Bebé de niña argentina de 11 años forzada a parir falleció en el hospital
Una niña tucumana de 11 años fue obligada a dar a luz luego de que las autoridades del Ministerio de Salud local demoraron la práctica de un aborto completamente legal hasta la semana 23 de gestación.
De acuerdo a El País, la pequeña fue sometida a una cesárea el martes 26 de febrero y, luego de unos días de sufrimiento innecesario, el hijo prematuro con posibilidades de supervivencia mínimas falleció.
El pasado 29 de enero, la niña llegó junto con su madre al hospital Eva Perón de Tucumán, diciendo que tenía dolor de estómago, pero, en realidad, tenía un embarazo de 19 semanas. La tucumana de 11 años había resultado embarazada de una violación por parte de la pareja de su abuela.
Entonces, madre e hija solicitaron a las autoridades una Interrupción Legal del Embarazo (ILE), un procedimiento legal en Argentina desde 1921 en casos de violación o cuando existe peligro para la madre.
Las autoridades relevantes dieron largas al asunto, y eventualmente, la niña fue obligada a someterse a una cesárea para dar a luz a un bebé que pesó apenas 660 gramos.
El día de ayer, a eso de las 15:30 horas, la criatura tuvo una complicación respiratoria grave y murió.
Según el portal TN, el gobernador Manzur fue denunciado por haber obstaculizado el aborto legal de la joven de 11 años, quien explícitamente expresó su deseo de que “me saquen esto que me puso adentro el viejo”, ante la psicóloga que le asignaron en el hospital.
"A la nena se le violaron los derechos sistemáticamente. Al no aplicarse el protocolo de la ILE desde un primer momento, no le dieron acompañamiento psicológico hasta que intervenimos nosotros", había comentado Fernanda Marchese, la abogada de la familia de la chica.
Juan Manzur y las autoridades médicas del hospital fueron denunciados por varias organizaciones feministas por haber obstaculizado el aborto legal, previsto en este tipo de situaciones.
EL DOCTOR QUE LE HIZO LA CESÁREA SE PRONUNCIÓ
El médico encargado de realizar la operación, José Gijena, se quejó de la falta de asistencia del hospital durante el proceso.
Gijena explicó que tomó la decisión de hacer una cesárea porque la niña era demasiado pequeña, por lo que sus órganos sexuales no estaban completamente desarrollados para dar a luz de forma natural.
Aparte de eso, dijo que la presión arterial de la niña era tan alta que sufrió de preeclampsia, lo que haría que el posible parto fuera aún más riesgoso para ella. De no practicar la cesárea, la niña habría muerto.
Por otro lado, Gijena señaló que su esposa Cecilia Ousset (que también es ginecóloga y que se suponía sólo debía observar la cirugía), tuvo que asistirlo porque las enfermeras del hospital no quisieron hacerlo mientras estaban en la sala de operaciones.
La cirugía terminó bien y la niña salió de peligro. Lastimosamente, tanto ella como el bebé prematuro sufrieron por la irresponsable decisión de las autoridades de quebrantar una ley vigente desde hace muchos años.