Médico que atendió a Lady Di tras el fatal accidente cuenta por primera vez cómo fue esa noche
El doctor MonSef Dahman fue el cirujano que intentó salvar a la princesa Diana de Gales tras el accidente que se cobró su vida. Recuerda vívidamente el evento.
Actualmente, el doctor Dahman, de 56 años, trabaja en Antibes, una ciudad de la Riviera Francesa. Pero el fatídico 31 de agosto de 1997 era un joven cirujano que se encontraba trabajando en París, en el hospital Pitié-Salpêtrière.
Princesa Diana en París, noviembre de 1988. | Foto: Getty Images
"Pensar que has perdido a una persona importante, por quien te preocupabas personalmente, te marca para toda la vida", aseveró.
A través de los años, el cirujano siempre se rehusó a hablar con la prensa. Pero quiso alzar su voz, sin recibir nada más a cambio, para desmentir teorías que afirman que a Lady Di la dejaron morir.
"No me dijeron que era Lady Diana, solo que había habido un terrible accidente que involucraba a una joven", recuerda. Eran las 2.06 a.m.
Quiso relatar los esfuerzos desesperados que hizo todo el personal médico por salvarle la vida. Detalló el severo estado en que Diana se encontraba, y muchos de los procedimientos que recibió, entre ellos transfusiones de emergencia y reanimación cardíaca.
Para las 2.30 a.m., la situación era crítica. Entonces llegó el profesor Alain Pavie, el mejor cirujano cardíaco de Francia en ese momento: no se hallaba de guardia, y debieron buscarlo en su casa y despertarlo para llevarlo al hospital. Era la última esperanza.
Princesa Diana en Gloucestershire, 1986. | Foto: Getty Images
Fue Pavie quien descubrió, en la mesa de operaciones, la lesión más severa en el cuerpo de Diana. Y quien intentó subsanarla y reanimar a la princesa. Pero su corazón se había detenido y no parecía querer volver a latir.
"No conseguimos hacer que su corazón latiera otra vez", lamenta. Siguieron intentándolo durante una hora completa, pero no hubo nada humanamente posible para hacer. Y el milagro no ocurrió.
"Lo único que importa es que hicimos todo lo posible por esta joven", dice. "No pudimos salvarla. Y eso nos afectó mucho".
También recuerda con disgusto lo que ocurrió luego: las muchas maneras en que la prensa intentó infiltrarse en el hospital para contactar a quienes habían tratado a Diana. Cuenta con disgusto que alguien incluso quiso comprar sus zapatos, que quedaron sucios tras la intervención.
Hoy por hoy, trata de no pensar demasiado en aquella noche terrible. Pero el recuerdo de aquella noche en que todos los esfuerzos fueron en vano todavía lo atormenta y lo entristece.