7 cosas que aprendí cuando se me cayó el teléfono celular en el retrete
Lo bueno, lo malo y lo feo: todo se cruza en el tragicómico evento de perder tu teléfono celular en el retrete. En ese mínimo cataclismo, sin embargo, una puede detenerse a mirar qué había alrededor.
Miramos nuestro celular muchas más veces de las que creemos, y mucho mas tiempo del que pensamos. En 1962, mucho antes de que existieran los teléfonos celulares, Julio Cortázar reflexionaba sobre la dependencia y devoción que se crea hacia un pequeño artefacto que llevamos todo el tiempo.
Mujer sentada usando smartphone. | Foto: Pixabay
Se trata de su cómico "Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj", de las 'Historias de Cronopios y de Famas' que cierra con la siguiente frase:
"No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj".
Esta frase bien podría haber sido dicha de un teléfono celular, y de la sutil pero inescapable dependencia que creamos de él. Y no hay mejor ocasión para aprender hasta qué punto esto es cierto que el momento terrible en que escuchas el "plaf" del aparato en el agua innoble del retrete.
Y no, el arroz no obra milagros, por mucho que insistan las páginas de lifehacks. Mientras vuelvo a la normalidad y configuro un nuevo dispositivo que costó más o menos lo que una nave espacial, aquí van algunas reflexiones en estos días sin celular:
7. TU VIDA ENTERA PASA POR EL MÓVIL
¿Cómo puede ser que te hayas olvidado de que tenías esa reunión? Ah, claro, el celular tenía tu agenda, y tenía que avisarte unas horas antes. Caray. Bueno, mejor a hacer los trámites bancarios. ¿Cómo que hace falta una clave que llega al móvil?
Celular mojado. | Foto: Pixabay
Sí, todo requiere que tengas un móvil para hacerlo. Bájate la app, que hará todo más simple. Hasta el día en que te bajes mal los pantalones y pierdas el celular en el agua, claro está.
6. TU MEMORIA YA NO ES LO QUE ERA
No recuerdas el teléfono de la pizzería. No es problema puedes googlear eso. Pero tampoco recuerdas el de tu madre que no usa redes sociales: eso es mucho más complicado, habrá que llamar a la tía Lili que… Caramba, tampoco.
Envías entonces un mensaje por la web de Facebook a un primo para recuperar el teléfono de tu propia madre. Y recuerdas la adolescencia, cuando discabas los nombres de 15 amigas sin pensarlo. ¿Hasta qué punto confías en tu celular para que recuerde todo por ti?
5. EL BOLSILLO IMPRUDENTE
Qué cómodos esos pantalones con grandes bolsillos que te permiten guardar el celular. Qué fácil llevar el teléfono en el bolsillo trasero mientras vas por la vida y por tu casa. Qué sencillo que caiga. No, allí no lo pongas, es una trampa.
Mujer mirando el celular. | Foto: Pixabay
4. EL MÓVIL FANTASMA
Tú sabes que no tienes el móvil. Claro, si se cayó anoche al retrete. Pero tus reflejos no se enteran tan fácil de ello, y así lo notas la vez número 29 que tu mano busca el aparato en el bolsillo. O cuando sientes la inquietante vibración de un teléfono que no está: es solo que esperabas que estuviera ahí.
3. LO QUE SE PIERDE PARA SIEMPRE
Mensajes de audio de gente que ya no está. Fotografías que por algún motivo no habías cargado a la nube. Montones de fotos y videos de WhatsApp de los que no tenías una copia.
Habrá mucho para echar de menos. Muchas cosas que creías que estaban allí para siempre. Te prometes que serás más cuidadosa con tus copias de seguridad. Sabes que no te darán el tiempo y la energía mental para serlo, y eso de golpe te hace sentir frágil.
2. SE SIENTE COMO VACACIONES
Con el paso de la desesperación y de las horas, de golpe lo que era una catástrofe no está tan mal. Un par de avisos de “estoy sin móvil” en redes sociales, y de golpe la vida gana una quietud que creías perdida para siempre.
Cuaderno y gafas. | Foto: Pixabay
Nadie puede pretender una respuesta para ya mismo sobre cualquier tontería. Nadie se ofenderá porque no le diste “like” a la foto que subió o no comentaste nada sobre su tuit. Es que estás sin móvil.
De golpe terminas tu horario de trabajo y tienes mucho más tiempo del que creías. Te echas en el sofá a leer y mimar a tu gato y se siente extrañamente bien. De golpe postergar uno o dos días la compra de ese nuevo dispositivo no suena tan mal.
1. OLVIDARÁS QUE ESTO PASÓ
Como los civiles de ‘Men in Black’, todo esto se borrará de tu mente sin dejar más que la sospecha de lo ocurrido. Volverás a creer en tu celular. Volverá a llevarse más horas de las que se merece, tan pronto como termines de instalar Twitter e Instagram.
Recuerda, al menos, que las pantallas emiten luz HEV, y que pueden contribuir, además de a que pierdas la memoria para las cosas cotidianas a envejecer tu piel. Lee ese y otros consejos para evitar el envejecimiento prematuro aquí, en AmoMama.
Y tú, ¿qué has aprendido ante una situación similar?