Hayley Kemp, la mujer abandonada por su padre en un orfanato por deseo de su madrastra
Dicen que el amor de un padre es único, pero parece que éste amaba más a su mujer que a su propia hija.
Hayley Kemp tuvo que lidiar con la muerte de su madre y después, enfrentar la realidad de haber sido abandonada por su padre, ante el deseo de su madrastra. Bajo el engaño de una visita al dentista, fue dejada en un orfanato.
Tan solo siete años tenía en el momento en que la dejaron a su propia suerte y ahora con 55, Hayley cuenta que tuvo una dura infancia en la que incluso compartió una habitación con una trabajadora sexual cuando el ayuntamiento la ubicó con ella.
SOBRE SU VIDA
A pesar de su caótica niñez, Hayley le contó a la BBC que su tiempo en el hogar de niños en Plymouth, en el sur de Reino Unido, fue de las etapas más felices y que las experiencias vividas en ese periodo le dieron sentido a su vida.
Contó que su madrastra la golpeaba y la dejaba pasando hambre y que su madre murió de cáncer de pulmón cuando tenía cinco años.
“Ni siquiera me abrazó”, dijo Hayley.
Niña cerca de una puerta de madera. | Imagen: Pixabay
“Yo era la menor de siete hijos y después de su muerte nos las arreglamos por un tiempo con mi padre soltero. Luego papá empezó una relación con una mujer llamada Peggy, que se convirtió en nuestra madrastra y vino a vivir con nosotros y sus dos hijas.”
La nueva esposa de su padre era cruel con ella e incluso no le permitía estar en la misma habitación ni tampoco hablarle.
“La situación era bastante obvia porque cuando íbamos a la escuela, los vecinos se acercaban a arreglarnos el pelo y darnos galletas, por lo que debíamos vernos bastante demacrados. No sé si fue porque yo era la muñequita de la familia, pero ella me cogió una antipatía instantánea.”
Muñeca abandonada en el marco de una ventana. | Imagen: Max Pixel
SE TENÍA QUE IR
La mujer de 57 años indicó que un día su madrastra decidió que no la quería en casa y fue entonces cuando su padre la llevó a un hogar de niños.
"Ni siquiera me abrazó (…) Mi padre me dijo que íbamos al dentista en autobús. Yo no tenía idea de dónde estábamos porque solo tenía siete años. Era el Hogar Infantil de Parklands. Solo pensé ‘este es un buen dentista’. Dos mujeres salieron y me dijeron que me sentara en una silla. Luego papá dijo ‘espera mientras voy al baño’. Las dos mujeres me llevaron y eso fue todo. Ya estaba viviendo allí y él se había ido.”
Hayley piensa que su padre era un hombre muy débil que renunció a sus hijos por una mujer que no estaba bien mentalmente.
Mujer y una niña caminando por una carretera. | Imagen: Flickr
UNA VEZ EN EL ORFANATO
Ya instalada, las mujeres la llevaron a un armario y le escogieron algunas prendas de ropa. “Me pareció que había ido a un lugar encantador. Era como si estuviera de vacaciones. Todos los trabajadores eran tías y tíos y había mucha comida, mucha diversión y muchos otros niños”.
Por un momento pensó que había muerto y estaba en el cielo, pues incluso los sábados los llevaban al zoológico o al cine. “Los domingos íbamos a la escuela dominical y volvíamos y comíamos un asado”.
“Uno siempre escucha que los hogares de niños son lugares horribles, pero oye las historias de personas que la pasaron bien allí. Para mí fue un verdadero refugio. Estaba a salvo.”
Antiguo orfanato. | Imagen: Flickr
SOLO ESTUVO POR POCOS MESES
En el orfanato solo estuvo por unos 8 meses, pues unos padres adoptivos se la llevaron del lugar para vivir con ellos y su otra hija.
Fue muy difícil pasar de vivir con muchos niños a estar solo con una y tener una habitación para ella sola. Se sentía sola y aislada.
Reveló que en la actualidad vive en una casa compartida y considera que no se trata de una coincidencia. “Me gusta tener gente alrededor”.
Mujer jugando con niños. | Imagen: Public Domain Files
SIENDO UNA ADOLESCENTE
Sobre su adolescencia precisó que se escapaba para estar con sus hermanos que ya estaban casados y tenían sus propias familias.
“Pasaba algunas noches en hogares para niños, pero no tenían espacio para mí, así que estaba una noche aquí y otra noche allá. Luego me llevaron a una institución para delincuentes juveniles en Bristol, en el sur de Reino Unido, a pesar de que nunca había cometido ningún delito.”
En ese entonces empleaba la terapia electroconvulsiva, una situación dura que tuvo que afrontar. “Estuve allí por un par de semanas hasta que los servicios sociales vinieron a buscarme”.
Niños siendo entretenidos por adultos. | Imagen: Wikipedia
CON LAS TRABAJADORAS SEXUALES
Después de salir del centro de reclusión, la llevaron a un hostal donde compartió su cama con una prostituta que dice le caía muy bien.
“Tenía solo 19 años, pero para mí, a los 15, parecía realmente mayor. Se hacía llamar ‘Judy Teen’, por una canción del cantante británico Steve Harley, líder de la banda Cockney Rebel. Solía decirme ‘me voy a trabajar, Hayley’, y cuando regresaba me llevaba a bares.”
Sin embargo, nunca la invitó a desempeñar su mismo oficio. “Una vez un tipo en un bar me amenazó y llegó la policía. Los servicios sociales se dieron cuenta de que no debían haberme puesto allí, con esos hombres mayores que intentaban emborracharnos, así que me llevaron a Emma Place”.
Hayley se pregunta cómo habiendo vivido en esa vida oscura, nunca terminó siendo una prostituta o una drogadicta.
Chica adolescente. | Imagen: Pexels
MÁS DRAMA EN SU VIDA
La fuerte mujer señaló que tiene una hija de 37 años a la que tuvo que dejar a los 5, luego de que una crisis nerviosa la atacara y fuera internada en una institución mental durante un par de meses.
Y que “cuando tenía unos 30 años, alguien me dijo que mi padre quería vernos a todos sus hijos, así que fui a visitarlo. Hablé con él y nos conocimos y tomamos una copa juntos. Decidí que no tenía nada en común con él, que no me gustaba como persona y que no lo respetaba.”
“Había pasado tanto tiempo sin él, que realmente no sentía que fuera una influencia positiva en mi vida, así que decidí no volver a verlo.”
Mujer llorando contra ventana en día lluvioso. | Imagen: PxHere
UN TRABAJO SERIO
A los 40 años comenzó a trabajar como gerente de control de calidad en una empresa privada, y aunque no era lo que quería hacer, estuvo allí hasta que decidió dejarlo todo para trabajar como voluntaria con refugiados.
“Cuando estaba en un hogar de acogida, unos refugiados de Uganda y Asia vivían cerca. Les llevábamos mantas y ropa y recuerdo que pensaba que eran las personas más valientes que jamás había visto. Creo que tengo empatía con las personas desplazadas porque no saben cuándo van a ver a su familia, no saben dónde terminarán.”
Trabajó mucho con solicitantes de asilo y en campos de refugiados en Irak. Aprendió cosas que muchos dan por sentado y se dio cuenta de que lo vivido en su infancia le ayudó a sentir empatía por las personas que muchos no entenderían.
Mujer trabajando con computadora portátil. | Imagen: PxHere
“También me dio resiliencia y fuerza, cosas que no puedes aprender, y saber que no importa lo malo que sea algo, no es permanente. Las cosas sí que mejoran.”
Por eso, Hayley está agradecida de todo lo que tuvo que pasar en su niñez, porque la ayudó a edificar la mujer fuerte y valiente que es hoy en día.
Esta historia nos hace recordar a la de una mujer que fue abandonada en la puerta de su tía al nacer, 18 años después decide abandonar a quien la crio. Conócela aquí.