La historia de una mujer que fue secuestrada tres veces por su madre con problemas de salud mental
Una vida llena de complejos sucesos la llevaron a comprender la clave para ayudar a otras personas, y que ellas sean capaces de tener el control de sus vidas.
Desde muy pequeña, Eliza VanCort entendió que el mundo era un lugar lleno de peligros y que ni siquiera podía confiar en quien más amaba.
Y cuando pensaba que estaba a salvo, tanto de las amenazas del entorno como de su propia mente, un accidente la sumergió en su temida pesadilla.
SECUESTRADA
El matrimonio de los padres de Eliza había llegado a su fin cuando su madre tuvo su primer brote psicótico y el peor diagnóstico: esquizofrenia paranoide. Y aunque hasta ese momento era una madre amorosa y una gran mujer, destruyó la infancia de su hija.
En una visita programada, Mary Louise, la madre de Eliza, la secuestró. La niña tenía apenas 4 años. Durante meses, su padre, H. Matthys, no logró encontrarla. Finalmente una llamada de un buen samaritano lo puso en la pista.
Eliza estaba muy pequeña para recordar, pero su estado de desnutrición y agotamiento habla de su sufrimiento. El segundo y tercer secuestro sí los recuerda con nitidez y los horrores que vivió fueron difíciles de superar.
Madre e hija recorrieron el país con extraños que no siempre tenían buenas intenciones. VanCort presenció escenas violentas, pasó hambre, durmió a la intemperie y apenas logró sobrevivir.
Finalmente, H. Matthys logró con mucha dificultad, y con ayuda de la madre y la hermana de Mary Louise, obtener la custodia completa de su hija.
“Mary Louise amaba a Eliza hasta el fin de la tierra y más allá. Su enfermedad no la dejaba entender. Nunca habría lastimado a Eliza voluntariamente. Nunca, pero lo hizo”, dice Nancy, tía de Eliza, a People.
ENCERRADA EN SU MENTE
Los secuestros y los meses sintiéndose vulnerable dejaron su huella en Eliza, quien entendió que ser invisible era la clave para sobrevivir. Para ella el mundo era un lugar lleno de peligros donde muchos quieren dañarte.
Necesitó muchos años de terapia para ir adaptándose. Aun así, le faltaba esa brújula interna que nos avisa del peligro y cuenta que eso la llevó a ser abusada sexualmente en una primera cita a los 16 años.
Eventualmente logró graduarse en Ciencias Políticas, encontró su pasión por el teatro, se casó y es la amorosa madre de tres chicos. Pero un paseo en bicicleta terminó en tragedia.
Atropellada por un conductor distraído que contestaba mensajes en su celular, Eliza sufrió un traumatismo craneoencefálico que le dejó fuertes secuelas.
Justo cuando creía estar libre de la herencia de esquizofrenia de su madre, su mente perdió parte de su funcionalidad. Durante los meses en que estuvo en recuperación, comenzó a poner atención a su entorno. Aprendió las claves de la comunicación y ahora ayuda a las mujeres para que sean escuchadas.
“Tienes que creer que tienes derecho a reclamar espacio; reclamar espacio es vivir la vida que elijas sin disculpas y con valentía”, cuenta Eliza.
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