Abuela de 88 años con Parkinson cose cubrebocas para donar a los hospitales
Margarita Gil Baro, una abuela de 88 años de Albacete que sufre de mal de Parkinson, se enteró de la escasez de tapabocas en los hospitales. Como ella no es de quedarse de brazos cruzados, puso sus manos temblorosas a la obra. Con determinación, hizo 50 piezas para donar a los hospitales españoles.
Ella padece del mal de Parkinson, una afección degenerativa del sistema nervioso, que causa problemas a la movilidad de la persona afectada: el temblor en las manos es, entre otros síntomas, característico de la enfermedad.
Margarita, de 88 años, frente a su antigua máquina de coser. | Foto: Facebook/cristina.gonzalezalfaro
Estos temblores de la anciana no han sido un impedimento para ayudar. Ha desempolvado su antigua máquina de coser y ha puesto manos a la obra: las piezas por coser descansan a su lado, listas para pasar por la aguja.
Puede tener algunos problemas para manejar las tijeras, pero no ha olvidado el oficio, ni la amistad con la antigua máquina que conserva. Y esas han sido sus herramientas para brindar su apoyo desde casa al sistema sanitario que se expone todos los días para mantenernos a salvo.
Las manos de la anciana Margarita Gil Baro cortan un hilo con dificultad. | Foto: Facebook/cristina.gonzalezalfaro
“Tenemos que colaborar, todo el mundo, porque no sabemos en lo que nos podemos hallar”, reflexiona la anciana, que también necesita hacer cierto esfuerzo para articular las palabras pero no ha perdido ni un ápice de lucidez.
“Es justo que colaboremos, porque todos los médicos y todas las enfermeras, y los que no son enfermeras ni médicos también, hacen lo que pueden y más”, dijo.
Reconocía así a los trabajadores de los servicios sanitarios y esenciales que se esfuerzan por combatir el avance del virus y socorrer a los afectados.
La anciana de 88 años recupera la tijera que se le ha caído. | Foto: Facebook/cristina.gonzalezalfaro
“Vamos a salir, poco a poco pero saldremos, como otras cosas que me partieron en tiras pero hemos salido”, alentó conmovida la anciana, que a sus 88 años seguramente ha visto su pesada cuota de desgracias.
La abuela también aprovechó la oportunidad de la filmación para enviar un mensaje de cariño a los suyos: “Los quiero a todos, a mis nietos, a mis hijos”, les dijo. “No sé lo que duraré”, reflexionó, queriendo dejar un mensaje de amor y de ejemplo para los suyos a su edad avanzada y con su salud frágil.
“¡Hasta luego! El que lo veáis... y el que no, se lo pierde”, se despidió en la filmación tomada y subida a la plataforma por su hija Cristina.
El ejemplo de la anciana ha dado la vuelta al mundo y nos deja una emotiva e importante enseñanza: a la hora de ayudar, no caben excusas si hay voluntad.