Un psicólogo analiza las fantasías de José Antonio Avilés: 'Necesita un baño de realidad'
Esteban Cañamares es psicólogo. Conversó con "Sálvame" sobre José Antonio Avilés, y la clase de trastorno que podría padecer alguien que actúa como él.
Muchas de las afirmaciones y actos de José Antonio Avilés le están trayendo serios problemas legales al ser desmentidas. Falsificaciones, estafas y mentiras muy creativas y elaboradas han sido adjudicadas al exparticipante de "Supervivientes".
El psicólogo Esteban Cañamares, entrevistado para "Sálvame". | Foto: Mediaset España/Telecinco
Consultado respecto del caso, Esteban Cañamares advirtió que no podría aventurar un diagnóstico específico para José Antonio, porque no lo conoce personalmente. Pero sí aventuró algunas opiniones profesionales sobre el tipo de personas que mienten sistemáticamente, como se le adjudica a Avilés.
"Este tipo de personas no son felices", afirmó.
Es esa disconformidad la que lleva a algunas personas a crearse un mundo imaginario más rico e interesante, sostuvo. Y cuando esto se sostiene en el tiempo, este tipo de personas pueden llegar a creerse sus propias mentiras.
"Tienen la sensación de que su vida es muy pobre, muy gris, muy sin sustancia", explicó. "Por eso se inventan una nueva vida. Primero se la inventan y poco a poco, a base de contar las mentiras, se la creen".
En los casos de personas que mienten sistemáticamente, el momento en que buscan ayuda es "cuando les empieza a ir mal, cuando la sociedad les rechaza". Mientras el saldo de sus actos les resulte positivo, es imposible intentar ayudarlos, porque rechazarán esa asistencia.
"No siempre la forma de ayudar a alguien es producirle felicidad", advirtió. "A veces darle un baño de realidad es mucho mejor para que entre en crisis, pida ayuda y pueda cambiar".
Consultado sobre un posible diagnóstico ante un caso como el que se le adjudica a Avilés, sostuvo que no puede dar precisiones, nuevamente, porque no lo ha tratado. Y hay posibilidades de que padezca una sociopatía como de que no la tenga.
Sin embargo, aventuró el espectro al que podría adjudicar su posible trastorno: "cuando esto se estabiliza mucho podemos llegar a hacer un diagnóstico de trastorno de personalidad."
Resta esperar cuáles son los resultados de las acciones legales que, desde muchos frentes, están llegando al mediático. Que se le diagnostique una patología como la que Cañamares menciona podría o no ayudarlo a no ser tan fuertemente golpeado por el peso de la ley, de confirmarse las acusaciones que se le imputan.