Padres pierden la custodia de su hijo de cuatro años con cáncer por negarse a la quimioterapia
Un juez de Florida dictaminó el lunes pasado que un niño de cuatro años con leucemia permanecerá bajo la custodia de sus abuelos porque existe un "riesgo inminente de negligencia" si se queda con sus padres.
Se trata de Joshua McAdams y Taylor Bland-Ball, una pareja que deberá someterse a una evaluación psicológica con un índice de crianza después de la cual quizás puedan reunirse con su hijo.
De no cumplir, el cambio de custodia podría volverse permanente. Tienen 30 días para apelar la decisión del juez, Thomas Palermo.
La larga batalla legal comenzó en abril, luego de que Noah fue diagnosticado con leucemia y la Oficina del Sheriff del Condado de Hillsborough emitió una alerta de niño en peligro después de que la familia desapareciera y perdiera citas médicas del pequeño.
La familia, que supuestamente quería buscar remedios naturales diferentes a la quimioterapia, fue localizada en Kentucky y dijo que iba a viajar a Ohio para buscar más opiniones médicas.
Los investigadores de protección infantil obtuvieron una orden judicial para llevarse a Noah y, en mayo, se dictaminó que el niño de cuatro años sería puesto bajo la custodia de su abuela materna y debería reanudar la necesaria quimioterapia.
Joshua McAdams y Taylor Bland-Ball han luchado para recuperar la custodia de su hijo, a quien querían tratar con cannabis, oxigenoterapia, una dieta alcalina y remedios herbales.
En una audiencia, el tribunal no consideró que su testimonio fuera creíble.
Inicialmente, los papás de Noah afirmaron que iban a ver a una médica de medicina alternativa, Sherri Tenpenny, cuando se encontraban en Kentucky.
El juez Palermo aseveró que Tenpenny no era hematóloga ni oncóloga, sino alguien que había comentado en una de las publicaciones de Bland-Ball en las redes sociales.
Por otro lado, Bland-Ball mandó una carta a su abuela, dejando instrucciones y códigos de entrada a sus unidades de almacenamiento para que tomaran sus pertenencias.
Ella afirmó que se irían por un período de tiempo indefinido porque no podían "justificar moralmente... ver (a los médicos) matar a nuestro hijo y pagar por ello", y que habían agotado todas las opciones en los Estados Unidos.
En corte, Bland-Ball negó que la intención fuera irse al extranjero. Pero Palermo expresó seguridad en que "si se les diera la oportunidad, los padres solo huirían de nuevo".
La evidencia apunta a que estaban listos para desaparecer junto al pequeño enfermo, poniéndolo en peligro de morir sin ser tratado por la leucemia.