De polvo de plomo a gotas para los ojos de belladona: 5 tendencias de moda del pasado realmente peligrosas
Un dicho popular afirma que la moda no incomoda. Sin embargo, algunas modas fueron capaces no solo de incomodar, sino hasta de poner en riesgo la vida de muchas.
Las modas cambian, y qué es lo que se considera bello también. Las mujeres que vivieron en otros siglos han tenido que adaptarse a estándares muy rígidos, con recursos en ocasiones venenosos o altamente inflamables.
Baile con trajes decimonónicos en Chiostro de San Lorenzo, Nápoles, Italia, 2013. | Foto: Shutterstock
VERDE VENENO
Una de las modas más mortíferas del siglo XIX fue, también, una de las que aparentaban ser más inocuas. A mediados del siglo fue furor un color verde muy subido, que recibió el nombre de “verde de París”.
Económico y vistoso, el color fue usado no solo en el arte sino en empapelados domésticos y en la industria textil. Lo problemático es que este pigmento llevaba un componente muy peligroso en su confección: arsénico.
Lata de verde de París. | Foto: Chris goulet at English Wikipedia, Paris Green (Schweinfurter Grün), CC BY-SA 3.0
No fue sino hasta que un médico pudo establecer un vínculo entre el fallecimiento de muchos miembros de una familia y un empapelado de este color que cayó en un justificado desuso.
MORTÍFERA PALIDEZ
La palidez del rostro fue por mucho tiempo considerada una señal de belleza inequívoca. Y los cosméticos para regular el color del rostro no son cosa nueva, claro está.
Polvera del siglo XIX. | Foto: Shutterstock
Un producto de uso muy extendido entre las clases pudientes fue un polvo que se usaba como base de maquillaje para ocultar marcas en el rostro y empalidecer. El problema es que este pigmento llevaba plomo en su composición.
Un uso prolongado del cosmético terminaba por llevar a las mujeres a síntomas como pérdida del cabello, de piezas dentales, parálisis facial y vómitos. Eventualmente, llegaba a producir la muerte.
Mujer con traje del siglo XIX. | Foto: Shutterstock
SANGUIJUELAS
Otra forma de obtener la deseada palidez enfermiza que tan de moda llegó a estar fue causar un estado enfermizo relativamente controlado por pérdida de sangre.
El procedimiento, en uso en el siglo XIV, involucraba colocarse sanguijuelas para perder sangre y empalidecer temporalmente.
Frasco con sanguijuelas. | Foto: Shutterstock
LA CRINOLINA
Nada más icónico en nuestra imagen de una romántica fiesta del siglo XIX que aquellas faldas armadas e inmensas. La crinolina era la estructura que sostenía la tela en su sitio, formando esa campana imponente.
A diferencia de los polvos con plomo y las telas teñidas con arsénico, no había nada tóxico con la crinolina. El problema radicaba en llevar piezas de vestimenta incontrolablemente grandes en entornos en los que el fuego de las velas y las chimeneas era omnipresente.
Mujer de negro con falda armada con crinolina. | Foto: Shutterstock
Las que eran de metal incluso podían causar la propia chispa incendiaria con el roce. Muchas mujeres murieron calcinadas porque sus faldas se incendiaron, y la misma estructura de su vestido hacía muy difícil asistirlas.
LA BELLADONA
Además de una palidez poco saludable, la moda del siglo XIX favorecía una mirada de tinte sufriente que sugería también enfermedad de amor. Para lograrla, las mujeres solían echarse gotas de belladona en los ojos.
Frasco de esencia de belladona. | Foto: Shutterstock
El extracto vegetal dilataba las pupilas y les daba el aspecto deseado. El problema radica en que es, además, un fuerte veneno.
Con síntomas que van desde ceguera y vértigo hasta alucinaciones, los efectos del uso continuado de esta sustancia eran todo menos bonitos.
Mujer echándose una gota en el ojo. | Foto: Shutterstock
Resulta sencillo mirar al pasado y horrorizarse de hasta qué punto se llegó a arriesgar la salud por motivos estéticos. Sin embargo, en el presente también existen riesgos.
Una de las hermanas de Gelena Solano, Stephanie, desestimó las advertencias de su familia y se sometió a una cirugía estética. En el quirófano, las cosas se complicaron y pasó casi un mes en coma.
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