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La reina Fabiola de Bélgica: la herencia que la integrante de la realeza dejó en España

Tras la muerte de la monarca en 2014, el grueso de su fortuna pasó a manos de una organización sin fines de lucro. Sin embargo, parte de sus propiedades siguen estando a su nombre en España.

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La reina Fabiola de Bélgica pasó a mejor vida el 5 de diciembre de 2014. La esposa del difunto rey Baudino fue una monarca muy popular, apreciada por la gran mayoría de los belgas.

A los familiares que sobrevivieron a la reina les tomó largo tiempo lidiar con los detalles de su herencia. Pero hasta el sol de hoy, todavía hay interrogantes al respecto.

Funeral de la Reina Fabiola de Bélgica en la Iglesia de Laeken, en Bruselas, en 2014. | Foto: Getty Images

Funeral de la Reina Fabiola de Bélgica en la Iglesia de Laeken, en Bruselas, en 2014. | Foto: Getty Images

HERENCIA BENÉFICA

La muerte dejó claras instrucciones sobre la disposición de sus bienes tras su muerte. Todos sus bienes privados fueron a la ONG "Obras de la Reina", fundada en 1960 cuando se casó el rey Baduino.

La organización ahora apoya a la reina Mathilde en proyectos filantrópicos. Hasta el palacio de Styvenberg, su residencia oficial, fue cedido a una organización benéfica. El castillo es alquilado para financiar sus elevados gastos de mantenimiento.

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Reina Fabiola de Bélgica en el Palacio Real de Bruselas en 2013. | Foto: Getty Images

Reina Fabiola de Bélgica en el Palacio Real de Bruselas en 2013. | Foto: Getty Images

GRAN FAMILIA

A pesar de los deseos de la reina, no todos sus bienes fueron repartidos a la beneficencia. Ninguno de los hermanos de Fabiola sigue con vida, pero tiene 37 sobrinos directos, entre las familias Mora, Silva, Ruiz de Bucesta y Escrivá de Romaní.

Además, la reina tiene aún más de cien sobrinos nietos. Todos han optado por mantener un bajo perfil, a pesar de que la mayoría ostenta algún título nobiliario. Entre ellos hay empresarios, abogados, importadores, sacerdotes y monjas.

Reina Fabiola de Bélgica en el Palacio Real de Bruselas en 2012. | Foto: Getty Images

Reina Fabiola de Bélgica en el Palacio Real de Bruselas en 2012. | Foto: Getty Images

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TERRENOS INCIERTOS

Fabiola además fue dueña de múltiples terrenos ubicados en toda España, desde una parcela en Pamplona hasta cuatro terrenos en Guetaria y dos lotes en Madrid. La reina habría heredado estos terrenos de diferentes parientes a través de los años.

Curiosamente, estos terrenos parecen haber escapado al destino del resto de la herencia. A pesar de que Fabiola pidió que todos sus bienes fuesen donados, los terrenos siguen estando a su nombre, según el Registro de la Propiedad de España.

Princesa Mathilde, Reina Fabiola y Príncipe Philippe de Bélgica en Palacio Real de Bruselas en 2009. | Foto: Getty Images

Princesa Mathilde, Reina Fabiola y Príncipe Philippe de Bélgica en Palacio Real de Bruselas en 2009. | Foto: Getty Images

RECUERDOS Y ESCÁNDALO

Además de su fortuna familiar, Fabiola fue la única heredera de la masiva fortuna del rey Baduino, tras su muerte en 1993, así como la heredera universal de su tío, Fernando de Aragón, en 1982. Sin embargo, muchos de sus parientes han manifestado que tras la muerte de Fabiola, no recibieron ni siquiera un recuerdo sentimental de la abuela.

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La decisión de Fabiola de donarlo todo a caridad vino luego del sonado escándalo de la fundación Fons Pereos. Esta beneficencia estaba destinada a promover obras sociales y culturales de valores católicos. Sin embargo, fue acusada de usarla para evadir impuestos de herencia al legar capital a sus hijos.

Parientes de la Reina Fabiola de Bélgica en el funeral de la monarca en Bruselas, en 2014. | Foto: Getty Images

Parientes de la Reina Fabiola de Bélgica en el funeral de la monarca en Bruselas, en 2014. | Foto: Getty Images

La vida de Fabiola de Bélgica estuvo ciertamente repleta de increíbles lujos y vastas riquezas. Sin embargo, como tantos miembros de la realeza, no estuvo exenta de su cuota de sufrimiento y dolor.

De hecho, la reina llegó a atravesar un difícil episodio luego de sufrir un aborto espontáneo. Y no es la única aristócrata que ha sufrido un incidente similar.

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