantarillado. Ahora, habla de lo que alguna vez fue su experticia.

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Se trataba de “la banda de las alcantarillas” y Carlos, junto a varias personas más, robaban bancos ingresando por acueductos.

En el documental “Apuntes para una película de atracos”, León Siminiani cuenta la historia del Robin Hood de Vallecas.

A lo largo del film, el sujeto enseñó a Siminiani sus trucos, cuáles eran las mejores tapas de alcantarilla, cómo identificar qué edificios de Madrid tenían sótano e intentó justificar su estilo de vida.

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Según él, su padre lo introdujo en el robo a los 16 años, y era casi inevitable que él siguiera sus pasos.

A pesar de que robar bancos era un trabajo para Carlos, también lo hacía como un tipo de herencia, para homenajear a su padre, quien según él, “no trabajaba nunca y siempre tenía dinero”.

Carlos, a quien también llaman Flako y que ingresó a la cárcel en 2013, ahora tiene 33 años, y se oculta bajo una máscara blanca, no porque le importe lo que la gente vea, sino porque no quiere meter a su hijo en problemas.

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Desde muy chico estudió las catacumbas bajo Madrid. Por las mañanas trabajaba repartiendo pescado, y eventualmente bajaba por las alcantarillas usando el método del butrón, adquirido de su padre.

Con 6 años Flako aprendió a disparar y con 16 participaba en los atracos familiares, que podían llegarse a planificar a cabo de varios meses.

Durante años se dedicó a localizar las salidas de aguas que conectaban con el sótano de un banco, donde entraba a robar tras perforarlo.

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Flako aparece en pantalla con una pulsera telemática del tercer grado, un dispositivo electrónico que alerta a la policía si no están en casa al hacerse las diez de la noche.

Estando en la cárcel, se dedicó a la escritura, especialmente porque no podía salir mucho al patio del recinto. Primero lo hizo sobre su infancia, y después sobre los atracos.

“Era una forma de matar el tiempo”, afirma Flako.

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Pero cuando finalmente obtuvo más libertad, conoció al que hoy es su editor: Emilio Sánchez Mediavilla. Con él publicó su libro de memorias, 'Esa maldita pared', que se estrena este mes.

AQUELLA ÉPOCA

Antes de ser condenado por segunda vez, la Fiscalía pedía quince años de prisión para Carlos I.G. y entre nueve y cinco años para el resto. No obstante, antes del juicio, se llegó a un acuerdo de conformidad por el que los imputados aceptaron sus crímenes y aceptaron penas inferiores.

De esta manera, a Carlos I.G. se le condenó a siete años y medio de cárcel, y debió pagar una multa de mil euros.

En ambos atracos, el cabecilla -Carlos I.G.- dijo a los empleados del banco: "¿Sabéis quién soy? Soy el del Rayo, el Robin Hood de Vallecas. Voy a robar el dinero de Botín y quiero abrir las cajas de Bárcenas".

Esto fue clave a la hora de identificar a los criminales y de detenerlos. Tras los atracos se recuperó casi todo el dinero sustraído.

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