Lis Vega habla de las duras adicciones a las drogas que comenzaron cuando tenía solo 13 años
La exuberante cantante cubana le contó a Gustavo Adolfo Infante muchos detalles inéditos sobre sus inicios en su carrera como vedette y su inmersión en las garras de la droga desde muy joven.
La energía de Lis Vega se desborda mientras intenta mantenerse sentada en el sofá enfrente de Infante. Habla rápido y cuesta seguir su relato, pero con paciencia el conductor aporta la serenidad necesaria para llevar un hilo coherente de la entrevista.
Llegó a México hace 22 años, movida por el deseo de triunfar como bailarina y cantante, además de necesitar darle una mejor vida a su familia, y como bien dice, “formando mi propio destino”.
Pero el trayecto no ha sido nada fácil, porque se inició con apenas 13 años como bailarina en un cabaret de su país natal, Cuba, lo cual ameritaba trabajo duro, ensayos diarios y presentaciones hasta altas horas de la madrugada.
El ambiente tan intenso y su corta edad la hicieron presa fácil de personas que al verla débil, lograron engancharla en varias drogas, en particular el alcohol y la cocaína.
"Yo empecé a los 13 años; con un padre alcohólico, con un sinfín de personas alrededor mío y un sinfín de inseguridad. ¿Y a dónde acudes?, ¡a lo que es más fácil!”, rememora Lis en la entrevista.
Dice que nunca buscó ayuda, nunca lo hablo con nadie y eso fue un error que la llevó a sumergirse cada vez más en las adicciones. La cocaína para ella era una manera de aguantar el trajín al que estaba sometida su vida desde esa corta edad, y al final fueron muchos años enganchada.
Afortunadamente, cuando se inició en el fitness supo que era el momento de dejar atrás la adicción, y simplemente la dejó en forma radical, al igual que el alcohol.
“Cuando me hice campeona de fitness lo dejé como seis años. Yo soy muy extremista y de repente dije un día 'ya no más'”, dice Lis.
Más adelante tuvo una fuerte recaída cuando ocurrió la muerte de su expareja, Ángel, de la cual pudo salir con la ayuda y el apoyo de grandes amigos y personas sanas que siempre están a su alrededor y a partir de ahí, solo se permite el consumo de marihuana medicinal para controlar la ansiedad y descansar por las noches.